Al menos tres alcarreños enterrados en una fosa común de Burgos
Al menos tres personas de Guadalajara, todos ellos antiguos presos republicanos que fueron juzgados y condenados en Consejos de Guerra celebrados en esta ciudad, fallecieron y están enterrados en una fosa común situada junto a la prisión de Valdenoceda, en la provincia de Burgos. El Colectivo de Familiares de Presos Republicanos Desaparecidos en la Prisión de Valdenoceda ha conseguido los nombres y apellidos de aquellos presos republicanos y hoy busca a sus descendientes con el objetivo de aglutinar esfuerzos para conseguir su exhumación y la recuperación de sus cuerpos.
Este colectivo ha identificado, por tanto, la procedencia y la identidad de las tres personas desaparecidas de Guadalajara. Se trata de Julián Ures Bermejo, de Jadraque; Antonio de Pedro Viejo Viejo, de Hita; y de Calixto Pérez Esteban, cuya única referencia es que nació en la provincia de Guadalajara, según consta textualmente en los certificados de defunción.
José María González es el portavoz de este colectivo y, junto a su sobrino, han sido los encargados de tirar del hilo de esta historia. Según explica, se vieron espoleados por la exhumación de fosas impulsada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, fundamentalmente en la provincia de León. Y, sobre todo, buscaba a su abuelo, “que lo habían sacado de Ciudad Real hacia Valdenoceda. Al principio, nadie nos decía nada. Íbamos al bar y nadie nos daba una reseña hasta que al final un señor nos dijo que a los prisioneros se les enterraba en el cementerio”. Y allí fueron para encontrar un lugar bastante deteriorado entre zarzas y maleza. Pero hallaron lo que buscaban: “rascabas y salían huesos, ya no había duda”.
Traslado como animales
La presencia de presos republicanos de Guadalajara en la provincia de Burgos se debe a que, inmediatamente después de la Guerra Civil, este grupo fue juzgado por tribunales militares en Consejos de Guerra en Juicios Sumarísimos. Desde la capital, eran trasladados en vagones de carga de tren, durante días, hasta Valdenoceda, en Burgos. El traslado se realizaba en condiciones infrahumanas: los presos, durante días, eran deportados en vagones de ganado, que en muchas ocasiones se estacionaban en vías muertas, sin comida y sin agua, con la obligación de tener que hacer sus necesidades dentro del mismo vagón.
Las condiciones extremas de la prisión de Valdenoceda, a la que no llegaban los víveres suficientes, en donde se padecían los peores rigores del invierno y en la que los presos sufrían malos tratos continuos, provocaron numerosas bajas entre los presos republicanos. Allí hay, al menos, 153 cuerpos enterrados de otros tantos presos de los que se tiene filiación, de los cuales 3 proceden de la provincia de Guadalajara.
González y su sobrino querían indagar en el asunto, así que se trasladaron varias veces a Valdenoceda. “Nos urgía la información –afirma-, así que nos fuimos al pueblo un par de fines de semana y la verdad es que se portaron muy bien. En cuanto a mi abuelo, buscamos el parte de defunción, precisamente, el 14 de abril de 1941, justo cuando cumplía 50 años”. El colectivo que representa José María tiene registrados todos los fallecidos en el penal de Valdenoceda. De los 153, 63 proceden de Castilla-La Mancha: 33 de Ciudad Real, 3 de Guadalajara, 3 de Toledo, 2 de Albacete y 1 de Cuenca. “Lo de la dispersión de los presos no es una cosa nueva…”, sentencia González con ironía.
La fosa, junto a la iglesia
Los presos republicanos, hacinados en galerías y faltos de las mínimas condiciones higiénicas y de alimentación, fallecían en general por “colitis epidémica” y por “tuberculosis pulmonar” y eran enterrados en un solar situado junto al cementerio parroquial de Valdenoceda. Ese solar forma parte hoy del propio cementerio parroquial, que fue ampliado en 1989, por lo que los nuevos enterramientos que están teniendo lugar en ese municipio se realizan sobre los que ya se hicieron entre los años 1940 y 1943. “Antes el lugar pasó a ser una granja de aves de corral”, matiza González.
El Colectivo de Familiares de Presos Republicanos Desaparecidos en Valdenoceda pretende recuperar los restos de sus ancestros y proceder, si fuera imposible su identificación, a agruparlos en nichos, bien identificados y agrupados, de forma que puedan ser objeto del reconocimiento que merecen y de manera que sus descendientes puedan, también, saber dónde está por fin su familiar desaparecido. Este colectivo busca difundir la identidad de los fallecidos y contactar con sus familiares. Éstos pueden hacerlo con el portavoz del colectivo, José María González, en el teléfono 629 403 196 y en la web: www.carceldevaldenoceda.galeon.com.
“Una alubia podrida”
Ernesto Sempere tiene 84 años y es uno de los últimos supervivientes de Valdenoceda, «una prisión de exterminio», como la describe. La recuerda por su «crueldad» y sus duras condiciones de vida: frío, oscuridad y una ración de comida al día que consistía en «una alubia podrida flotando en un caldo sucio», y medidas disciplinarias criminales como encerrar a los presos en «celdas de castigo en el sótano, que con la crecida del Ebro se inundaban hasta la altura del cuello», recuerda. «Yo no era más que un joven de 19 años cuando llegué allí, y fue gracias a mi juventud que pude aguantarlo».
Sempere nació en Ciudad Real y luchó en la guerra como comandante en el Ejército Popular. Fue hecho prisionero en 1939. «El 17 de julio de 1940 me condenaron a 20 años de prisión. Lo recuerdo porque esa noche fusilaron a mi padre», Ernesto Sempere Beneyto, presidente provincial de Unión Republicana. Cuando llegó a Valdenoceda «era de noche y hacía mucho frío», recuerda. Lo primero que vio fue a «un hombre con pelo blanco y ojos tristísimos. Lo más cercano a la locura». Era el catedrático de Historia Juan Antonio Gaya, que junto a Sempere y otros 11 reclusos serían conocidos como los 13 de la fama.
«En la Semana Santa de 1941 celebraron una gran misa en el patio. Todos se arrodillaron para comulgar menos nosotros. Permanecimos de pie», relata este hombre que se declara católico practicante. «Estábamos seguros de que nos fusilarían». Pero fueron a una prisión de castigo en Las Palmas de Gran Canaria. «Tres comidas al día y sol», y «todo por no querer comulgar», dice con ironía. Valdenoceda es un recuerdo «muy amargo» para este anciano que no olvida, pero sí perdona, «algo que con los años es fácil».
Homenajes
Valdenoceda es un pueblo situado en la comarca de las Merindades de Valdivieso, en la provincia de Burgos, a 76 kilómetros de la capital. Su censo alcanza los 73 habitantes. Posee una iglesia románica de San Miguel (siglo XII) y una torre medieval de los Fernández Velasco. Parece mentira que un enclave tranquilo y solitario, surcado por las aguas del Ebro, cobije un cementerio que esconde un terrible pasado: cada vez que se excava una nueva tumba asoman los restos de uno o varios esqueletos humanos sepultados allí hace más de seis década.
Además de la identificación de presos, el colectivo de familiares de los presos desaparecidos en esta prisión ha promovido dos homenajes a todos ellos. En el primero. En mayo de 2003, participó el Ayuntamiento de Valdenoceda, que puso 300.000 pesetas y una placa conmemorativa, “aunque el cura se enfadó por ponerla”, dice José María. Para el próximo 16 de abril está previsto el segundo homenaje: justo el primer sábado después del 14 de abril, día histórico para todos los republicanos. El colectivo grupa ya a 22 familias, que se mantienen en contacto por teléfono e internet, y espera ansioso que aparezcan los descendientes de los tres fallecidos de Guadalajara.
RECUADRO
IU recuerda a los republicanos castellano-manchegos víctimas del holocausto
Ayer jueves 27 de enero se celebró en Madrid, en el marco del Congreso de Diputados, la primera Conmemoración oficial de ámbito estatal en memoria del holocausto, coincidiendo con el 60 aniversario de la liberación del campo de concentración nazi de Auschwitz. El recuerdo de los más de 1 millón de asesinados por el terror fascista, ha provocado en Izquierda Unida la reivindicación de “la memoria de los sufrimientos del pueblo judío, pero a su vez recordar también que fueron más de 10.000 los republicanos españoles que siguieron el mismo camino en los campos de Auschwitz, Gusen, Mauthausen, Dachau, Buchenwald, Oranienburg-Sachsenhausen, Neuengamme o Flossenburg”.
En las cinco provincias que hoy conforman nuestra región se tienen contabilizados 528 deportados (93 de Albacete, 106 de Ciudad Real, 60 de Cuenca, 85 de Guadalajara y 184 de Toledo). Asociaciones como el Foro por la Memoria, integrada en Izquierda Unida, así como diversas organizaciones y particulares, han hecho saber a los congresistas la necesidad de hacer referencia durante el homenaje a esos combatientes españoles antifranquistas y antifascistas que dieron su vida por la libertad y la democracia.
Desde Izquierda Unida de Castilla-La Mancha esperan que el mencionado homenaje institucional “no desaproveche la oportunidad de recuperar la memoria histórica de los republicanos españoles y les ofrezca un merecido reconocimiento”.