Sant Jordi
Arcadi Espada sostiene en El Mundo que la fiesta de Sant Jordi tiene algo de naftalina y de empalagosa. Pero sigue siendo el acontecimiento más importante del día en España, y el más relevante durante todo el año en lo tocante a literatura. ¿Por qué? Porque engancha. Porque la gente sale a la calle. Porque las librerías pueblan el centro de una ciudad hermosa en primavera, aunque no llueva, como Barcelona. Y porque todo el mundo deja de hablar de otras cosas para regalar una rosa, o un libro, depende del género, que eso sí que es costumbre estúpida. ¿Por qué a una mujer no se le puede reglar un libro? Afortundamente, las costumbres, como las estadísticas, a veces están para romperlas.
Hoy es el mejor día para pasear por Barcelona. Si el tiempo acompaña, mucho más. Háganlo si pueden. Viajen a Barcelona un 23 de abril. Verán lo que es disfrutar de la ciudad, de la literatura, de la vida. Es un espectáculo callejero. También cultural, por lo menos para los entusiastas de los libros. La cita tiene mucho de comercial, de acuerdo. Pero merece la pena superar los prejuicios y dejarse llevar. Fernando Sánchez Dragó escribe en su blog que Barcelona es «una ciudad amabilísima, hospitalaria, abierta, bien educada. Su reverso es Madrid: todo lo contrario. La una lleva la fama, la otra carda la lana. Suele suceder». Provocador como siempre, Dragó lleva al límite su prosa con tal de que el Sant Jordi se le de bien. No es cierto que Madrid sea una ciudad arisca, ni tampoco que para agradar a una ciudad haya que ofender a la otra, y viceversa. Se trata de disfrutar de ambas, cada una en su momento. Y como dice Enric Juliana en La Vanguardia, la fiesta de Sant Jordi es una de las mejores cosas que hemos inventado los catalanes.
PD.- Por cierto, como de libros se trata, recomiendo «El último cazador». No porque sea del amigo y paisano Antonio Pérez Henares, sino porque está entretenida, bien hilvanada, escrita con soltura y tiene un primer capítulo espléndido sobre la soledad y la pasión del cazador. Además, hay que darle la enhorabuena porque hoy precisamente le han concedido el Premio de Novela Ciudad de Cartagena, prestigioso y bien dotado económicamente. Ya no tiene excusa para que caiga una invitación.