Julio Llamazares
Tuve un profesor de Física y Química en secundaria que entró un día a clase indignado y, mostrando la página de un periódico, soltó una perorata sobre la que es, a su juicio, la mentira mayor del periodismo: decir que es pedagógico. Vamos, que la televisión está para informar o para entretener, pero nunca para educar. Tampoco para instruir. Lo mismo la prensa que la radio y ya no digamos ese magma inmenso que se llama internet. Para educar, los padres o los abuelos. Y para todo lo demás, los periodistas. A veces, sólo a veces, se roza el milagro y el periodismo, o incluso la literatura, acaba enseñando algo. La última vez que lo he comprobado ha sido esta tarde, leyendo un despacho de agencia sobre el escritor Julio Llamazares, y que copio a continuación para compartirlo con los lectores de este blog.
Cultura.-JULIO LLAMAZARES INSTA A DEMOSTRAR A LOS JÓVENES QUE EL ESCRITOR «NO ES ALGUIEN RARO Y DISTANTE»
Defiende que es escritor «quien se divierte escribiendo aunque no publique» y piensa que «el 90%» de los autores españoles no lo son
VALENCIA, 21 Feb. (EUROPA PRESS) –
El escritor Julio Llamazares criticó hoy la actitud de la sociedad española hacia la enseñanza de la literatura, en referencia al entorno en el que crecen los jóvenes que, según él, «han aprendido a ver el mundo a través de la televisión». Frente a ello, el autor de ‘La Lluvia amarilla’ apostó por «demostrar a los jóvenes que el escritor no es alguien raro y distante» y consideró que lograrlo es «una asignatura pendiente de la sociedad».
El autor participó hoy en la campaña de ‘Animación a la Lectura. Encuentros con escritores 2007-2008’ que tuvo lugar hoy en la Biblioteca Valenciana. A él acudieron 450 estudiantes valencianos acompañados por 27 profesores de 11 centros de la Comunitat Valenciana.
El escritor reprochó que el primer contacto de los alumnos con la asignatura de literatura se produce en los centros educativos por lo que, sus conocimientos previos, «perjudican» su enseñanza. «Hay que demostrar a los jóvenes –el público más difícil– que la literatura es una fuente de conocimiento y de placer y que el escritor no es un personaje raro y distante. Desconozco cuál seria el método para cambiarlo pero es una asignatura pendiente que implica a toda la sociedad», señaló Llamazares.
Llamazares confesó no acudir a los centros «y si lo hago es porque voy a apoyar el trabajo de los profesores cuya labor está poco valorada y respetada por la sociedad». A su juicio, la tarea de los maestros es «muy complicada porque juega todo en contra».
Respecto a su decisión de ser escritor, Julio Llamazares dijo que, a pesar de haberse criado en un pueblo donde no había libros, la literatura es su manera de ver el mundo. «Desde que tengo memoria me recuerdo escribiendo libros y no sé como se puede vivir sin ello», dijo.
En ese sentido, recalcó que la literatura es algo «vocacional» y por ello, «un escritor no es aquel que escribe libros sino el que se divierte escribiendo aunque no los publique». «Me atrevería a decir –continuó– que casi el 90 por ciento de los literatos españoles no son escritores».
De la misma forma, aseguró que el libro, aparte de ser un objeto cultural, es también un objeto comercial porque «está sujeto a las normas del mercado como cualquier otro producto, pero confío en que la buena literatura se acabará imponiendo, y al final sobrevivirá al tiempo lo que tiene calidad».
«Vivimos en un mundo en el que todo vale pero no sólo en la literatura ya que basta con recordar, por ejemplo, que las subvenciones del cine se dan en función de la taquilla que la película recoge», sentenció.
MÉTODOS DE TRABAJO
Por otro lado, Llamazares habló sobre sus métodos de trabajo y reconoció ser «muy poco disciplinado aunque me salva que, para mí, el placer es más grande es escribir». Así, sostuvo que «cuando se escribe no se vive y al contrario, por eso soy anárquico y no dedico todo el tiempo que quisiera a escribir».
Asimismo, destacó que la literatura consiste «en manipular el lenguaje y para ello, se necesita tiempo porque sino escribir seria muy fácil». Además, confirmó que no escribe para entretener sino para «hacer pensar y sentir» por lo que es necesario «manipular la palabras para crear una música que desprenda al lector de la realidad». «Esa es la magia del relato», precisó.
En cuanto a la poesía, Llamazares explicó que escribió dos libros en su juventud pero ya no tiene esa necesidad. «Es el género superior por excelencia pero hay un momento en que la poesía te deja», afirmó. Aún así, baraja la posibilidad de sacar una antología de los pocos poemas que ha escrito aunque si ve que no aporta nada no lo hará porque, a su juicio, «publicar por publicar no tiene sentido».
Por último, el escritor valoró los estudios hechos sobre su obra y reconoció su sorpresa con algunas de las conclusiones realizadas por los estudiosos, pero «los que lo hacen, analizan tanto la novela que al final no la leen, así que de los que escriben sobre lo que yo escribo sólo me queda el estupor».
La obra de Julio Llamazares se caracteriza por «su intimismo, el uso de un leguaje preciso y un exquisito cuidado» en sus descripciones. Un claro ejemplo de ello es su obra ‘El cielo de Madrid’ publicada en el año 2005.
Otros trabajos suyos son la ‘Luna de lobos’ de 1985 y ‘La lluvia amarilla’ de 1988 que fueron finalistas al Premio Nacional de Literatura, en la modalidad de Narrativa.
Además, varios temas de su obra se centran en la literatura de viajes como ‘El río del olvido’ de 1990, ‘Tras-os-montes’ de 1998 y ‘Cuaderno del Duero’ de 1999.
También ha trabajado como guionista en la película de la directora de cine Icíar Bollarín ‘Flores de otro mundo’.