Bañuelos y Miedes
El Viernes Santo coincidí en un restaurante de la sierra con Florentino Álvaro, alcalde de Bañuelos, que venía de una excursión junto a Antonio Salto, presidente de la asociación cultural, y otros vecinos y amigos de este pueblo de la Sierra de Pela. Siempre es una alegría charlar con personas con las que compartes una forma de entender una tierra en común. Dicen que los pueblos más pequeños son los más unidos. Bañuelos es un ejemplo de ello porque, con menos medios que otros lugares, son capaces de organizar un belén viviente, una jornada medieval y también de atraer a nuevos pobladores.
En verano ya me contaba Florentino, ejemplo de alcalde entregado a su pueblo, los planes que tenía el Ayuntamiento cuando se aprobase el parque eólico. Por fin, esta mañana comenzará a funcionar el parque eólico «Dos Pueblos», llamado así porque se sitúa entre Bañuelos y Miedes de Atienza, cuyo alcalde, Paco Ortega, también es un buen ejemplo de lo mucho y bien que trabajan muchos alcaldes en sus pueblos. Sólo algunas parejas de alondra Dupont pusieron en peligro la viabilidad de los eólicos. Ahora la inyección económica va a ser importante. Y las ideas que tienen en mente me parecen muy interesante. Me hablaba Florentino, que está prejubilado de Telefónica y lleva nueve años de alcalde, que querían hacer viviendas para atraer a la población. Es decir, no se trata de malgastar el dinero ni de tener las mejores fiestas patronales, sino de pensar en un futuro que no se presenta nada positivo.
El dinero de Iberdrola les va a venir muy bien a Bañuelos y Miedes. Se lo merecen. Son gente trabajadora, esforzada, que tiene pasión por su pueblo, algo difícil de encontrar en una provincia tradicionalmente poco acostumbrada a valorar lo propio en beneficio de lo ajeno. Comprendo las posiciones de los conservacionistas en este asunto, pero no las comparto. Al menos no en este caso. Antes que el territorio están las personas. El ecologismo de salón no sirve para unos pueblos que están viviendo una situación muy complicada (Bañuelos tiene 24 habitantes censados). Para que existan pueblos, tiene que haber gente. Y para que haya gente, se tienen que dar unas condiciones mínimamente óptimas. No existen los milagros, ni siquiera en la Sierra de Guadalajara. Pero me temo que tampoco se pueden desaprovechar las oportunidades.