Periodistas

12 febrero 2006

BUENAS NOCHES Y BUENA SUERTE

El verdadero Edward R. Murrow

En el programa semanal de reportajes «See it now», Edward R. Murrow y sus colaboradores fijaron el canon de cómo hacer Periodismo en la primitiva televisión.
ABC, 12-02-06
Pedro Rodriguez

Para ser una profesión pendiente de explicar lo que pasa y, si es posible, lo que va a pasar, el Periodismo suele acarrear una llamativa carga de nostalgia. La celebrada película «Buenas noches y buena suerte» -con sus seis nominaciones para los Oscar por el meritorio relato de George Cloney sobre el legendario Edward R. Murrow durante la histeria anticomunista de los años cincuenta en EE.UU.- está sirviendo como munición para esa querencia a ensalzar tiempos pasados con más «periodistas» que «comunicadores».

La saga del fumador, elocuente y complicado Murrow comienza cuando en 1937, es enviado por la cadena CBS a Europa para organizar una red de corresponsales ante el cataclismo bélico que se avecina. Sus magistrales y pioneras emisiones trasatlánticas sirvieron para explicar a los estadounidenses la solitaria y precaria resistencia de Gran Bretaña ante la imparable ofensiva de los nazis. Guerra que terminaría de contar, siempre en primera fila, hasta la caída de Berlín.

A su vuelta a casa, durante la infancia de la televisión, el periodista saltaría a ese nuevo medio con ayuda de su productor, Fred Friendly (el personaje interpretado por Clooney en la película que lleva por título la frase que se convertiría en despedida habitual de Murrow). Como ha explicado uno de los periodistas de su equipo, «ninguno de los dos sabía absolutamente nada sobre cinematografía o televisión, lo único que tenían claro es contar historias, historias importantes».

El resultado de este empeño fue el programa semanal de reportajes «See it now», en el que Edward R. Murrow y sus colaboradores fijaron el canon de cómo hacer Periodismo en la primitiva televisión. Con un énfasis en gente no famosa y cuestiones relevantes, el equipo de Murrow centró su atención en 1953 en el caso del teniente Milo Radulovich, reservista cesado de la Fuerza Aérea por las supuestas simpatías comunistas de su familia. Espacio, que pese a la reluctancia de la CBS, consiguió en el plazo de un mes la readmisión del cesado oficial.

Precipitó el final de McCarthy

El inevitable siguiente pulso de Murrow fue con el senador Joseph McCarthy, el furibundo anticomunista empeñado desde su comité investigador en extirpar la infiltración comunista en todos los rincones de Estados Unidos. El 9 de marzo de 1954, Murrow dedicó su programa -en su mayor parte realizado a partir de declaraciones e imágenes del propio McCarthy- a presentar el fanatismo demagógico de este republicano de Wisconsin. El programa de Murrow y la retrasmisión ese año de las pesquisas parlamentarias para erradicar comunistas en el Pentágono, precipitaron el final del «mccartismo».

Las continuas tensiones con los responsables de la CBS, y su propietario William Paley, explican la eventual salida de Murrow y su desembarco en 1961 por nombramiento del presidente Kennedy para dirigir la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA). Etapa cercenada por un cáncer de pulmón que le costaría la vida en 1965, a los 57 años, pero no su emblemática fama de valentía, integridad, responsabilidad y maestría periodística. En definitiva, tan bueno como su mito