Casa Juan, el seguro de la gama media
Me preguntaba alguien el otro día dónde se come mejor, si en Barcelona o en Madrid. Una pregunta original, como todos ustedes podrán imaginar… Les dije que dependía si en una ciudad o en otra se meten en una tasca de medio pelo o en un restaurante que merece la pena. No se pueden comparar generalizaciones. Se pueden comparar cosas concretas. Por ejemplo, el precio. En Barcelona noto que ha cundido en exceso una separación notable entre el restaurante de prestigio, muy caro y con un servicio tirando a elitista, a otro tipo de local más asequible en la factura y con un servicio mucho más simple. ¿Quiere decir esto que en Barcelona no hay restaurantes de 40 o 45 euros por cubierto donde se come aceptablemente bien? Pues no. Claro que los hay. Lo que digo es que no están tan extendidos como en otros lugares. Sin ir más lejos, en Madrid.
Sea por el ‘boom’ que vivió la economía española desde mediados de los 90, o por el salto que ha experimentado la región durante los últimos lustros, el caso es que Madrid mueve al día millones de personas que necesitan comer fuera de casa. Y cada día más porque los hábitos siguen esa línea. El resultado es que la oferta restauradora ha explotado. Madrid sigue siendo villa, pero ahora también es la capital de Ifema y de la T-4 de Barajas, lo que es sinónimo de negocio, empresa, desarrollo. Todo eso se traslada a la mesa.
En Madrid existe una retahíla de restaurantes más o menos dotados que yo denomino de gama media, esto es, los que se sitúan entre los 40 y los 60 euros por barba, sitios en su mayoría donde comes a gusto, comes bien y la «receta» no se sale de madre. Sin exquisiteces, pero tampoco nada cutre.
En este último grupo incluyo desde hace tiempo al restaurante Asador Casa Juan [C/. Infanta Mercedes, 111, Madrid, 914490380, 660979780]. El martes celebramos aquí el día de Reyes y volvió a cumplir con solvencia. Una garantía.
El restaurante se sitúa en una de las ‘mecas’ de la gastronomía madrileña, en la misma calle donde hay otros templos conocidos como Los Arroces de Segis, Soko, el Mesón Txistu y, cómo no, el Asador Donostiarra. Precisamente de éste último salió el jefe de la Casa, Juan González. Su trayectoria se deja lucir en su actual negocio. Se nota en el servicio, en la atención y en la multitud de fotos que cuelgan en las paredes del restaurante con famosos y jugadores de fútbol. No se dejen engañar. Aunque vayan muchos famosos y futbolistas, el lugar es accesible y el trato agradable.
El local dispone de varios salones. Estuvimos sentados en el Salón «Jaén», junto a la entrada, pero hay otros más amplios (y más ruidosos) como el «Castilla» o el «Cibeles». El director del diario AS, Alfredo Relaño, tiene un salón que lleva su nombre.
Al sentarte, de aperitivo, te sirven paté de perdiz, unas banderillas de anchoas y aceitunas y chistorra. La carta es amplia, pero destacan los tres menús que ofrece para variar distintos platos. El primero, de 50 euros con todo incluido, es muy completo. Los entrantes consisten en ensalada de tomate con ventresca y cebolleta, anchoas y boquerones a la vinagreta, jamón de Jabugo (pero la última vez no era de Jabugo, seguro, y además estaba cortado con máquina), foie de oca a la plancha (soberbio, magnífico), setas a la plancha (riquísimas), revuelto de patatas (generoso), croquetas (muy buenas), almejas en salsa verde (perfectas) y gambas a la plancha, que repetimos. Los segundos ofrecen carne y pescado: rape a la bilbaína (demasiado aceitoso la última vez que lo probé, anteayer lo descartamos) y chuletón fileteado, que estaba estupendo, para hacerlo a la piedra en la misma mesa. La carne era tierna y jugosa, muy buena. El vino: Viña Pedrosa, una botella de 2005 y dos de 2006, un clásico infalible de la Ribera del Duero. De colofón, una bandeja de postre especial con sorbete de limón, nueces, pasas, Tejas de Tolosa, fruta, helados y bombones.
En definitiva, Casa Juan es un sitio muy recomendable por la triple relación de cantidad, calidad y precio, por ese orden.
Madrid es una ciudad con muchos restaurantes que se han subido a la parra en el coste. Es difícil, por no decir imposible, comer ya a la carta por 30 euros. En cambio, hay sitios, como el que aquí he explicado, que siguen siendo un seguro de la gama media para comer mucho y bien.