Entrevistas

26 mayo 2005

Monseñor Sánchez recibe a este periódico en un sencillo despacho del colegio diocesano, en la capital. Como siempre, ademanes tranquilos y palabras amables. José Sánchez González (Fuenteguinaldo, Salamanca, 1934) es obispo de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara desde el 17 de noviembre de 1991. Ha llovido mucho y su figura está ya plenamente integrada en la vida pública de nuestra provincia. Es licenciado en Teología y Derecho Canónico. Tiene arte para torear a los periodistas. Está acostumbrado porque fue secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal. Su palabra pesa entre los obispos de toda España. Habla gesticulando mucho con las manos, sin alterarse, aunque de manera impetuosa. En las últimas semanas ha subido la tensión con el Gobierno, con varios frentes abiertos: autofinanciación, homosexuales, eutanasia… Pero don José no se inmuta: “todo pasa y nada pasa”, concluye, a modo de moraleja.

“Me siento incómodo con este Gobierno”

JOSÉ SÁNCHEZ, OBISPO DE SIGÜENZA-GUADALAJARA
“El PP no movió ficha en siete años; el PSOE, en una semana” “El Gobierno no sabe adónde vamos tocando todos los palos” “La reforma de la Educación planteada no satisface a los padres que quieren una asignatura de Religión con peso. El Gobierno no determina la sociedad, sino que la administra según sus demandas. Debe considerar el alto porcentaje de creyentes” “No vamos a aceptar el matrimonio entre homosexuales porque no pueden acceder a una institución que no les pertenece”. “En la Iglesia a veces nos hemos dejado fascinar por los poderes de este mundo. Pero hoy no ejerce un poder, más que el de su palabra”.
GUADALAJARA DOS MIL, 12-11-2004
RAÚL CONDE

En un chat reciente con el teólogo Enrique Miret Magdalena, le hicieron la siguiente pregunta que yo ahora le formulo a usted: ¿si Dios existe, por qué después de 2.000 años de cristianismo, no ha dado señales de vida?

¿Cómo que no ha dado señales de vida? Yo niego ese supuesto. Dios está dando señales de vida permanentemente, si yo puedo hablar ahora mismo, está dando una señal de vida. Es el autor de la vida y de la palabra, y de la inteligencia, y de la sonrisa, y del espíritu, y de la bondad. Es el origen de la vida y de la belleza del mundo.

Imagino que quien hizo tal pregunta se refería a otro tipo de señales.

Nadie lo ha visto, pero a Dios lo admites por la fe o no.

¿Le gusta tratar con los medios de comunicación?

Me encuentro a gusto con ellos. No les rehuyo, no les tengo desconfianza ni miedo. Me parece que son un medio magnífico de nuestra cultura, de hecho, el Concilio Vaticano los distinguía como “maravillosos medios” que ha creado la ciencia, la técnica y el desarrollo humano.

Pues mire que es raro que nos llamen maravillosos.

Sí, sí, pues lo dice textualmente el Concilio Vaticano II que se aprobó en 1963, lo destaca como una de las maravillas inventadas. Hoy no es concebida una sociedad sin medios.

Usted ha sido portavoz de la Conferencia Episcopal Española. ¿Cuál es el aspecto más desagradable que recuerda de aquella etapa?

El momento más difícil fue, por los años 94, en que se planteó un conflicto serio por determinados intervenciones en algún programa de COPE que generó malestar en el Gobierno y en medios de la competencia. Hubo que intentar capear el temporal como pudimos, se nos echaron encima haciendo como una coalición los poderes de este mundo, en tromba. El poder político, económico, autonómico. Pesaba sobre mí una cierta responsabilidad sobre aquello.

Ha hablado de los poderes del mundo. La Iglesia también es un poder. Aquí en Guadalajara, ¿qué relación mantiene con esos otros poderes?

Bueno, la Iglesia tiene el poder de la palabra, pero es un poder prestado. Es un servicio público.

¿Sólo tiene el poder de la palabra?

Y del testimonio de los cristianos. Cualquier otro poder no debe tenerlo.

¿Pero lo tiene?

No, hoy no lo tiene. Hoy la Iglesia no es un poder económico, ni político ni de prestigio social. Gracias a Dios, con lo cual creo que estamos más cerca del Evangelio que en otros tiempos, a pesar de todo lo que se diga. Nosotros no somos comparables, por ejemplo, con la banca, ni de la empresa. No tenemos ni armas, ni dinero. Tenemos la gran riqueza de nuestro patrimonio acumulado, pero es carísimo, te da gastos no te da rendimiento. Ahora, la palabra de Dios, bien pronunciada, es un poder incalculable. En la pregunta directa, me llevo bien con los administradores del Estado, tanto a nivel autonómico como local, con los alcaldes de Sigüenza y Guadalajara. Siempre desde la más absoluta independencia y libertad, y la colaboración al bien común de los ciudadanos.

¿Cuántas veces ha comido con el alcalde de Guadalajara?

Si he comido con él, ha sido en actos oficiales, nada más. No cultivo esas relaciones, pero vamos, tampoco me opondría a sentarle en mi mesa o a comer en la suya.

Después del cambio en la presidencia, ¿qué tal las relaciones con la Junta de Castilla-La Mancha?

Las relaciones con la Junta son institucionales, de gestiones concretas, como la colaboración en la restauración de patrimonio y bienes de interés cultural, pero eso lo lleva una comisión. Luego, si hay un tipo de colaboración en servicio social. Sí llevo las relaciones con los medios, hemos iniciado conversación con Jordi García Candau para colaborar con Radio Televisión Castilla-La Mancha.

¿El Gobierno central ha abierto una guerra contra la Iglesia?

A mí no me gustan las frases rotundas. Lo que sí es cierto es que está tocando muchos puntos que para nosotros son vitales, y además muy pronto y muy rápido. Ha entrado con mucha prisa en asuntos que tienen que ver con la vida humana, la familia, el matrimonio y la libertad religiosa en la educación. Me parece que revuelven muchas cosas que parece que iban marchando. Puede que necesitaran un retoque, pero no un planteamiento radical, como si estuviésemos en el año cero. Llevamos 25 años de democracia, de relaciones institucionales correctas y están creando una situación incómoda. A mí me tocó la relación institucional con el Gobierno del señor Felipe González y mi interlocutora era doña María Teresa Fernández de la Vega. Las relaciones funcionaron correctamente. Sabíamos cuales eran nuestros límites, donde está cada uno y donde no va a haber un acuerdo nunca.

¿Le parece que la reforma de la Educación que ha planteado la ministra es anticonstitucional?

Yo no me planteo, eso lo tiene que decir el tribunal. Me parece que no es buena desde un punto de vista de respeto a la libertad religiosa y la respuesta obligada que tiene que dar el Estado a la demanda de los padres que piden, en un altísimo porcentaje, clases de religión para los hijos. Piden clases de religión con peso específico, y me da la impresión que puede quedar relegada a una especie de apéndice.

Usted ha dicho que el Estado no puede imponer ningún tipo de enseñanza religiosa. ¿Entonces qué debe hacer, abdicar de sus responsabilidades?

Bueno, tiene que responder a la demanda de la sociedad que administra. El Estado no es dueño de nada, es administrador. Y el encargo que le han dado los ciudadanos no es para que determine la sociedad, sino para servirla como ésta demanda. En este punto, si en una sociedad hay un alto porcentaje de creyentes, en cualquier religión, el Estado tiene que responder a esa solicitud de enseñanza. El Estado sirve, no domina, no es dueño ni señor. Son ministros, tienen el mismo nombre que tengo yo, soy ministro de la Iglesia, no señor.

Habla de demandas. La Constitución dice que el Estado es aconfesional, luego el Gobierno tendrá que ceñirse a esa regla.

El ser no confesional significa que el Estado no tiene ninguna religión oficial. Pero los ciudadanos a los que sirve tienen una u otra religión, y el Gobierno debe administrar la enseñanza para que responda a los legítimos intereses de los ciudadanos. Primero es el ciudadano que el Estado y que el Gobierno.

Hay una mayoría de ciudadanos que han votado por el Gobierno elegido. Será lógico que éste aplique su programa electoral. ¿O no?

¿Y las minorías? Vamos a suponer que eso sea verdad. ¿Y las minorías que, a pesar de eso, siguen creyendo en Dios, qué pasa con ellos? ¿Los va a atropellar? Este Estado no ha hecho ningún programa de educación agnóstica, ni trata de imponerla.

No hablo de imposición pero usted antes invocaba a una mayoría de ciudadanos del Estado español que reclamaba una enseñanza de la religión adecuada…

Es que es mayoría, pero aunque fuera minoría, el Estado tiene que responder.

Pero esa mayoría no se ha traducido en las urnas.

Al votar Partido Socialista, nadie quiere decir con eso que no tengan Religión en la escuela. No viene en su programa electoral y muchos de sus votantes querrán la Religión en las aulas.

¿Entonces me está diciendo que esta reforma de la Educación no responde al programa del PSOE?

No, porque no sé cómo va a quedar la reforma. Digo que tal como va, me temo que no respete los derechos de los ciudadanos, que son los que mandan. El voto a un partido no es un voto a la totalidad de su programa, no qué va… Ningún programa es perfecto.

Dígame cómo se debería estudiar la Religión.

Como una asignatura más, importante, es decir, todo lo que son conocimientos de la historia, de las verdades que hay que creer, de la moral, de cómo son los ricos, todo lo que tiene que ver con la formación de la mente de una persona. Sin que eso pase la frontera de convertirse en una catequesis, que es una cosa distinta y complementaria y forma parte de la entrada en la comunidad, en la parroquia. La escuela tiene que responder a la formación cristiana lo mismo que responde a la formación física, intelectual, de sentimiento, de la conducta y de la convivencia.

¿La asignatura de Religión debe ser obligatoria?

No se puede imponer a todos. En conciencia, tienen que pedirla. El Estado tiene obligación de responder a los que la piden, respetando la libertad religiosa.

¿Qué diferencias encuentra en este asunto entre el Partido Popular y el Partido Socialista?

El PP no movió ficha en siete años, y pudo cambiar el decreto de 1994, el del parchís, por aquello de la alternativa insustancial, pero no lo hizo. Esperó al último año, cambió el decreto por una ley, la LOCE, que no le dio tiempo aplicarla. Ganan los socialistas y paralizan una ley en una semana. Esa es la diferencia.

¿Le hubiese parecido lógico que el PP aplicara el rodillo de la mayoría parlamentaria para modificar aquel decreto?

No era rodillo, es que es un decreto que no era bueno. Yo hubiera preferido que estas cuestiones estuvieran ya resueltas por consenso, no entiendo ni entenderé nunca cómo después de 26 años de democracia, estemos sometidos a los vaivenes de un cambio de Gobierno, que es un cambio de sistema. Nuestra democracia en eso no es suficientemente madura. Ahora estamos viviendo innecesariamente una situación convulsa. Ahora me encuentro incómodo. Han tocado todos los palos en cuatro días, y sin saber adónde vamos. Parece que haya habido un cambio de sistema, no de titulares de la Administración.

Si no ha habido consenso, ¿a quién se debe?

Yo qué sé. Si a nosotros no nos han preguntado nada para plantear la reforma de la Educación. No creo que esté en la normativa del Estado el que tenga que consultar previamente a la Iglesia para dar una norma, pero en las relaciones que estábamos llevando en 25 años, me parecía que se habían convertido en norma. Estaba acostumbrado a otras formas, incluso con el anterior Gobierno socialista.

Le veo, permítame, un poco irritado.

No. Preocupado, pero tampoco me quita el sueño. Nosotros tenemos una ventaja, y es que todo pasa, y nada pasa. No me quita la paz. ¿Conoces alguna institución que tenga dos mil años? La Iglesia es una instancia educadora de primer orden, con defectos.

¿Cuáles admite?

A veces nos hemos dejado fascinar por los poderes de este mundo y nos hemos arrimado a árboles que se caen, con lo cual o te pilla una rama o te quedas sin sombra.

Me llama la atención cuando dice que la Iglesia corre el peligro de arrimarse a los poderes. Pero, históricamente, ¿no ha sido al revés, que han sido los demás los que se han arrimado a la Iglesia?

Bueno, pues efectivamente, ha habido épocas, como la medieval, en que la Iglesia ha sido un poder. Mis antecesores eran señores de Sigüenza, durante siglos.

Cuando el Gobierno legaliza el matrimonio entre homosexuales, la Iglesia opina y la sociedad escucha, ¿no es poder?

Es el poder de la palabra, claro.

O sea, ¿que no es presión?

No, presión por qué va a haber. Oye, si yo digo que algo no me gusta y alguien me hace caso, pues mire, bendito sea Dios.

¿Usted cree que al resto de instituciones del Estado se le hace tanto caso como a la Iglesia?

No se le hace tanto caso como crees. Es normal que se le escuche. ¡Faltaría más si ni siquiera podemos hablar!

No me mal interprete. No digo que no puedan hablar. Digo que la sociedad les escucha, y les piden opinión, y ustedes la ejercen. Eso es poder, ¿no?

Me parece muy bien que se tome en serio una institución que lleva dos siglos hablando. Nosotros no hemos nacido ayer. Tenemos una tradición muy acreditada.

¿Aceptará algún día la Iglesia el matrimonio entre homosexuales?

Te aseguro que no. Es que eso no es matrimonio, es otra cosa, una unión entre dos personas del mismo sexo.

Se lo planteo de otra manera: ¿aceptará la Iglesia la unión civil entre homosexuales?

Nosotros no entramos en eso. Son situaciones de hecho en las que yo no voy a entrar, con todo respeto a las personas que tengan estas tendencias, no tengo por qué discriminar sus derechos fundamentales. Ahora, hay cosas que no caben. Los homosexuales no pueden concebir hijos como padres y madres.

¿Usted trata con gays?

He conocido a algunos, les he tratado con respeto y cordialidad. De este tema no he hablado con ellos.

¿No le parece que en esta cuestión, como en otras de carácter social, la Iglesia peca de inmovilista?

No es inmovilismo. Hay cuestiones que no podemos mover porque nos vienen dadas.

¿Le parece lógico que los homosexuales quieran ampliar su techo legal?

Me parece lógico que si en algo son discriminados y maltratados, lo reivindiquen y se responda con leyes justas. No me parece bien que quieran acceder a una institución que no les pertenece. El matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer. Punto.

Los obispos, algunos de ellos, hablan de los referentes morales de hoy día y critican el materialismo. Sin embargo, tradicionalmente la Iglesia ha estado alineada con los poderes políticos y económicos que más defienden el materialismo.

No siempre. San Francisco de Asís y Jesucristo no.

Se remonta usted demasiado.

Yo tampoco me he alineado con esos poderes, ni los sacerdotes de mi diócesis. Esa es la Iglesia que yo conozco, están al servicio del pueblo, como en el caso de Guadalajara, de gente muy sencilla. Trato con los enfermos, los niños, las abuelas…

¿Le parece que en la Europa del siglo XX la Iglesia no se ha alineado con el conservadurismo político?

Pues yo creo que no.

¿No? ¿En ninguna etapa?

No quiero juzgar a este, a otro o al de más allá. Pero nosotros tenemos una doctrina bien clara y definida en el Concilio Vaticano II de que la Iglesia tiene que mantener la jerarquía: independencia, libertad y espíritu de colaboración para el bien común. Nunca identificación. Esa es nuestra doctrina, pero nadie es perfecto.

¿Y en el franquismo?

Hubo de todo, hasta etapas distintas. En el franquismo, la Iglesia eran curas que estaban dando el callo con la pobreza de los años de posguerra.

¿Y la jerarquía?

Bueno, pudo dar algunos signos de condescendencia, como la facultad de importar coches sin impuestos aduaneros, pero signos de una primera época. No olvides que la Iglesia salió de una persecución sangrienta, de exterminio. Cuando ahora juzgamos, nos falta la cercanía de ese momento. El maridaje de la Iglesia con Franco duró pocos años. Luego tomó una distancia crítica con grandes disgustos. Ahora es una Iglesia libre, independiente.

En España, hoy día, ¿cree que la gente va menos a misa?

No es que lo crea, es que lo veo. Hay un proceso fuerte de secularización. Los jóvenes viven más de noche que de día, y nosotros hacemos las ofertas de día.

¿La Iglesia acepta la crítica interna?

Sí. Ya he dicho que prefiero la crítica a la lisonja. En caso contrario sería un imbécil.

¿Teme que en la segunda parte de la legislatura, como se ha publicado en algunos periódicos, el Gobierno amplíe el marco legal de la eutanasia y el aborto?

Eso están diciendo, yo no lo sé si lo harán o no. No soy profeta. Unos dicen una cosa y otros, otra.

Para acabar en Guadalajara: ¿le parece correcto ceder la iglesia del Fuerte de San Francisco para el acto político de la firma del convenio?

Es suya, la iglesia es propiedad del Ministerio de Defensa, y ahora pasa a serlo de la Junta de Castilla-La Mancha. Nosotros la tenemos cedida temporalmente, pero no es nuestra.

Se dijo que esta diócesis apoyaba un cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Sigüenza. ¿Ha notado en algo los resultados?

Yo nunca he apoyado un cambio de gobierno. Yo voto y punto pero nunca hago campaña. Acepto el gobierno que el pueblo me de. Las relaciones con el Ayuntamiento de Sigüenza no son mejores ni peores que antes, siempre me he llevado igual.