Fabián Estapé
He leído a Boadella en no sé donde que «Cataluña es como esa ex pareja con la que ya no tienes nada en común». Será para él, tan dado últimamente a agradar a la flor y nata de la derecha montaraz. Para otros catalanes la opinión no es la misma. Vengo de pasar el puente en Barcelona y, mientras viajaba en AVE, engullí la última pieza de las memorias de Fabián Estapé. Para los que no sean de Cataluña, quizá es un personaje desconocido, pero sólo en apariencia. Fue rector de la Universidad de Barcelona, es un economista de prestigio, articulista de La Vanguardia, profesor de Económicas y asesor del régimen de Franco en los Planes de Estabilización que pretendían asentar la economía española y preparar su homologación con las democracias capitalistas del entorno. En realidad, Estapé es una mente lúcida y prodigiosa, un tipo divertido, un sabio humilde y trabajador. Me encanta escucharle. También leerle. Recomiendo El juego de vivir. Recuerdos de un economista (RBA). Es un libro como el autor: vitalista, jovial, realista, plagado de anécdotas y rebosante de cultura.
Además de su extensa formación académica, Estapé ha tenido el privilegio de estar al lado de personas con las que cualquiera enriquece su existencia. Por ejemplo, con Josep Pla, el extraordinario escritor de l’Empordà, con quien compartió «aquellas largas noches de bebida y conversación, conversación y bebida, hasta que ya de madrugada él se iba a la cama y todavía tenía ánimo para escribir su artículo para Destino«. También con Vázquez Montalbán degustó tertulias inabarcables en los manteles de Via Veneto, en Barcelona. Y no elude justificar su colaboración con el régimen apelando a su carácter aventurero y aduciendo que un economista siempre hace lo que tiene que hacer creyendo que, de esta forma, puede mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. Y pone como ejemplo a Juan Velarde, un economista madrileño, franquista, pero al que retrata así: «siempre se ha sentido atraído por lo que puede aportar un economista a la resolución de los problemas del país, independientemente del color del gobierno».
Es de talante socialista, pero piensa que «Marx acertó todas las preguntas, pero desgraciadamente no acertó en todas las respuestas». Fabián Estapé es un señor que merece ser conocido y reconocido en toda España, no sólo en Cataluña. Su cultura brota de un manantial, pero es que además tiene la virtud de saber contar todo lo que sabe, lo que no es moco de pavo. Beth Galí escribe en el prólogo: «Como muchos de sus contemporáneos, su inteligencia tuvo la gran desgracia de desarrollarse en uno de los peores momentos de la historia de España».
Estapé reconoce que «para mí, vivir es aprovecharlo todo «hasta las cachas», como dicen los castellanos. Aprovechar los conocimientos y los libros leídos. Sentir curiosidad por la política y la economía, y de vez en cuando recordar el inmenso privilegio que supone haber nacido en Cataluña, y poder disfrutar de su tierra y su gente».
Ahí queda eso.