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2 octubre 2005

Las heridas, en la calle

Cerca de treinta municipios de Guadalajara mantienen calles con nombres de la dictadura. La CNT ha organizado unas jornadas sobre la recuperación de la memoria histórica y la presencia de símbolos franquistas
GUADALAJARA DOS MIL, 3-12-04
Raúl Conde

Si repasamos el listín telefónico de Esplegares, por otra parte, bonita localidad alcarreña, comprobaremos que el callejero se divide prácticamente en su totalidad entre las figuras del Generalísimo Franco, José Antonio Primo de Rivera y el general Sanjurjo. Es un ejemplo extremo, pero demuestra hasta qué punto la raíz del viejo régimen sigue instalada en la visión cotidiana de hoy día.
Los guadalajareños se han acostumbrado a convivir en pleno siglo XXI entre estatuas de Franco, lápidas que honran al fundador de la Falange, tapias de cementerios que recuerdan a los caídos (sólo a los del bando nacional) y, cómo no, nombres de calles que rememoran a los adláteres del dictador, o él mismo. Y no ocurre sólo en pueblos pequeños. Los grandes tampoco se libran: el alcalde de Guadalajara todavía no ha aclarado si va a cumplir el dictamen del Gobierno central que obliga retirar todos los símbolos franquistas de las calles; y Chiloeches, localidad puntera del corredor del Henares y, por tanto, nada lejos de la civilización, sigue manteniendo relucientes las placas de José Antonio y del general Mola, otro de los militares golpistas en la sublevación del 18 de julio de 1936.

Hacer tabla rasa

¿Se trata de recordar la historia o de darle un vuelco ideológico? Probablemente, ni una cosa ni la otra. El jueves pasado, CNT-AIT de Guadalajara y el Grupo «Nestor Makhno» (FAI) organizaron unas jornadas para debatir sobre la “recuperación de la memoria histórica”, que contó con la participación de portavoces de las Juventudes Comunistas (las Socialistas estuvieron entre el público), de la corriente marxista del Militante y de la propia federación anarquista. Uno de los impulsores del acto, Julián Badillo, de Azuqueca de Henares, subraya que “en Guadalajara capital no existe ninguna calle dedicada a personas de izquierda, pero que, pese a todo, nosotros la exigencia de retirar las estatuas de Franco y José Antonio no la hacemos para poner otras de Durruti o Federica Montseny, sino para que desaparezcan sus efigies de las calles”.
En cuanto a las formaciones políticas, sólo Izquierda Unida ha promovido con interés la retirada de los símbolos franquistas. Pero no desde ahora, sino desde los comienzos de la Transición a la democracia. Precisamente el debate de CNT dio vueltas al asunto de hacer o no tabla rasa de la época pasada. “Hay algunos –sostiene Badillo- que nos acusan de remover la mierda y de reabrir viejas heridas, pero no se dan cuenta que las heridas están en la calle y no se cerrarán mientras no retiren esas estatuas”. Desde luego, en cuanto a los pueblos de Guadalajara se lleva la palma Sacecorbo, municipio en el que la avenida de la Constitución comparte cartel casi de manera exclusiva con las travesías del Generalísimo, José Antonio, Mola, Queipo de Llano y Calvo Sotelo. Vamos, lo que se dice una antología muy edificante para las nuevas generaciones.

Fuera el “aguilucho”

El Gobierno presidido por Rodríguez Zapatero promulgó un dictamen en el que instaba a los cargos públicos socialistas a retirar cualquier símbolo franquista. Algunos de sus dirigentes, como el alcalde de La Coruña, ya han avanzado que no lo van a cumplir. El alcalde de Guadalajara, Jesús Alique, no se ha pronunciado al respecto. Badilla cuenta que “acogemos con escepticismo este dictamen porque el alcalde no ha dicho nada y porque no se ha hablado nunca de la estatua de José Antonio que a mí me parece surrealista y berlanguiano que el mayor defensor de la incordia esté en el parque de La Concordia”. CNT de Guadalajara considera que José Antonio “fue el inductor ideológico de la dictadura y aunque el levantamiento de su estatua fue por suscripción popular, realmente, ésta no era completa, ya sabíamos como se hacían estas cosas en la época…”. La estatua de Franco, ubicada en la plaza Beladíez de la capital, data de 1966 y la de José Antonio Primo de Rivera, de 1973.
Al margen del Ayuntamiento capitalino, hay signos para la esperanza en este asunto, y ya se ha procedido a eliminar algunos símbolos, como el escudo anticonstitucional que resistía en la fachada de la Subdelegación del Gobierno. Pero, a pesar de estos tímidos cambios, son muchos los pueblos de Guadalajara que conservan la nomenclatura (ver recuadro) fascista en su callejero, o que mantienen en pie estatuas de sus figuras más relevantes, o que las lápidas de las iglesias o cementerios todavía no han borrado el recuerdo a los caídos, por supuesto, sólo a los de un bando.

LA LISTA DEL AGRAVIO

Los pueblos que mantienen calles o plazas dedicadas a José Antonio Primo de Rivera, según consta en la guía telefónica: Ablanque, Adobes, Alcuneza, Almonacid de Zorita, Anguita, Auñón, Budia, Casa de Uceda, Castejón de Henares, Cendejas de Enmedio, Chiloeches, Embid, Esplegares, Fuentelahiguera de Albatages, Garbajosa, Loranca de Tajuña, Muduex, Palazuelos, Rebollosa de Hita, Sacecorbo, Sayatón, Ventosa y Viana de Mondéjar.

Generalísimo o del Caudillo: Auñón, Budia, Casa de Uceda, Cendejas de la Torre, Chiloeches, Esplegares, Fuentelahiguera de Albatages, Gajanejos, Loranca de Tajuña, Mazuecos, Palazuelos, Quer, Sacecorbo, Sayatón, Taragudo, Valderrebollo y Viana de Mondéjar.

General Mola: Casa de Uceda, Castejón de Henares, Chiloeches, Fuentelahiguera de Albatages, Peñalver y Sacecorbo.

General Moscardó: Chiloeches.

General Sanjurjo: Esplegares.

General Muñoz Muñoz: Tendilla.

General Vives: Azuqueca de Henares.

General Queipo de Llano: Sacecorbo.

Ortiz de Zárate: Albalate de Zorita y Guadalajara (hospital provincial).

Avenida de los Caídos: Almonacid de Zorita.

Avenida de la Paz: Albalate de Zorita