Tormenta en ‘Der Spiegel’
Los conflictos en Der Spiegel rebasan los límites del mundo de la prensa en Alemania. Su fundador y editor desde su aparición en 1947, Rudolf Augstein, dejó al morir en noviembre de 2002 la propiedad dividida entre tres grupos: un 24% de sus hijos, un 25,5% de Gruner + Jahr del poderoso gigante editorial Bertelsmann y un 50,5% de la sociedad comanditaria de los redactores que cada año entran al reparto de los pingües beneficios proporcionados por los más de un millón de ejemplares vendidos semana tras semana durante décadas.
Nadie ocupó el puesto de editor que dejó vacante la muerte de Augstein. Desde 1994 desempeña la dirección Aust, pero su liderazgo se encuentra casi desde el primer momento en tela de juicio. Franziska, la hija de Augstein, ya dijo en el funeral de su padre: «Los conejos se han subido encima del león e intentan tirarle de la melena».
El pasado día 10 Franziska, que trabaja en el Süddeutsche Zeitung, arremetió en un coloquio en Berlín contra Der Spiegel, cuya línea política y periodística se discute y no está clara desde hace algún tiempo. Sostiene Franziska que el periódico ha perdido su carácter de medio de referencia, y que bajo su actual director se ha convertido en «una de tantas publicaciones chismosas». «El pez huele mal de la cabeza para abajo», dijo también la heredera.
El ataque de la hija de Augstein coincide con un cambio en la orientación de Der Spiegel, que durante la pasada campaña electoral criticó con dureza al Gobierno de coalición entre los socialdemócratas (SPD) y Los Verdes. Además, varios redactores de primera fila han abandonado en los últimos años el semanario por no compartir la línea informativa impuesta por Aust.
Los partidarios de la teoría de la conspiración creen ver en el cambio de Der Spiegel un intento de Aust de tomar posiciones para pasar a dirigir la televisión del derechista grupo Springer, que edita entre otros productos el popular y amarillista Bild Zeitung. En ese trabajo Aust percibiría unos honorarios muy superiores a los 600.000 euros anuales que cobra por su trabajo como director en Der Spiegel.
El ataque de la hija del fundador desencadenó una respuesta inmediata. Un portavoz de Gruner + Jahr aseguró: «Aust disfruta de nuestra absoluta confianza». Los iniciados consideran que a Bertelsmann no le preocupa gran cosa lo que ocurra en Der Spiegel mientras los beneficios fluyan como hasta ahora.
Por su parte, 28 periodistas con cargos de jefes de sección escribieron una carta abierta a Franziska, a la que acusan de no entender nada del trabajo en un semanario y actuar por despecho «contra los que durante décadas han hecho de Der Spiegel lo que es, y han proporcionado beneficios millonarios a los propietarios». Los redactores ponen en duda que la heredera actúe con responsabilidad al manifestar su crítica.
El director Aust aprovechó el ataque para cerrar filas con la redacción y afirmó: «Lo ocurrido nos daña a todos». Sostiene Aust que no hay ni habrá «comisarios políticos» en Der Spiegel y bajo ningún concepto se trasladará la responsabilidad de los contenidos periodísticos a un gremio fuera de la redacción. «Quien intente al margen de la redacción o a su lado o por encima conseguir un poder periodístico o de control se encontrará con mi furiosa resistencia. Sobre la línea política se decide en la redacción de forma libre e independiente y también controvertida», advirtió Aust a la heredera del fundador.
Todo esto no impide que, como destaca uno de los periodistas que han abandonado el semanario, su prestigio se encuentre de capa caída. Hans Leyendecker, antes en Der Spiegel y ahora en Süddeutsche Zeitung, cita en un comentario sobre el conflicto una reciente encuesta entre 1.536 periodistas. Sólo un 33,8% consideran a Der Spiegel como el medio de referencia. En 1993 lo era para dos tercios de los encuestados.
El irreverente e iconoclasta diario izquierdista de Berlín Die Tageszeitung analiza la crisis y no deja títere con cabeza: Gruner + Jahr quiere «ante todo tranquilidad, buenos réditos y nada de mala prensa»; Aust «representa a la perfección el papel del inocente y desvía a la redacción las críticas contra su estilo de dirección»; «la redacción tan esquizofrénica como siempre: por una parte quisiera más pluralismo de opiniones, pero por otra son demasiado cobardes para enfrentarse al director», afirma el diario berlinés.