La Garlopa Diaria

14 febrero 2008

Escapar a tiempo del peligro


Entre tanto examen y trabajo, encuentro un pequeño hueco para abrir un Finca La Colina (Rueda) que me mandaron la semana pasada y degustar el último libro que ha publicado José Manuel Caballero Bonald: Somos el tiempo que nos queda. Es su obra poética completa (desde 1952 hasta 2005) que le ha editado Seix Barral. Un volumen profundo y sentido que se lee como si uno estuviera ante un cuaderno de sentimientos, por sus palabras y hasta por su estilo de edición. Tan manejable. Tan útil.

Dicen que la música amansa a las fieras. Pero a muchas fieras que yo conozco, algunas de cartón piedra y corazón hierático, les recomendaría más bien que leyeran algún poema de Caballero Bonald. Que parasen un rato. Que se mirasen a sí mismos. Que paladeen su propia esencia y no rebañen la de los demás. El poeta de Jerez entusiasma, pero también intimida. Él, que le quitó la mujer a Cela. O eso cuenta el alcarreño Ramón Hernández, también escritor, también bohemio.

Caballero nos devuelve la humildad de sentir, de querer y hasta de vivir las cosas amargas que nos da la existencia. En el juego de la cretinez, de la soberbia, del ordeno y mando en el que estamos instalados, es sumamente reconfortante plantarse ante su hondo verso, y pasar la noche.

Una de sus poesías dice así:

DE LA PRENSA

Corren tiempos atroces
inventarios, de expolios
tenebrosos, de mugres
deportivas
y de predicadores.

Otra indigna emboscada
de los secuaces subsiguientes, otra trampa
ruin de la cultura, asedian al incauto.

Profetas, amanuenses, monitores,
restablecen de nuevo
con insidias, con sañas, con patrañas
los lóbregos congresos de gregarios.
¡Tanto estupor ya preterido
y otra vez resurgiendo entre las mismas
deplorables monsergas!

Sólo el que se arriesga a no escapar
podrá escapar a tiempo del peligro.