Apología de Zapatero
Lo peor de ser periodista, con diferencia, es perder el tiempo haciendo cosas en las que uno cree cumplir con su obligación.
Me he leído de un tirón «Madera de Zapatero» (RBA, 235 págs.). Lo ha escrito Suso de Toro, cuya faceta de literato está muy por debajo de la de articulista o incluso reportero. Sus artículos en La Vanguardia creo que son muy interesantes, se esté de acuerdo o no con sus ideas. Pero el libro sobre Zapatero es una castaña. El autor renuncia a establecer un relato y se ha limitado a yuxtaponer fragmentos de las entrevistas que hizo a personas cercanas al presidente del Gobierno y al propio Zapatero. De tal manera que el libro queda como un cuadro al aire libre, bastante rancio, que desmerece bastante la imagen del secretario general del PSOE. Quizá lo más interesante son las palabras de Trinidad Jiménez, explicando cómo fueron los comienzos del grupo Nueva Vía que aupó a Zapatero al liderazgo del viejo PSOE; y también las aportaciones de Julián Lacalle, su jefe de prensa. Las páginas destilan un tufo a propaganda desde la primera hasta la última página. Nada que ver con volúmenes anteriores como el de Aizpeolea o el de Óscar Campillo. Ambos los leí en su momento y tienen la virtud de estar bien planteados, pensados con cabeza de periodista y no de agitador y con un trabajo de documentación detrás. En cambio, el libro de De Toro parece hecho de encargo. Ignoro si es así, pero el resultado es un bodrio que sólo algunos periodistas o los entusiastas del mismo Zapatero serán capaces de aguantar.
Hace ya unos años me leí en un viaje en tren desde Barcelona a Madrid la biografía-panegírico que José Díaz Herrera e Isabel Durán trazaron de Aznar, entonces en la cúspide de su trayectoria. Casi 600 páginas de homenaje y laudatio. Una orgía «popular» no apta para adversarios. Bueno, pues lo de ahora de Suso de Toro es algo parecido, solo que en este caso el autor no se ha molestado, si quiera, en escribir algunos párrafos. Lo ha dejado todo al albur de las palabras de sus entrevistados, que son, entre otros, Pepe Blanco, Carme Chacón o De la Vega. Y así pasa, que la cosa queda pastosa. Para muestra, un botón. Palabras de Zapatero recordando su victoria de hace cuatro años: «Aquella noche electoral estaba siempre con Sonsoles. Es uno de aquellos momentos en que refundas el amor, vives hasta qué punto el lazo de convivencia de la pareja es una unión tan fuerte, tan vital. Recuerdo muy bien sus caras, que vacilaban entre una gran alegría y un gran temor. La vi más juvenil que nunca. Las niñas estaban en mi casa con mi suegra. Me llamaron inmediatamente, aunque eran pequeñas eran conscientes de lo que representaba y cuando cogí el teléfono escuché, lo recordaré toda la vida: «¡Papi, campeón!». (Pág. 142).