Estamos pendientes tanto tiempo de cuestiones de lo que llaman «alta política» que luego se descuida aquello que interesa a la gente, como que salga agua por el grifo. Los murcianos quieren seguir esquilmando la cabecera del Tajo, tal como recoge hoy La Crónica, y en Catalunya piden un trasvase porque corren el riesgo real de no tener abastecimiento. De todo lo cual se deriva que no existe una política hidráulica nacional, que el PP sólo propone trasvases (incluido el del Tajo), que el PSOE no ha dado alternativas a la derogación del trasvase del Ebro y que da la impresión que cada comunidad y cada provincia hace la guerra del agua por su cuenta. Los directores de El Periódico y Segre publicaron ayer una tribuna interesante titulada «Paremos la guerra del agua» cuyos argumentos podrían trasladarse, cambiando los topónimos, a los agricultores de la zona de Entrepeñas y Buendía: «Sería conveniente no olvidar que aquellos paisajes de la Catalunya interior que disfrutamos todos los catalanes, son posibles gracias a la dedicación de unos centenares de catalanes que siguen haciendo su vida en el ámbito rural y su trabajo en la agricultura y la ganadería. Un país está formado por todos los ciudadanos que lo componen, sin excepciones ni categorías, y Catalunya solo es posible en la medida en que la totalidad de sus habitantes puedan vivir con dignidad de las actividades –urbanas o rurales, industriales o agrarias– a las que se dedican».