Entre el periodismo y la trampa
Juan Varela escribe en su blog:
«Pedro J. Ramírez tiene mandíbula de animal de presa. De las que se aprietan y clavan más en la víctima cuanto más intenta escapar. Es el sino de su diario y su periodismo. El director que mejor sigue los temas por los que apuesta. Así se explica que la noticia principal en la portada del domingo de El Mundo sea la foto de Soraya Sáenz de Santamaría, una trampa en la que la portavoz parlamentaria del PP ha caído como una incauta.
La vanidad, ya se sabe.
Y Pedro J., a morder, a morder hasta donde no hay ni tema, ni noticia, ni mayor interés que el morbo y un sensacionalismo machista vergonzoso.
Para que aprenda el PP y el resto de políticos.
Y para que se sepa quién manda en la derecha. De independizarse, Mariano, nada.
Una foto de una política posando para una revista dominical se ha convertido en el paradigma de las contradicciones del PP y su doble rasero cuando juzga a sus mujeres o al resto de políticas.
El diario pide la entrevista y la sesión de fotos. Plantea un enfoque personal dirigido a mujeres en una revista y convierte el resultado en una cruzada política contra Mariano Rajoy y su equipo.
Periodismo trampa. Nada para quien acostumbra a inventar conspiraciones mientras se atreve a dar cientos de consejos para la regeneración democrática y no se sabe de cuántas cosas más.
Pero así es El Mundo. Y seguirá siéndolo».
Otro blogger interesante, Nacho de la Fuente, sentencia en su blog:
«En la portada maruja de hoy (en referencia al domingo 18 de enero), ni rastro de lo que está pasando en Gaza. Ni siquiera el alto el fuego (¿?). Pedrojota se lo pasará bomba con estas memeces y estrategias para vender más periódicos y ser la comidilla de todas las tertulias, pero lo de los últimos días –gran editorial incluido– ha sido impropio de un periódico mínimamente serio».
El Editorial de El Mundo del domingo decía:
«¿Ha cometido un error la portavoz del Grupo Popular? Es opinable.Creemos que no. En todo caso, desde el punto de vista político su foto es mucho más defendible que el posado de las ministras, para el que se utilizó La Moncloa como si fuera una pasarela.Otra cosa es que este debate sería muy distinto si el PP estuviera fuerte en intención de voto. Seguramente la foto habría sido elogiada como una forma brillante e irónica de cambiar la vetusta imagen del partido. Pero como a perro flaco todo son pulgas, resulta que esta instantánea tan poco habitual de Sáenz de Santamaría puede ser interpretada como una metáfora de la realidad de un PP y un líder que no terminan de sentirse seguros del terreno que pisan».