Juan Marsé
A Juan Marsé le han dado esta tarde el premio Cervantes 2008. Estupenda noticia. Marsé es un escritor formidable que cultiva la esencia del hombre de letras pegado a la calle. ¿En qué se va a gastar usted el dinero del premio,125.000 euros? Eso le han preguntado en la rueda de prensa que se ha visto obligado a dar en Barcelona. Marsé ha contestado: «yo creía que esto ya había quedado claro, me lo gastaré en mujeres y en vino«. Genial. Imprescindible leer Últimas tardes con Teresa, pero vale cualquiera de sus libros. La narrativa de Marsé me ha parecido siempre potente, sencilla y hermosa. Esta noche, un trago a su salud.
Lo curioso ha sido la reacción de la prensa. De una parte de la prensa. Algunos medios (Cadena SER.com, El Imparcial, El Mundo, Avui o despachos de agencia) han precisado en sus titulares el calificativo de «catalán». Ya saben: «el escritor catalán Juan Marsé…» ¿Por qué? Que yo sepa, de Juan Gelman, ganandor del Cervantes del año anterior, nadie resaltó su nacionalidad ni su procedencia. En cambio, ahora sí. Repito: ¿por qué?
Existe desde hace años una polémica entre los escritores catalanes que escriben en catalán y los escritores catalanes que escriben en castellano. En este último grupo se encuadra Marsé, pero también están Eduardo Mendoza, Félix de Azúa, Javier Cercas, Maruja Torres, Carlos Ruiz Zafón o el propio Vázquez Montalbán antes de morir. El cénit de esta polémica llegó hace un año, cuando Cataluña fue el país invitado a la Feria del Libro de Frankfurt, un escaparate potentísimo. Los autores que escriben en castellano, al parecer, no fueron invitados a esta cita. Y se montó un pollo descomunal, uno de estos cabreos de barretina que decía el otro día Pilar Rahola en La Vanguardia. Al final, en aquella feria, hubo más políticos que escritores.
Con estos antecedentes, ahora que le han dado a Marsé el premio literario más importante en lengua española, es hasta cierto punto normal que una parte de la prensa ponga el acento en su DNI. Es lo mismo que si un día, por fin, tuviéramos un presidente del Gobierno catalán. O un presidente catalán del Tribunal Supremo. O incluso a un catalán como Jefe del Estado. ¿Lo imaginan? Sería magnífico.
Dos preguntas:
Primero: ¿Cuándo se dejará de ver lo catalán como noticia?
Segundo: ¿Hace justicia a Marsé, que no necesita un titular para demostrar que es catalán de pura cepa, que algunos periódicos resalten su identidad?
Dicho lo cual, conviene que todos nos pongamos a leer ya, o releer, la literatura de Juan Marsé. Un placer fino y barato.