Historia del II Encuentro de Danzantes. Breve memoria de un galvito
Sí, como lo oyen. En Galve de Sorbe no sólo hace frío; también le ha dado por llover. Siendo la primera vez que me decido a enviar una historia para Alcarria.com, antes de nada, y si me lo permiten, me presentaré. Me llamo Jorge Martín y soy el Zarragón del grupo de danzantes Galve de Sorbe, aunque seguro que si les digo que soy amigo de Raúl Conde Suárez les sonara más.
Lo vivido el pasado 14 julio en Galve -lo digo por el encuentro de danzantes, por si alguno no se ha enterado- fue un acontecimiento que, sin duda, pasará a los anales de la historia de la villa. En mis largos veranos que he pasado en el pueblo no había visto tanto coche junto ni tanto «forastero», si bien les confieso que mis raíces provienen de Villacadima, aunque desde pequeñito veraneo en Galve y considero a Galve como mi pueblo, y también el de mis padres.
Bueno a lo que vamos que me enrollo. Mi tarea durante ese día consistía en vigilar los objetos de la exposición de aperos de labranza, al tiempo que vender alguna camisetilla que otra y entregar vales de comidas para la gran paella de mediodía. Según me contaron, la plaza y todas las calles de Galve estuvieron a reventar, algo totalmente lógico porque una hecho así no pasa todos los días. El día transcurrió bien, con un público numerosísimo, pero sin incidentes. Los momentos más agitados se vivieron a la hora de la comida, cuando tuvimos que correr apresuradamente para servir a todo “quisque”. Yo agarré un saco de pan y empecé a repartir a todo el que se pusiera por delante, comenzando por la mesa en la que se sentaron los danzantes de Majaelrayo y terminando por la de Castillejo del Romeral, nuestros amigos danzantes de Cuenca. La paella y el postre creo que dejaron satisfecho al personal.
Lo triste para la organización, es decir, la Asociación Cultural “Danzantes de Galve”, fue cuando comenzó a nublarse. Yo le insistía a Raúl diciendo que no se preocupara con la lluvia, que aquella nube se marcharía pronto… Pues bien, ni con esas. En medio de la actuación de los danzantes de Utande, las primeras gotas comenzaron a sacudirnos a todos cual jarro de agua fría. El tiempo parecía templar hasta que subimos nosotros –los danzantes de Galve- al escenario. Pero daba igual que cayeran chuzos de punta. Salimos a la palestra y nunca había visto bailar con más garra, ánimo y salero a “mis chicos” los danzantes. Tal fue la intensidad que me la pegaron hasta a mí. Y ahí estábamos los galvitos, haciendo el Tero-Lero y levantando el Castillo empapados bajo el agua, sabiendo el riesgo que implica danzar en esas condiciones.
Después de las actuaciones vino la entrega de placas y el modesto pero emotivo homenaje a ese gran dulzainero alcarreño que fue Jose Mari Canfrán, actos, por otra parte, mermados por la incesante lluvia. Aun así fue un día extraordinario, ya que todo salió a pedir de boca y la gente disfrutó con las danzas, que era lo importante. Galve de Sorbe demostró sus dotes de organización, aunque todos los que participamos en ésta acabamos rendidos al cansancio y… la lluvia. Ahora sólo me queda saber donde se va a celebrar el III Encuentro, así que desde aquí animo a todos los pueblos participantes.
Finalmente, sólo quiero dar las gracias a todo el pueblo de Galve de Sorbe, a sus voluntarios, organización, donantes de aperos, en fin, a TODOS. También dar las gracias a Diputación, en especial a Mª Ángeles Yagüe, por soportar todo el frío que arreció, y al ayuntamiento de Galve por colaborar con nosotros. Si me he olvidado de alguien lo siento, pero de todas formas GRACIAS GRACIAS Y GRACIAS.