Encuentro Digital en El Mundo
1. ¿Por qué existe una emigración por aburrimiento desde Australia?
Es muy interesante esta pregunta. Australia es un país tan inmenso, tan volcado a la naturaleza y al deporte, tan obsesionado con el hedonismo, que olvida otros valores. De modo que intelectuales y artistas les alcanza eso que el Nobel de Literatura White llamaba «el vacío australiano». Por eso buscan en Londres, París o Nueva York una vitalidad que no encuentran en su país. Eso cambió en 1972 y hoy la fuga de cerebros es menor.
2. ¿De qué guerra detesta haber informado?
No he encontrado, en mi largo recorrido como corresponsal, ninguna guerra buena. Se dice que las guerras dan lo mejor y lo peor del hombre, pero con mayores dosis de esto último. Hay guerras por religión, por espacio vital, por ambiciones, por conquista, por desprecio del vecino, guerras que hoy todavía siguen en el tercer mundo, pero el fin es el mismo: la destrucción del enemigo, del adversario, del otro. Pero no sólo hay guerras con armas sino también con odios, con palabras y con desigualdades.
3. ¿Qué es lo más importante en el periodismo?
La verdad y, si no es posible acercarse a ella, por lo menos jugar limpio con el lector o el que te sigue en cualquier otro medio de comunicación. Se dice que los hechos son sagrados y las opiniones libres, pero hoy se parecen que se confunden. La misión del corresponsal no es la de ser protagonista sino testigo, narrador, intermediario.
4. ¿Cómo se vive en Australia?
Como en muchos sitios, uno muy bien y otros no tan bien. El sueño australiano se detiene a las puertas de las reservas de los aborígenes y de los barrios donde viven marginados. Los exterminaron a tiros con enfermedades importadas, los compararon con los animales que habitaban el desierto australiano. Esos viven mal en su mayoría, el gobierno conservador no entona el mea culpa. Secuestraron a sus hijos para europeizarlos, en fin, han entregado unos metros de la retransmisión de la ceremonia inaugural de los Juegos a un atleta aborigen Kathy Freeman como una especie de compensación. Pero el deporte no vale para todo. El límite de suicidios de jóvenes es uno de los más altos del mundo, por ejemplo. Aunque la vida es suave, en general, y todavía se vende como tierra prometida.
5. ¿Cómo describiría la personalidad del típico australiano?
En el Norte, donde hay granjas tan grandes como Holanda, es el hombre fanfarrón, tiernamente brusco, realista, gran bebedor de cerveza, jugador y apostador, machista, patoso, maleducado a veces, un poco en la línea de Cocodrilo Dundee, película de Paul Hogan. El hombre imita a la naturaleza, a los grandes espacios, tiene que aprender a vivir en soledad, sueña con unas mujeres que no hay…
El australiano de las grandes ciudades en las que vive, incluido Sydney el 80 o 90 por ciento de la población es también hedonista, tolerante, con tendencia a mirarse al ombligo, un poco perdonavidas, pero cosmopolita y volcado al mar, a la playa, predica el igualitarismo, lo que ellos llaman el «mateship», la camaradería. Se siente feliz y cree que vive, y a lo mejor tiene razón, en el mejor de los mundos posibles.
6. ¿Qué han aprendido los australianos de origen anglosajón de los nativos?
Nada, o muy poco. Ahora empiezan a pensar en ellos y en los pecados que cometieron con los nativos, en la destrucción y el desprecio de una cultura. Pero bien que venden sus cuadros «naif» a buen precio.
7. ¿Donde se iría a vivir después de hacerlo en Brihuega?
Uno busca en un lugar el reflejo de los mejores paisajes que ha conocido. No se puede estar en todos los sitios, de modo que hay que elegir. Brihuega es una especie de microcosmos de lo mejor que he conocido no sólo por el paisaje sino por el paisanaje.
8. ¿Es la profesión de corresponsal de guerra coto restringido para los hombres?
No, cada vez hay más mujeres que aportan no sólo la valentía sino también la creatividad, la imaginación, la emoción, la gracia, el instinto y la desconfianza. Porque ellas saben, quizá mejor que nosotros, que en las guerras la primera baja es la verdad. Tienen un sexto sentido para adivinar donde está el peligro y la mentira.
9. ¿No ve ahora el mundo más pequeño?
No, no lo creo, aunque la tecnología lo ha reducido de tamaño. Llegas a un lugar remoto de la selva y te encuentras a las tribus viendo Falcon Crest. Se ha perdido la capacidad de sorpresa pero no hay que tirar la toalla por ello: hay que buscar siempre el camino de lo mágico ya que el hombre está formado de cuerpo, alma y pasaporte.
10. ¿Qué es lo que necesito para ser un viajero como usted?
Curiosidad, sobre todo curiosidad. El resto es anécdota y detalle. Procura no llegar con dos horas de anticipación al aeropuerto, porque dicen que es el primer síntoma de vejez.
11. ¿Verdad que el whisky sabe mucho mejor cuando es bebido en las antipodas?
Depende de la imaginación, el whisky para que sepa bien no es necesario tomarlo en este o en otro lugar. Hay que tener sed y eso basta.
12. ¿A qué debe aspirar un buen periodista? Lo digo porque soy recién licenciado y para muchos compañeros la máxima aspiración es entrevistar a famosos y cosas así…
No hay que despreciar ningún género. Hay quienes elevan al altar a los corresponsales de guerra. No os lo creáis. Se puede trabajar con la misma vocación, ilusión y alegría en cualquier otra sección. Una vez más la curiosidad es básica. No me gusta dar consejos pero a mí me fue bien empezando desde abajo, desde talleres.
13. ¿De qué libros le gustaría ser el protagonista?
No aspiro a nada en esa dirección. Bastante tengo con haber sido protagonista, aunque sea en la sombra, de los 30 o 40 libros que he escrito.
14. Cual es tu libro preferido
Hay algunos libros que leo todos los años. Por citar algunos, Las cartas de Rusia de Custine, El viaje a la Alcarria de Cela, El gatopardo de Lampedusa, La Ilíada y algunos otros, como parte del Quijote.
15. ¿Cual es el reportero de guerra por el cual sientes más admiración?
Una mujer. Martha Gellhorn, que fue la tercera esposa de Hemingway y mucho mejor que él como corresponsal, lo que Ernesto no le perdonó nunca. Estuvo con él en la Guerra Civil española y mientras Hemingway contaba batallas que sólo existían en su imaginación, Martha se ocupó de los que sufrían, del destino de las víctimas. Otro gran corresponsal, murió en la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, fue Ernie Byle. Y en España los ha habido y los hay muy buenos.
16. ¿Piensas que el turismo puede llegar a destruir un país?
Lo puede dejar hecho unos zorros, como hemos visto en tantos lugares. Se está haciendo un examen de conciencia sobre los destrozos del turismo, y eso está bien. Pero ¿cómo demonizar a los turistas? Hacen muchos años en una pared de la estación de Milán, vi una pintada que decía: «Todos somos turistas». Nos gustaría ser más viajeros que turistas, pero quizá no es posible.
17. ¿Qué libros recomendarías a un niño?
Podría recomendarle muchos libros, pero sin insistir demasiado. Al niño no se le puede obligar a leer. Lo mejor sería que él eligiera según su intuición.
18. ¿Puede un periodista dejar a un lado sus prejuicios cuando informa acerca de algo que entra en conflicto con sus ideas?
Gran pregunta. Es el tuétano de nuestro oficio. Hay que tratar de olvidar los prejuicios, aunque un famoso científico afirmó que es más fácil desintegrar el átomo que un prejuicio. Hay una regla de oro: no puedes, no debes engañar al lector.
19. ¿Quien juega mejor al mus? ¿Mingote o usted?
Mingote dice que su mujer es la que juega bien. Yo no estoy casado pero puedo decir que Olivia juega mejor que yo. Como muchas otras cosas, el mus es una pasión inútil. Cuando crees que eres el número uno te arrean una derrota que es toda una lección de humildad. No se puede ganar siempre.
20. ¿Cual es el parecido entre el hombre Australiano y el Español?
En la valentía, algún punto común de crueldad, de fantasía y realismo, de machismo y de ganas de vivir.
21. ¿cuál es la principal originalidad que aporta Australia al mundo?
Su distancia, que ahora ya no es tanta, la dulzura de vivir, la recuperación de la naturaleza y la vida al aire libre, el igualitarismo, etcétera.
22. Curiosidad, coraje o paciencia ¿cuál de estas tres virtudes debería prevalecer en un buen periodista?
Las tres son válidas y necesarias. Decía el ya citado Hemingway que un corresponsal de guerra debía conservar el coraje, que es la gracia bajo presión.
23. ¿Crees que viajar abre la mente de las personas?
Con frecuencia, achata la mente porque hay viajeros que no son capaces de desconectar. Se miran al ombligo sin saber o querer saber que otras culturas contribuyen a ensanchar nuestro horizonte vital. Hay que viajar con humildad, con curiosidad y con sentido del humor.
24. ¿qué opinión le merecen los nacionalismos?
Todos los nacionalismos se parecen. Si el nacionalismo es templado, moderado, de amor a la tierra y de exaltación lúdido de su entorno, puede valer. Pero si se transforma en instrumento de combate, en arma arrojadiza contra otro, puede convertirse en tragedia.
25. Dijo usted una vez que el corresponsal de guerra típico era «depresivo, divorciado y dipsómano». ¿Vale la pena empeñar la vida en llegar a esa meta?
Eso era antes, en mi época bohemia y romántica. Hoy los nuevos periodistas pertenecen a la generación Vichy, o Solares, que solo sabe a agua.
26. ¿Son los aborígenes la vergüenza de Australia?
Sí, lo son, lo malo es que algunos blancos no están dispuestos a reconocerlo.
27. Cree Vd. que los australianos, tienen simpatia por los europeos en general e ingleses en particular
Por los ingleses ya queda muy poca simpatía, aunque Isabel sigue siendo la reina de Australia. El inimgrante recién llegado, ahora lo es el asiático, está mal considerado. Primero fueron angloceltas, después europeos y ahora llegan en mayor medida los asiáticos. Australia es la mezcla de todo eso.
28. Cuantos dias ha necesitado estar en Australia para poder escribir el libro ?
En total, lo recorrí en quince días y volví desde Vietnam, donde era corresponsal, media docena de veces. Pero he leído mucho sobre Australia, y he hablado largamente con los australianos.
29. Tiene pensado escribir algún libro sobre sudamérica
Sobre Sudamérica he escrito un libro que se titula «El precio del paraíso» (Espasa) sobre un anarquista español refugiado en el Amazonas boliviano tras haber perdido todas las guerras y haber pasado por un campo de exterminio nazi. Ahora estoy con un asunto de Rusia y con una gran batalla que tuvo lugar en Asia en 1954.
Gracias por vuestra curiosidad y vuestro ingenio, y hasta siempre, queridos amigos. Ya sabéis dónde me tenéis. Un abrazo.