Guadalajara y el futuro
Hablar de las cosas que le pasan a Guadalajara es un disfrute para los que nos atrae la provincia. Como escribe Javier del Castillo, nos interesa mucho más que hablar de Estados Unidos o tragedias lejanas. No por insensibilidad, sino por puro placer. Por el deleite de preocuparse de aquello que tenemos más a mano. Unamuno, cuando recurría a sí mismo en sus escritos, decía: “perdón por la autocita, pero es que no tengo a nadie más cercano”. Eso es lo que nos pasa con Guadalajara. Al menos, a todos aquellos que hemos disfrutado con el magnífico ciclo de conferencias que ha organizado la Casa de Guadalajara en Madrid. Coincidiendo con su 75 aniversario, la entidad alcarreñista ha sabido compaginar un ramillete de asuntos importantes que afectan a la provincia. Agradezco de todo corazón el cariño que pone la Casa, con su presidente a la cabeza, y todos los amigos que allí se afanan: José Ramón, Tomás, Rafa, Manolín… A todos ellos muchas gracias porque creo que su labor, a veces más callada de lo que merecen, hace honor a la historia de la Casa.
Durante la charla sobre el futuro de la provincia, Fernando Senesteva, presidente de la Mancomunidad de la Muela, sostuvo que “no existen dos Guadalajaras, sino muchas Guadalajaras, hay varias en una misma provincia porque no hay una sola realidad, sino varias”. El presidente de la Caja Guadalajara, José Luis Ros, puso énfasis en la necesidad de no caer en el victimismo y de coordinar la llegada de los servicios a los pueblos. Y matizó: “no existe una Guadalajara rica y una pobre porque la supuestamente pobre, que tiene déficit de servicios, no lo es en la renta”. Y, finalmente, la presidenta de la Diputación Provincial, María Antonia Pérez León, pronunció un discurso optimista destinado a infundir ánimos en la provincia, lo que es una bendición en tiempos de crisis, y a pintar una Guadalajara que no tenga problemas ni de carreteras ni de captación de aguas. “Tengo un sueño”, anunció la presidenta, en referencia al ambicioso proyecto que encabeza para la provincia. Javier Sanz me contó después que esas palabras le recordaron al célebre discurso de Martin Luther King en 1963 frente al monumento a Lincoln: «I have a dream». Creo que lleva razón. La diferencia es que, con el ascenso de Barack Obama, el sueño de Luther King ya se ha cumplido. En cambio, el sueño de ver una Guadalajara sin caminos que pasan por carreteras o pueblos sin teléfono track aún queda lejos. En todo caso, como dicen por estos lares, todo se andará.