Periodismo

30 octubre 2005

MEDIOS / Antonio Franco llama a la deserción de los anunciantes de Losantos

El Periódico de Cataluña carga a muerte contra la Cadena COPE

Cuatro días después de que José Montilla, ministro de Industria, Turismo y Comercio en el Gobierno Zapatero afirmara que la COPE "incita al odio" y subrayara que "no encontraremos en Europa niguna cadena que haga el papel que hace aquí esa cadena", El Periódico de Catalunya dedica portada, cuatro páginas y un editorial contra la emisora donde trabajan Federico Jiménez Losantos, César Vidal y Cristina López Schlichting, pidiendo que sea asfixiada económicamente.
29-10-05

Sosteniendo la tesis del tripartito y en un reportaje firmado por Jordi Casabella y Marc Andreu que lleva por título «Los obispos catalanes admiten su impotencia para frenar a la COPE», se asegura que los prelados afirman que la campaña anticatalana de la emisora causa «un gran descrédito eclesial» y se lamenta que el ejecutivo del episcopado español renovara en mayo por unanimidad el contrato de Losantos:

Los obispos catalanes no son «nada optimistas» acerca de la posibilidad de que la COPE, emisora radiofónica propiedad de la Conferencia Episcopal Española (CEE), rectifique y abandone la campaña de mentiras y descalificaciones ofensivas hacia los dirigentes políticos, económicos y sociales de Catalunya puesta en marcha con motivo de la reforma del Estatut. Los prelados admiten en privado que esta situación contraviene abiertamente los principios evangélicos y «produce un descrédito eclesial muy grande». «No tenemos nada que hacer», confiesa uno de ellos.
La pesadumbre por la situación, en la que coinciden los 11 obispos catalanes en activo, es compartida por el episcopado vasco y no más de una decena de obispos del resto de España pertenecientes a la exigua ala progresista, lo que les sitúa en minoría entre los más de 70 prelados presentes en la CEE.

Mayor importancia que este artículo, porque refleja la opinión personal de Antonio Franco, director de El Periódico y uno de los máximos defensores mediáticos que ha tenido desde sus inicios el Gobierno Tripartito dirigido por Pasquall Margall, es el editorial titulado «La COPE, esa inquisición»:

Quienes no vivieron el encono dialéctico que precedió a la guerra civil tienen ahora, a través de la COPE, la oportunidad de escuchar en vivo y en directo el tono de unas soflamas parecidas a las de aquella época. Se debe creer que la COPE no busca un conflicto así, pero desgraciadamente lo parece.
¿Qué hace la COPE? Con frecuencia, insulta y descalifica groseramente a quienes no piensan como ella; le falta al respeto hasta a Rajoy cuando el locutor considera que afloja. Con frecuencia, manipula la verdad; sin ir mas lejos, esta misma semana ha relacionado a Montilla con los crímenes del GAL. Con frecuencia, azuza los peores instintos; sus jocosidades sobre el boicot anticatalán son intolerables. No ejerce la libertad de expresión: escupe.
La Iglesia católica está detrás de la COPE. Deja hacer esas cosas y es culpable. Merece un desprecio activo. En este tema refleja las contradicciones que van vaciando los templos y estimula a que la gente se acuerde de la COPE al rellenar la declaración de la renta. Porque desde esta emisora, los obispos ejercen una versión moderna de aquella inquisición que nosotros nunca consideraremos santa, y aplican tormento, ahora mediático, a los presuntos herejes.

La tesis que defiendo El Periódico, que incluye en su despliegue de este domingo perfiles subversivos de algunos de los directores de programa de esta casa, de Federico Jiménez Losantos, César Vidal y de Ignacio Villa en los que combina ataques profesionales y personales, es que asegura que la COPE atenta contra Cataluña y contra la izquierda.

El diario que dirige Antonio Franco -ademas de incluir lo que titula como «Barbaridades radiofónicas»- hace un llamamiento a la deserción a los anunciantes y a los patrocinadores de la COPE.

La contrariedad se focaliza en el programa estrella de la COPE, La mañana, que dirige y conduce Federico Jiménez Losantos, y el nocturno La linterna, que presenta César Vidal, amigo de Losantos. Las producciones del Grupo Risa, que no tiene reparos en burlarse de los inmigrantes subsaharianos que se juegan la vida tratando de entrar en España por Ceuta y Melilla, y la beligerancia de la que hace gala en sus intervenciones el contertulio y jefe de informativos de la cadena, Ignacio Villa, han suscitado igualmente protestas.
La Conferencia Episcopal Tarraconense, en la que se agrupa la jerarquía de las ocho diócesis catalanas, afirmó tras su última reunión, celebrada a comienzos de octubre, que sus dirigentes se comprometían a «hacer gestiones ante los responsables de la COPE para corregir» una forma de proceder de la que, según decían, habían recibido «muchas quejas». Y apostaban por «favorecer un clima mediático de convivencia y respeto mutuo entre los ciudadanos». Ello llevó ayer al portavoz parlamentario del PSOE en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, a decir que no sólo su partido sino también los obispos catalanes sostienen que algunos programas de la emisora «incitan a la confrontación».
Los prelados consultados no confían, sin embargo, en que las gestiones vayan a dar fruto y alertan del desgaste que sufre su imagen. «Aparecemos como gente incapaz de frenar a un señor Jiménez Losantos que ni siquiera es católico, sino que dice que es agnóstico», explican. «Somos como la minoría canaria en el Congreso», exclama con resignación uno de los indignados. En su descargo, los dirigentes de la Iglesia catalana afirman que ninguna de sus diócesis tiene acciones de la COPE.

GESTIONES
En cualquier caso, las referidas gestiones ha de llevarlas a cabo el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, el único catalán presente en el comité ejecutivo del episcopado español, según sostiene su obispo auxiliar, Joan Carrera, miembro de la Comisión de Medios de Comunicación Social de la CEE.
Sistach ya ha tenido ocasión de comprobar que las protestas contra la línea que sigue la COPE no surten ningún efecto. Y así lo reconoció públicamente en julio, en el foro de Tribuna Barcelona. Al ser preguntado por un empresario sobre si los obispos no podían hacer nada para cambiar el discurso de la emisora, el arzobispo respondió: «Se hace, pero la eficacia de ello ya se ve».
El arzobispo de Barcelona añadió que «se ha de distinguir entre programas», que los conflictivos eran «uno o dos de gran difusión» y que su existencia también ponía de relieve «el pluralismo existente en la sociedad». Y recordó que la CEE era un órgano colegiado donde las decisiones se adoptan por mayoría.

CONTRATO RENOVADO
Sistach ha sido criticado por organizaciones de cristianos de base como Església Plural después de saberse que, en mayo, el ejecutivo del episcopado renovó, por dos años, el contrato a Jiménez Losantos. Lo que causó sorpresa es que la decisión se adoptara por unanimidad, máxime cuando en el comité, en el que tienen voz y voto seis prelados, figuran, además de Sistach, el cardenal Amigo y el presidente del episcopado, Ricardo Blázquez, a los que se encuadra en el ala más abierta del episcopado. El cardenal Rouco y los arzobispos de Toledo y Oviedo, Antonio Cañizares y Carlos Osoro, respectivamente, completan el comité. Sistach se ha disculpado en círculos reducidos explicando que se encontró con «la decisión ya tomada».
Rouco es el principal avalista de Jiménez Losantos, a través del presidente y consejero delegado de la COPE, el sacerdote Bernardo Herráez, que a su vez ocupa el cargo de vicesecretario de asuntos económicos de la CEE. Pero más que el decidido apoyo de Rouco y Cañizares, líderes del sector inmovilista, la unanimidad se fraguó a la vista de otra poderosa razón, como ha apuntado Jiménez Losantos: la buena evolución de la difusión y la publicidad, que han situado a La mañana, con 1,8 millones de oyentes, como el segundo programa más escuchado de la radio española.

La polémica esta focalizada sin duda en Federico Jiménez Losantos y tiene como tema rpoioritario a la COPE, pero implica a casi todos los diarios, grupos de comunicación y partidos políticos.

En la página de comunicación del diario “El Mundo” aparece este domingo un artículo firmado por Luis Oz -psudómino que utiliza el periodista Felipe Sahagún- donde se hace referencia a las palabras pronunciadas por Montilla contra la COPE y se pide su cabeza:

El ministro de Industria y primer secretario del Partido Socialista de Cataluña, José Montilla, ha hecho méritos suficientes para que todos los periodistas, si pusieran la libertad de expresión por delante de sus filias y fobias políticas, salieran a la calle a exigir su destitución inmediata.

Después de bendecir la campaña de desinformación y propaganda más burda de los últimos años para hacer pasar por constitucional el proyecto de estatuto más inconstitucional que podía haber salido de Cataluña, se ha atrevido a acusar de «incitar al odio, a la división y a la confrontación, y de sembrar cizaña» a la Cope, la emisora de radio más crítica de ese proyecto.

«No discuto su derecho de expresión, pero es inadmisible que alguien con competencias en el funcionamiento de los medios de comunicación exprese esos juicios, pues ponen de relieve que no va a ser un árbitro imparcial a la hora de tomar decisiones que afecten a esa cadena», advirtió el director de este diario, Pedro J. Ramírez, en la Asociación de la Prensa de Madrid. En nombre de la Asociación, su presidente, Fernando González Urbaneja, calificó de «desafortunadas» las palabras de Montilla. «Como regulador de la radio y de la televisión, su trabajo es estar callado».

Federico J. Losantos, director del programa de más audiencia de la Cope, se adelantó a posibles represalias de Montilla. «Como te atrevas a cerrarnos las emisoras en Cataluña, prepárate», dijo el jueves en su programa. «Los ríos de Babilonia, Montillín, van a ser un reguerito. ¿Pero qué te crees: que os podéis cargar España sin que os pase nada?… ¿Cómo es posible que los mismos que dicen que, si no se aprueba el estatuto, es la guerra civil, se atrevan a acusar a los demás de sembrar el odio?».

«Nos podéis cerrar y nos podéis matar, así dormiríamos, pero no nos vais a asustar. Dais asco y pena. Habéis hecho un estatuto que se carga España y ahora queréis que no se note. Un poquito tarde». Una amenaza de bomba cerró, de hecho, durante siete minutos el jueves la programación de la Cope. Comprendo la reacción cautelosa de los responsables de la cadena, pero se precipitaron. Visto que funcionan, posiblemente se multipliquen las amenazas.

Todo indica que Montilla ha recurrido a los insultos contra la Cope y contra el PP como cortina de humo para desviar la atención del bochorno que supone abanderar un estatuto y verlo tildado de infumable por la inmensa mayoría de su propio partido y por los expertos constitucionalistas elegidos por el Gobierno. En vez de reconocer el error, es más fácil ensuciar el agua con la tinta del calamar.

«No encontraremos en Europa ninguna cadena que haga el papel que hace aquí la Cope», dijo Montilla. Tiene razón. Tampoco encontraremos unos medios tan sumisos a los nacionalistas y al PSOE como los que encontramos en España ni un intento tan descabellado de liquidar un sistema constitucional.

El zurriagazo de El Mundo contra Montilla corre en paralelo a las declaraciones del secretario de comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, quien afirma que no se pueden disociar los ataques del ministro Montilla a la emisora con las informaciones que publica el «Periódico de Catalunya».

Elorriaga ha declarado que los medios de comunicación cercanos al tripartito catalán tienen un problema parecido al de Zapatero y al de Montilla, ya que son incapaces de defender con argumentos el Estatuto catalán. Sobre la decisión del consejo audiovisual de Cataluña de investigar a la COPE, dice Elorriaga que estamos ante un caso pintoresco.

El País -como la Cadena SER- también ha entrado a la gresca, subrayando que Josep Maria Carbonell, presidente del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) -organismo dependiente del Parlamento autónomo que, entre otras competencias, vela por el cumplimiento de la legislación en su ámbito-, anunció este viernes que la autoridad que encabeza estudia si la información difundida en los últimos tiempos por la Cope -la cadena radiofónica de la Conferencia Episcopal-, particularmente desde que empezó el trámite del Estatuto, vulnera el artículo 20 de la Constitución, que regula la libertad de expresión:

En el transcurso de una comparecencia en la Cámara catalana, recordó que dicho artículo establece unos límites: la información debe ser veraz y ha de tener en cuenta la protección del honor, la imagen y la dignidad de las personas.

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PERFIL DE JIMÉNEZ LOSANTOS

Domingo, 30 de octubre 2005

El Periódico de Catalunya

Afirma Marc Andreu, en el sumario que precede al perfil de Federico Jiménez Losantos que «El presentador de ‘La mañana’ militó en Bandera Roja y el PSUC antes de alentar el lerrouxismo y, tras sufrir un atentado de Terra Lliure, dedicarse al periodismo incendiario». Por su interés, reproducimos el texto, que incluye afirmaciones muy controvertidas y que la COPE califica en su página web de «subversivo».

El 21 de mayo de 1981, la organización terrorista Terra Lliure secuestró y disparó en una pierna a Federico Jiménez Losantos (Orihuela del Tremedal, Teruel, 1951) por haber firmado el llamado Manifiesto de los 2.300, que defendía los derechos lingüísticos de los castellanohablantes, supuestamente discriminados en Catalunya.
Ese atentado forzó la marcha a Madrid del entonces profesor de Literatura en un instituto de Santa Coloma de Gramenet. A partir de ese momento, se dedicó sólo al periodismo incendiario y, tras pasar por Diario 16, Ya, Abc y Antena 3, en 1992 fichó por la COPE, en la que dirige el magacín La mañana.

Del fascismo al comunismo

Pero, aunque la acelerara, la acción de Terra Lliure no originó la conversión ideológica hacia el liberalismo ultraderechista de este doctor en Filología Hispánica con una tesis sobre los Esperpentos de Valle-Inclán. Aunque estuvo cuatro años en el Frente de Juventudes franquista y no tiene reparo en decir que, de niño, «era muy feliz con el fascismo», Jiménez Losantos llegó a la Universitat de Barcelona con carnet de militante comunista y «habiendo leído a Cortázar, Rulfo, Lezama y Joyce» en libros prestados por José Antonio Labordeta.
En los años 70, en los que hoy, en antena, es capaz de reconocerse «haciendo el imbécil en contra del régimen», Jiménez Losantos pasó por Bandera Roja y el PSUC. Y fundó la revista Diwan, mezcla de marxismo y psicoanálisis. Pero para entonces, 1979, tras viajar a China y ver que su libro Lo que queda de España era rechazado por la editorial izquierdista El Viejo Topo, cayó del caballo.
Recaló en la federación catalana del Partido Socialista de Aragón y en 1979 impulsó su candidatura a las primeras elecciones autonómicas de Catalunya. Fracasó –en enero de 1980 su partido se retiró en apoyo de los andalucistas, que sacaron dos escaños–, pero Jiménez Losantos hizo precampaña lerrouxista en artí- culos como el que, publicado en El País el 23 de noviembre de 1979, empezaba así: «La aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, siendo un triunfo, ha resultado uno de los más estrepitosos fracasos de nuestra ya casi infinita transición democrática».

De Lerroux al aznarismo

Mordaz y demagógico en sus escritos y proclamas de radio, medio en el que debutó de la mano de Antonio Herrero y su hoy enemigo Luis del Olmo, Jiménez Losantos ha reflexionado en ensayos como La última salida de Manuel Azaña (1994). Pero, al lado del presidente de la República y de los directivos del grupo Prisa, su gran obsesión es delinear moral e ideológicamente una alternativa al poder desde su particular liberalismo ultra.
Así, Jiménez Losantos participó con libros como Contra el felipismo en la campaña que aupó en 1996 al PP de José María Aznar. Y, con El adiós de Aznar, glosó a quien «pasará a la historia como uno de los mejores gobernantes» de España. Hoy, sus dianas son el presidente Zapatero, la Catalunya donde vivió y la izquierda en la que militó.

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PERFIL DE CÉSAR VIDAL

El Periódico de Catalunya, 29-10-05

El perfil que hacen de César Vidal en El Periódico es de los que levantan ampollas. Afirma Marc Andreu en el sumario que «El director de ‘La linterna’ ha ganado el Premio Torrevieja con una novela tachada de «franquista» y practica el revisionismo histórico anticomunista». Hasta ahí, nada que no se haya dicho antes, pero lean y juzguen.
Doctor en Historia Antigua, Teología y Filosofía, y licenciado en Derecho, el también escritor César Vidal Manzanares (Madrid, 1958) dirige y presenta el programa nocturno de la COPE La linterna, que antes pilotó su colega de La mañana, Federico Jiménez Losantos.
Vidal ha sido profesor en universidades de Europa y América, tiene el Premio Humanismo de la Fundación Hebraica (1996) y ha sido reconocido por la asociación judía Yad-Vashem. Pero si por algo es famoso, además de por colaborar en La Razón, Libertad Digital, Muy Interesante y Antena 3, es como escritor, traducido a una docena de lenguas.
Autor de más de un centenar de libros –novela y ensayo histórico, enciclopedias, diccionarios, biografías y títulos relacionados con las tres religiones monoteístas y la enigmística–, Vidal ganó hace un mes los 360.000 euros del Premio de Novela Ciudad de Torrevieja con una obra, Los hijos de la luz, recién editada por Plaza & Janés y marcada por la polémica. El presidente del jurado, José Manuel Caballero Bonald, la calificó de «ideológicamente detestable» porque el retrato que hace de la masonería del siglo XVIII le recordó a la «pedagogía franquista».
Polémica por igual motivo es también otra reciente obra de Vidal: Paracuellos-Katyn (Libros Libres). Lo que se subtitula Un ensayo sobre el genocidio de la izquierda alimenta el discurso de la ultraderecha que ha intentado agredir al exsecretario general del PCE Santiago Carrillo con la acusación (desmentida por él) de que ordenó las ejecuciones de Paracuellos del Jarama en 1936. Sin que los hechos históricos le avalen, Vidal argumenta que el «ADN genocida» del comunismo llegó a España a través del PSOE, se extendió y llevó al colapso de la República y a la masacre de Paracuellos, crimen que sirvió de experiencia para la matanza soviética de oficiales polacos en Katyn.

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PERFIL DE IGNACIO VILLA

El Periódico de Catalunya, 29-10-05

Nadie firma el perfil de Ignacio Villa, a quien media España conoce bien por las polémicas que sostiene ocasionalmente en «59 segundos», el programa de TVE y otra media España, por su voz en los informativos de la COPE. El perfil que se hace de él en El Periódico intenta ser despectivo, pero revela entre líneas cierto respeto al personaje.

Hasta otoño del 2004, Ignacio Villa sólo era una voz sin rostro. La voz de un periodista madrileño abonado a los viajes de Aznar desde 1997. La voz del jefe de Política de la COPE, comentarista político hostil como pocos con el PSOE en la oposición.

Una voz relegada a un papel secundario en una cadena donde el extremismo de Federico Jiménez Losantos, conductor del magacín La mañana, contrastaba con una dirección de informativos, con José Apezarena al frente, empeñada en alentar la pluralidad y fijar una nítida separación entre información y opinión.
¿Qué pasó hace un año para que Villa despuntara como ariete mediático del PP?

En julio del 2004, Jiménez Losantos tomó el control de la COPE, desbancó a su rival Apezarena y situó en su lugar a Villa, de su estrecha confianza, con la orden de extender a los espacios informativos la agresiva línea editorial de La mañana. El recién ascendido aceptó el reto con una sola condición: compaginar el cargo con la presentación del informativo estrella del mediodía, doblete del que había abominado en sus tiempos de redactor de calle.

Algún popular tibio
Fue poco después cuando Villa se incorporó como comentarista al programa 59 segundos de TVE, donde ha asumido el papel de látigo de Zapatero con tanto entusiasmo que incluso se ha atrevido a afear a algún dirigente del PP su tibieza.

Polemista de trazo grueso, en las tertulias y en su informativo sacrifica el rigor de los datos para repetir sólo un par de consignas.

Lejos queda su periplo como corresponsal en Londres y en Bruselas, y también sus ataques al Gobierno del PP por el trato que dispensaba a la prensa en el extranjero. Una pugna que a punto estuvo de costarle el puesto, que salvó por la bendición de los obispos.

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CAMAPñAS / Un best seller editado por los detractores de la COPE

Barbaridades radiofónicas

PD

Domingo, 30 de octubre 2005

Se le odie o se le venere, es Federico y los mismo pasa ya con César Vidal, Cristina López Schlichting o Ignacio Villa. La COPE es el fenómeno mediático de la temporada, marca la agenda de muchos políticos, tiene a la SER y a El País estupefactos y ha logrado que en el PSOE la aborrezcan y en el PP la teman. Y que casi todos la escuchen. O la lean, porque en Cataluña, -como reconoce con dolor El Periódico- la cadena de los obispos no sólo tiene 169.000 oyentes, sino que en apenas tres semanas ha hecho que 4.500 penitentes se hayan acercando a las librerías a comprar una de las tres ediciones de «Les barbaritats de la COPE».
El libro fue encargado por Ara Llibres al estudiante de periodismo y seguidor anti-COPE Álvaro Vioque -con la intención de desprestigiar en letra impresa a Losantos y los suyos- pero ya se ha encaramado a las listas de los más vendidos. He aquí una recopilación de polémicas citas sacadas del libro y de los programas de esta semana, que hace El Periódico de Cataluny, añadiendo sus comentarios y valoraciones:

SOBRE EL ESTATUTO DE CATALUÑA

«Contra la zafiedad del Estatuto va a haber recurso» (sic).

Así se felicitaba el miércoles Federico Jiménez Losantos, en La mañana, de la intención del PP de presentar un recurso de inconstitucionalidad contra el proyecto de reforma del Estatut de Catalunya. Y es que, según el periodista de la COPE, «el Estatuto ha demostrado que esto es la independencia y que quieren convertir a España en un protectorado de la Catalunya independiente».

En otras palabras, las de su colega César Vidal en el programa nocturno La linterna: «El Estatuto de Catalunya es el reconocimiento legal de que este régimen de terror se impone definitivamente».

Los artífices de todo serían Pasqual Maragall y Josep Lluís Carod-Rovira, a quienes un oyente de la COPE insultó así en antena el 23 de marzo, usando estigmas difundidos por los presentadores y tertulianos de la emisora: «Maragall y Roviretxe sí iban borrachos allá en Jerusalén, sus votantes deberían pedir su dimisión, y si no iban borrachos pues peor, porque es su estilo».

Según Jiménez Losantos, «el mal de la sociedad catalana es el nacionalismo y la corrupción desde hace 25 años, y Catalunya se lo merece». No aclara si ello incluye a «la minoría o mayoría castellanohablante» que, a su juicio, «es la más desprotegida, maltratada, incomprendida, silenciada, machacada» y «ni siquiera es heroica, como la vasca».

SOBRE EL TRIPARTITO CATALÁN Y LA IZQUIERDA

«Vuelve el socialismo auténtico, el de la requisa, que además de homenajear al chequista en alusión a Santiago Carrillo quiere expropiar pisos vacíos y segundas residencias». En contra de los proyectos sobre vivienda de la ministra María Antonia Trujillo y el conseller Salvador Milà, éste ha sido uno de los discursos que Jiménez Losantos ha impuesto esta semana en La mañana.

Nada nuevo. Ya en diciembre del 2004 Jiménez Losantos proclamaba: «No hemos tenido un Gobierno así de radical en España desde los años 30, casualmente también del PSOE. Lo que se está dando ahora es una especie de golpismo permanente contra los pocos medios que quedan, contra los países occidentales como EEUU o el Reino Unido, y una alianza con toda la basura totalitaria que queda en el mundo, Chávez, Castro y Mohamed».

De la fobia a la izquierda que destila La mañana nadie se salva: «La izquierda que tenemos es Maragall, Zapatero, Polanco y Roviretxe, ya que Llamazares no es más que un accidente estrambótico, una excrecencia cubano-soviética». Y, en un ejemplo de sinergias ultraderechistas, el director de La linterna, César Vidal, dijo en julio en La tarde con Cristina: «Me cuesta creer que ZP no haya copiado su plan de gobierno del libro de La conjura de los necios, donde se explica cómo llegar a la paz mundial a través de los homosexuales».

Todo vale, como que Jiménez Losantos compare a Zapatero con Hitler, algo que el pasado 15 de marzo propició incluso una crítica de su tertuliano Pedro J. Ramírez.

En síntesis, y en el peor estilo de las proclamas que el general Queipo de Llano hizo en Radio Sevilla durante la guerra civil, Jiménez Losantos define al Gobierno como «un régimen de extrema izquierda que funciona con costumbres chequistas, a la manera soviética, y que tiene unas estrechas relaciones con la dictadura marroquí, máxima responsable del 11-M».

SOBRE ETA, EL 11-M, PILAR MANJÓN Y OTRA YERBAS

Lo de Jiménez Losantos con el 11-M es un insulto a la inteligencia. En La mañana del 12 de marzo del 2004, mientras insistía en que los atentados eran obra de ETA, dijo: «No es la mayor masacre de la historia de España, hay que recordar la de Paracuellos del Jarama».

Más de un año después, el pasado 11 de julio, se mantenía en sus trece: «Convirtieron lo que era una masacre islámica o etarra, o mitad y mitad, todavía no lo hemos averiguado y además no quieren averiguarlo, en un crimen de Aznar, y además España no tenía tropas en Irak». La portavoz de las víctimas del 11-M, Pilar Manjón, calificada de «monstruito», es una de sus dianas preferidas.

Pero en la COPE también reciben los homosexuales –que no son «gente normal», según Jiménez Losantos– y los inmigrantes, que van a «cargarse el país». Entre otros.

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CAMPAñAS / El Periódico se queja de que el tono de la cadena no aleja a los anunciantes

Llamamiento a la asfixia económica de la COPE

PD

Domingo, 30 de octubre 2005

La nota está montada mucho más como arenga y que como reportaje. Marc Andreu, su autor, destaca en el sumario que «Gas Natural patrocina la tertulia que critica su OPA sobre Endesa» y que «el director de ‘La mañana’ -que no es otro que Federico Jiménez Losantos- volvió a pedir el viernes el boicot al cava catalán». Lo que se busca, sin mucho disimulo, es que los anunciantes corten el grifo a la COPE y asfixien a la cadena, hasta forzarla a despedir a Losantos, Vidal, Villa y Cristina. Lean y juzguen:

Cornudos y apaleados. Así deben de sentirse bastantes anunciantes de la COPE criticados a menudo en la emisora. Por ejemplo, los directivos de La Caixa, y en especial su presidente, Ricard Fornesa. El «terreno natural de expansión» económica en España que defendió Fornesa fue satirizado el miércoles por Federico Jiménez Losantos, en La mañana, como «el pelansraum», en referencia al lebensraum o «espacio vital de la Alemania de Hitler». Al poco de este comentario salió en antena un anuncio de la entidad financiera.
La comparación, que el miércoles suscitó una dura declaración contra la COPE del ministro de Industria, José Montilla –vapuleado, a su vez, el jueves–, no ha afectado a la contratación de anuncios en la emisora. Así lo confirmó el viernes su delegado en Catalunya, Jordi Casoliba: «En Madrid me han dicho que no ha habido ninguna retirada de publicidad por parte de La Caixa, cuya cuenta se lleva, además, desde Barcelona».
El viernes, tras la reunión de Mariano Rajoy con los empresarios del cava, Jiménez Losantos volvió a pedir en antena el boicot específico al cava catalán como medida de protesta contra el Estatut. Fue en la misma tertulia diaria en la que se demoniza la OPA de Gas Natural sobre Endesa y en la que el periodista no tiene reparos en introducir con su propia voz la cuña publicitaria de la empresa gasística de La Caixa, que patrocina el espacio. En él colaboran Pedro J, Ramírez, Amando de Miguel, Gabriel Albiac, Cristina López Schlichting y Jesús Cacho.
«El cliente admite la crítica como parte del juego democrático y entiende que anunciarse en la COPE le beneficia», explica Casoliba. El directivo de la emisora lo ilustra con las cifras de audiencia del último Estudio General de Medios, correspondientes al pasado junio: La mañana tiene una audiencia de 1.636.000 personas, 334.000 más que hace un año; el magacine La tarde con Cristina tiene 320.000 oyentes (37.000 más), y el programa nocturno La linterna cuenta con 762.000, casi 260.000 más que hace un año.

COMPOSICIÓN ACCIONARIAL

En lo que no son tan precisos en la COPE es a la hora de informar sobre su composición accionarial. A falta de datos actualizados que la emisora no facilitó el viernes a este diario, parece seguro que la mitad de las acciones de la COPE son propiedad de la Conferencia Episcopal Española y que otra quinta parte está en manos de varias diócesis, entre las que no hay ninguna catalana. Las congregaciones de jesuitas y dominicos tienen también pequeños porcentajes de acciones en la cadena de radio.
Entre los restantes inversores de la COPE ya no figura el Grupo Planeta –en diciembre del 2004 vendió su 10,44% de acciones en la emisora, según confirman fuentes del grupo de José Manuel Lara–, pese a lo que refleja la web de la COPE. No está actualizada y en ella aparecen también como pequeños accionistas el Grupo Correo (Vocento), la ONCE, Caja Sur y Diario de Navarra, además del personal de la emisora, con un porcentaje del 0,53%.
Igual de chocante es lo referente a las querellas, reclamadas el jueves en el Parlament por Josep Lluís Carod-Rovira y descartadas de momento por Pasqual Maragall. Tanto Carod como Maragall anunciaron el verano pasado que se querellaban contra la COPE por injurias. Casoliba asegura que «las únicas denuncias que ha recibido la COPE en el último año son dos por parte de Falange», a raíz de la retirada de un anuncio contratado por los ultras en el programa La mañana.
Está por ver qué recomienda al respecto el Consell de l’Audiovisual de Catalunya, que estudia los contenidos de la COPE por si vulneran la Constitución.

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MEDIOS / Consejo Audiovisual de Cataluña la tiene bajo la lupa

¿La Cope vulnera el artículo 20 de la Constitución?

Periodista Digital /Agencias

Viernes, 28 de octubre 2005

El presidente del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC), Josep Maria Carbonell, ha anunciado que el organismo regulador catalán está estudiando si contenidos de la Cadena Cope incumplen el artículo 20 de la Constitución.

Este punto de la Carta Magna regula la libertad de expresión en lo que se refiere a la «veracidad» de las informaciones y la protección del «honor y la integridad» de las personas.

Carbonell afirmó, tras su primera comparecencia ante el Parlament en la que fue preguntado por este aspecto por PSC, ICV-EA y ERC, que existe una «preocupación» en el CAC por los contenidos de la Cope, que ya ha sido transmitida al director de la emisora en Catalunya, Jordi Gasòliba.

En concreto, el diputado del PSC Joan Ferran preguntó a Carbonell si el CAC tiene potestad para intervenir ante los «predicadores políticos» y «halcones» de la Cope, cuestión a la que posteriormente se sumaron ERC e ICV-EA, que vienen acusando desde hace tiempo de catalanofobia a la emisora.

El presidente del CAC aseguró que la Oficina de Defensa de la Audiencia del organismo ha recibido un «número significativo» de quejas respecto a los contenidos de la emisora, lo que ha hecho abrir un expediente.

Carbonell recordó que el derecho a la libertad de expresión es «fundamental» y «fundacional» en una democracia, pero advirtió que la propia Constitución pone unos «límites» a ésta en lo que se refiere a la veracidad y la protección del honor, que son de «obligado cumplimiento» por las concesiones radiofónicas. En su opinión, las emisoras que «provocan insidias, insinuan y propagan rumores no están protegidas por la Constitución».

Josep Maria Carbonell aseguró que en caso que el informe que está elaborando el CAC se demuestre que los contenidos «violan» los mandatos constitucionales se pondrá en conocimiento de la Generalitat, que es quien tiene la potestad en la concesión de emisoras de FM para que tome «las medidas pertinentes».

El presidente del CAC recordó que en la actualidad no existe un régimen sancionador para las emisoras radiofónicas, pero que tanto la futura Ley del Audiovisual catalana, que podría aprobarse este otoño, como la futura estatal, sí que lo contemplan.

De forma paralela, el CAC está elaborando desde el pasado mes de mayo un estudio sobre la imagen que de Catalunya y los catalanes se proporciona en las emisoras radiofónicas para evaluar los estereotipos que se dan.