Sampedro y la medalla
El escritor José Luis Sampedro acaba de recibir la Medalla de Honor de la Complutense, y me alegro que por fin la universidad a la que pertenezco haya hecho algo bien.
Si alguien se merece esa distinción es Sampedro. Ha sido catedrático de Estructura Económica en la Complutense y perteneció a la primera promoción de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas. Si alguien se para a leer sus libros, y el verano es una excelente época para hacerlo, verá que todos están cuajados de un humanismo que no escapa a la crítica feroz. Incluso las novelas que pasan por ser las más suaves. Sampedro tiene una mente privilegiada, gracias a la cual ha podido compatibilizar su formación académica de economista con su carrera literaria, fundamentalmente ensayo y novela. Para alguien de Guadalajara, quizá su libro más célebre es “El río que nos lleva”, la famosa novela donde recreó a los gancheros del Alto Tajo, los mismos que le premiaron y que le han puesto un museo, no estoy seguro pero creo que en Peralejos de las Truchas, que por cierto me parece el pueblo con el nombre más bonito de Guadalajara. Carlos Berzosa, el rector de la UCM, ha definido a Sampedro como un profesor comprometido que además enseñaba a ser persona. Y de izquierdas. No olvidemos el matiz porque el novelista catalán (nació en Barcelona, aunque ha vivido en media España) nunca ha rehuido etiquetas. Nunca negó que ha votado a la izquierda y abomina de los carcamales que aún tiene en su interior la Iglesia católica. Su mensaje es lúcido, directo, pero muy sólido. No habla por hablar. Habla mucho, pero mide sus palabras. Al menos esa es la sensación que me dio cuando le entrevisté. Y asombra la disciplina espartana que se impone para trabajar. Madruga mucho, desayuna con su mujer, baja a pasear, lee los periódicos, subraya lo más importante de ellos y escribe. “Procuro que la inspiración me pille trabajando”. Es una frase que se ha atribuido a muchos genios, entre ellos a Picasso, pero Sampedro la aplica a rajatabla. Uno de sus libros lo tituló: «Escribir es vivir».
Es una excelente noticia la medalla que acaba de recibir de la Complutense. No quedan demasiadas voces como Sampedro. Y no por ser de izquierdas, o republicano, o crítico con el Vaticano. No. Sobre todo, por la rectitud, la coherencia y la frescura a la hora de explicar su pensamiento ante la vida. Por ser tan claro.