Correligionarios
A propósito de las aparentes buenas maneras con que se está produciendo el relevo presidencial en EE UU, pronto nos hemos llevado las manos a la cabeza en España para decir qué torpe somos, qué políticos más rencorosos tenemos, qué poca clase tiene nuestra clase política y, en definitiva, hasta qué punto podemos ser todos sectarios y miserables. El espíritu quijotesco, que no cesa.
Por fortuna, los mitos se caen cualquier mañana mientras desayunamos. Porque cualquiera puede abrir un periódico, por ejemplo la página 8 de El País del miércoles, y leer un breve inolvidable que demuestra que el cinismo, y las bajas pasiones, no son patrimonio nacional. A fin de cuentas, Fouché fue un invento francés. Titular: «Un decreto de Sarkozy niega a Villepin la Legión de Honor».
Atentos al párrafo de EFE. Cortito y al pie: «El presidente francés, Nicolas Sarkozy, firmó un decreto que reconoce como Gran Oficial de la Legión de Honor a los primeros ministros que hayan ejercido durante dos años. Dominique de Villepin lo hizo 23 meses y medio».
Y ya está.
Hay una frase que se atribuye a Adenauer, ex canciller alemán, que viene muy al pelo: «En la política hay adversarios y correligionarios: estos últimos son los más peligrosos».