Robert Fisk
El Periódico
24-01-06
ENTREVISTA // ROBERT FISK, PERIODISTA
«No dejemos que escriban la historia de nuestras vidas»
• El corresponsal estrella pide a Occidente justicia y no estrategia para Oriente Próximo
NÚRIA NAVARRO
Kent (Inglaterra), 1946
Reside en Beirut
Autor de ‘La gran guerra por la civilización’ (Destino)
Bin Laden recomendó a la Casa Blanca la lectura de los artículos de Robert Fisk en The Independent porque su voz era neutral. El periodista, que le ha entrevistado tres veces, inicia con el líder de Al Qaeda La gran guerra por la civilización, una monumental historia de Oriente Próximo que tiene tintes de memoria apasionada.
–Bin Laden ha lanzado una amenaza en plena promoción de su libro…
–¡Es una coincidencia! Aunque es algo que ya me había pasado. Durante una conferencia en EEUU en la que iba a hablar de él, se emitió una cinta y tuve que improvisar otro texto.
–Usted le conoce bien. ¿Cómo interpreta su oferta de tregua?
–Es parte del juego. Bin Laden sabía que la oferta de tregua sería rechazada. Pero cuando se produzca un ataque –y sospecho que algo pasará–, podrá decir que ofreció una tregua.
–¿Algo pasará? En la lista de candidatos figura España.
–¡Oh, no creo que esa gente, sentada en su sótano, en Afganistán, Pakistán o Arabia Saudí, estudie qué país pone o deja de poner! Los que siempre estarán en su lista son EEUU, Gran Bretaña y Australia. A mí, lo que me ha sorprendido es que Chirac diga que responderá a un ataque con armas nucleares. ¡Es ridículo! ¿Contra quién las lanzará?
–Quizá le president vaya de farol…
–Mire, el 11-S permitió a la Administración de Bush la creación de un entorno de miedo. Y nuestros líderes se apuntaron a abusar de la palabra «terror», a creer tener el derecho de decir que el mundo ha cambiado para siempre. Se empezó a hablar de tortura… Y yo digo: «No permitiré que cambien mi mundo». Los derechos humanos deben seguir importando tanto como antes del 11-S.
–¿Todo por el petróleo?
–Por el petróleo y por la necesidad de proyectar una fuerza militar. El plan de Norteamérica para el siglo XXI es garantizar sus recursos, de modo que siga siendo una potencia sin oponente. Y para eso hay que convencer a la población de que se está en peligro. Es así como se establece un estado de obediencia. Pero si permitimos la guerra contra el terrorismo, les damos poder para torturar en Guantánamo, por ejemplo.
–Lo dice usted en plural, y la partida la juegan unos pocos.
–¡No debemos dejar que gobiernos, militares y periodistas escriban la historia de nuestras vidas! Ahora el mejor ejemplo es Irán. Quieren hacernos temblar diciendo que tiene armas nucleares. Y no las tiene.
–Eso ocurrió con Irak y mire…
–Pues tenemos que levantar el dedo y decir: «Alto, ¿y Pakistán? ¿y Corea del Norte?». Cuando Collin Powell lanzó aquel discurso sobre las armas de destrucción masiva en Irak, yo estaba en Naciones Unidas. Llamé a mi diario y les dije que todo aquello era basura. ¡Si en Irak no funcionaban ni los trenes!». Pues, mientras yo escribía eso, The New York Times titulaba: «Collin Powell advierte de las armas de destrucción en Irak».
–De ahí su prestigio, señor Fisk.
–No soy un corresponsal único en el mundo. Sólo creo que el periodismo debería de ser una vocación, no una forma de pagar la hipoteca. Pero, cuando veo a la gente feliz, con hijos, me pregunto si he hecho lo que debía en estos 30 años. El precio ha sido alto y no creo haber cambiado las cosas.
–¡Su información sobre la masacre de Qana, en Líbano, sí las cambió!
–Quizá… En 1996, la artillería israelí asesinó a un centenar de refugiados libaneses en un campamento de la ONU. La mitad eran niños. Un soldado de la ONU lo grabó y me dejó copiar la cinta. Publiqué en primera página que Israel mentía al negarlo. Y Shimon Peres, que se presentaba a la reelección, acabó perdiendo.
–Lo ve… ¿El conflicto palestino-israelí tiene una salida?
–La base para la creación de paz en Oriente Próximo pasa por el cumplimiento de la resolución 242 del Consejo de Seguridad, que obliga a la retirada de las tropas de territorios ocupados en la guerra de 1973. Pero, si Hamás logra más poder en estas elecciones, la situación será más compleja. No sé. Quizá sea tarde…
–De los errores de percepción occidental, ¿cuál es el más nefasto?
–Llegar con los tanques y helicópteros, y anunciar que vamos a liberarlos. ¡Las mujeres en Afganistán siguen llevando burka y la anarquía gobierna hoy Irak! Lo que los musulmanes quieren es liberarse de nosotros. Hemos creado a muchos de sus dictadores y esperamos que sean clientes nuestros, pero los tratamos como a niños. ¡No nos importan! ¡No nos importa la gente! Lo que importa es la tierra y los recursos.
–Intuyo que su pronóstico para este siglo es negro.
–Nunca la situación fue tan peligrosa como ahora, y no sólo para la región. Para el mundo. No destruiremos Al Qaeda con tanques. Hay que llevar justicia a Oriente Próximo.
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La Vanguardia
19-01-06
«Si EE.UU. y Pakistán tienen el arma atómica, ¿por qué Irán no?»
BIN LADEN
«Después del 11-S, quiso entrar en contacto conmigo para hacerle una nueva entrevista»
ARIEL SHARON
«El problema de Oriente Próximo es la injusticia y da igual la persona»
Corresponsal del diario británico The Independent en Oriente Próximo, Robert Fisk es uno de los más veteranos y conocidos reporteros de guerra. Lleva más de tres décadas escribiendo sobre los diferentes conflictos ocurridos en esa parte del mundo y ha entrevistado a Ossama Bin Laden en tres ocasiones antes de los atentados del 11-S. Colaborador de La Vanguardia, publica el libro La gran guerra por la civilización, la conquista de Oriente Próximo, en el que relata sus experiencias de los últimos 30 años.
– ¿Cómo ve usted la situación con Irán? ¿Se parece a lo ocurrido en Iraq?
– Estoy sorprendido de que la gente se crea lo que dicen los políticos después de lo que se afirmó sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Iraq. El problema añadido es que los iraníes no han hecho nada malo. Yo me pregunto por qué se permite tener armas de destrucción masiva a Estados Unidos, a India, a Pakistán o Corea del Norte, pero no puede tenerlas Irán.
– ¿Habrá guerra?
– Yo no lo creo. Bastantes problemas tenemos en Iraq. Hemos metido la pata, así que por ahora es suficiente.
– ¿Cuáles son las perspectivas en Iraq cuando se vayan los soldados norteamericanos?
– Sería interesante saber cuándo se irán. Sin duda lo harán tarde o temprano. La situación está empeorando y el ejército iraquí está totalmente infiltrado por la insurgencia. No hay futuro para los americanos allí. El proyecto norteamericano está siendo un desastre.
– ¿Cree que los estadounidenses podrán irse y cuidar al mismo tiempo del petróleo?
– No creo que puedan seguir controlando los recursos naturales. Se tendrán que ir del todo. Estar en Iraq tiene un precio político, un precio que sigue aumentando. En mi última estancia en Estados Unidos para promocionar mi libro pude detectar ese incremento de la presión sobre el presidente. Hasta el alcalde de San Francisco me alabó por decir que los norteamericanos se tenían que marchar de Iraq.
– La situación en la que se encuentra el primer ministro israelí no ayuda mucho a prever tiempos de paz en Oriente Próximo.
– Cuando Arafat murió se generalizó la idea de que era bueno para la paz. Ahora se dice que cuando muera Sharon habrá más dificultades. Pero la realidad es que la muerte de los dirigentes nunca ha influido en Oriente Próximo. El problema es la injusticia y da igual la persona. Sharon es un hombre que ha creado docenas de asentamientos y protagonizado algunas matanzas de palestinos. Lo único que hizo fue retirar a 8.000 colonos de Gaza cuando hay muchos más en Cisjordania que no se mueven.
– En relación con las elecciones en Palestina, se está viendo con cierta perplejidad que sea Hamas el que se perfile como ganador.
– Es una de las consecuencias de las elecciones, que no siempre terminan con los dirigentes más apropiados. Pero si alguien gana, quiere decir que lo ha escogido el pueblo. Estoy harto de escuchar a gente pedir democracia en Palestina y ahora se echan las manos a la cabeza porque pueden ganar los que a ellos no les gustan. Que gane Hamas es una consecuencia de la corrupción con que han actuado hasta ahora los líderes palestinos.
– En el libro narra las tres entrevistas que hizo a Bin Laden.
– Es algo que tendré que soportar el resto de mi vida.
– En las tres ocasiones le hizo esperar un mes. ¿Lo volvería a hacer ahora?
– Dependería de las condiciones, pero creo que él no está en una situación propicia para ver a nadie. Sería una entrevista muy difícil de hacer, pero creo que la haría. Bin Laden es una figura histórica muy importante. Sí puedo decirle que yo no he hecho nada para verlo. Después del 11-S, él quiso entrar en contacto conmigo y yo no pude concretarlo, pero sabía que él quería otra entrevista.
– No hace usted mención en su libro a los atentados del 11-M en Madrid.
– No, pero tampoco de otros muchos como Bali. Sí lo hago del 11-S en relación con las conexiones que tiene con Oriente Próximo. Pero creo que lo sucedido en España está directamente relacionado con la presencia de sus militares en Iraq. No ha vuelto a pasar nada desde que las tropas se retiraron. Claro que Al Qaeda sigue en España. Es una mentalidad. No hace falta tener un carnet.
– ¿Cree usted que seguirá habiendo atentados en los países europeos?
– Hubo una época después de la Segunda Guerra Mundial que los occidentales solíamos llevarnos las guerras a países lejanos como Vietnam o Kenia. Pensábamos que nunca nos tocarían de cerca. El 11-S fue un choque. Tenemos que ser conscientes de que esas guerras gratuitas de exportación ahora se están produciendo aquí, en Europa. Ya no tiene sentido leer las guerras en los periódicos. Lo que está sucediendo en Iraq nos está afectando aquí. No podemos seguir invadiendo pueblos gratuitamente.
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Periodista Digital / Europa Press
7-XII-05
Presenciar 30 años de muerte y dolor en Oriente Medio
Después de casi treinta años en Oriente Medio, Robert Fisk, corresponsal del diario británico The Independent en la zona, es una de las voces más autorizadas para condensar en un libro tres décadas de agitación y conflictos en países como Irák, Afganistán, Irán Palestina o Israel. La gran guerra por la civilización. La conquista de Oriente Medio llegará en enero a las librerías de la mano de la editorial Destino.
En la obra hay hueco para una rigurosa documentación histórica, para la memoria personal sobre el oficio del corresponsal de guerra y para la reflexión en busca de las claves que intenten arrojar luz sobre la situación de una de las zonas más convulsas del planeta.
Además de haber sido testigo de acontecimientos históricos como las invasiones israelíes en Líbano, la revolución iraní o las más cercanas guerras de Afganistán e Irak, cuenta en su hoja de servicios con tres entrevistas a Ossama Bin Laden.
Su trayectoria profesional se ha visto reconocida con numerosos galardones, entre los que destacan sus siete nombramientos como Periodista Internacional Británico del Año.