Expósito
Recuerdo que hace unos meses, en un almuerzo entre periodistas (el único plumilla era un servidor) todos coincidieron en destacar la figura de Ángel Expósito. Director de la agencia Europa Press desde hace once años y nuevo director del diario ABC desde hoy. Un periodista íntegro, un tipo tolerante, un trabajador nato… «Lo está haciendo muy bien», recuerdo que dijo Julián Martínez en esa comida. Julián es un tipo genial que estuvo en la fundación de El País y fue corresponsal en Londres. Recuerdo también que entonces Expósito colaboraba en el estupendo programa que Fermín Bocos dirigía en Radio Nacional de España: el informativo nocturno 24 Horas. Un programa, por cierto, que se cargó RNE no sé sabe muy por qué ataque de ineptitud y de patosismo. Expósito leía allí la revista de prensa y hasta ahora lo venía haciendo en otra emisora. Quizá habría que ponerle un pero: tengo amigos que hicieron prácticas en Europa Press y dicen que nunca reaccionó contra la situación laboral de los becarios de esta agencia, conocida popularmente en los ambientes de la Facultad de Periodismo como «Explota Press». Quizá no es para tanto, pero lo cierto es que esa es la chanza.
Sea como fuere, me parece un gran periodista. Sólo es una opinión y, por tanto, no tiene ni más ni menos valor que lo que eso significa. Pero tengo que decir que me alegro mucho, mucho, de que un periodista como Ángel Expósito acabe dirigiendo, con 43 años, a un transatlántico de la prensa española y europea como el ABC. Comenzó en Europa Press cuando estaba en el segundo curso de la carrera. Nadie le ha regalado nada. Ha ido escalando posiciones. No se ha distinguido por caer en el periodismo de trinchera. Ha colaborado con un amplio espectro de los medios de comunicación actuales, lo que le hace tener colegas en todos los páramos. Se ha hecho amigo de la profesión en esa especie de jaula cainita que es Madrid. Ha trabajado duro. Y ha hecho carrera en la empresa en la que empezó a hacer prácticas de becario. Ha informado, cuando tenía que informar, y ha opinado, cuando debía opinar. Sin eludir nunca ambas cosas. Con temple. Sin alharacas. Sin estruendo.
Sigo a Expósito desde hace años y me parece que su ejecutoria es un ejemplo a a seguir. Quizá alguna decisión que tome en el ABC pudiera hacerme renegar de estas palabras. Francamente, no lo creo. De momento, su trayectoria demuestra: primero, que se puede ser un gran periodista sin ser un gran vanidoso ni trabajar como lazarillo de la empresa que te paga; y segundo, que el esfuerzo y la preparación, a la larga, tienen su recompensa. A lo mejor sólo a la larga. También demuestra que el ABC, Dios mediante, sigue apostando por el rigor y no por el amarillismo de otras ofertas editoriales de la derecha.
Viva el periodismo serio. Ahora y siempre.