La Garlopa Diaria

6 febrero 2008

Dimas Cuevas

La Tribuna de Albacete es un periódico fuerte. Un diario que, con creces, supera en lectores, tirada e influencia a sus competidores. Probablemente, se trata del diario de la región que más ejemplares vende cada día de media. No lo digo yo; lo dicen los datos de la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE). Es un periódico que tiene raigambre en la tierra donde se publica y con una oferta editorial mayor que la que ofrece el resto de cabeceras del grupo al que pertenece. Hoy ha salido a la palestra porque los medios de Prisa (la SER y El País al unísono) han sacado a la luz varios artículos de opinión de un señor que era columnista y ahora es el candidato del PP por Albacete. Un tal Dimas Cuevas. El hecho no tendría importancia si no fuera porque el ínclito, en esos artículos, soltaba cosas de esta ralea: «Las bodas de lesbianas tendrán que incluir diversas variedades de tortillas, y de postre bollitos con nata; y los convites para homosexuales serán a base de quimbos, perritos calientes y plátanos al horno». Y sigue: «Si la palmo antes de lo previsto, prohíbo que den mis chiquillos en adopción a ningún matrimonio de gays, lesbianas o de mediopensionistas. Sólo falta que los traigamos al mundo para que luego acaben los pobres rodeados de cualquier cosa».

El señor Cuevas ha sido director de La Tribuna de Albacete y, al parecer, es hijo del fundador de Radio Albacete de la SER. Qué cosas tiene la vida. Tras hacerse públicos sus exabruptos, el programa «La Ventana» de esta emisora le ha hecho una entrevista donde tanto él como De Cospedal (que ha llamado para intervenir en directo) han pedido perdón. Pero lo han hecho con la boca pequeña: ratificando todo lo escrito por este señor y defendiendo “su magnífica trayectoria” (palabras textuales). La pregunta es: ¿Qué clase de periodista o de político es aquel que se permite hacer mofas de un colectivo como el homosexual, históricamente agraviado, y “no darle mayor importancia”? ¿Que los medios de Prisa hayan “recuperado” ahora estos artículos resta importancia a la ofensa que suponen esas afirmaciones? ¿Y por qué cuando alguien afea conductas como la exhibida por Dimas Cuevas enseguida es tachado de “meapilas”, “defensor del buenismo” o “políticamente correcto”? ¿Por qué está tan bien visto insultar o llevar la ironía hasta sus extremos para defender una opinión?

Soy de los que piensa, en todo caso, que no se puede pasar factura permanentemente por lo que hicimos o dejamos de hacer en el pasado. Porque la vida es un vértigo y lo que hoy es blanco, mañana puede ser de otro color. Nada ni nadie somos inamovibles. Conviene perseguir la coherencia, pero no la tozudez en el pensamiento. Sin embargo, lo que varía en cada persona es la actitud que adopta con respecto a su pasado. La risita irónica de Dimas Cuevas en la entrevista de la SER de esta tarde, me hace pensar que no se arrepiente de nada de lo escrito. Y que sigue opinando exactamente lo mismo. Además, plantea como falsa dicotomía aquello mismo que arguyen los obispos: frente a la homosexualidad, frente al libertinaje, frente a la locura de la anarquía sexual que supuestamente promulga Zapatero, familia, familia y familia. Familia cristiana, claro, como modelo monolítico de emparejamiento social. Sin medias tintas. Imponiendo sobre la ley civil la palabra del Evangelio.

Desde luego, si no fuera porque soy de Guadalajara: con candidatos como Dimas Cuevas, virgencita virgencita, que me den cuneros por doquier…