El aplazamiento de las elecciones en Catalunya, una maniobra partidista de ERC
El aplazamiento de las elecciones en Catalunya es un escándalo más grande que el Tibidabo. No se puede suspender una votación teniendo vigente un estado de alarma que autoriza la realización de actividades no esenciales. No estamos en el marco jurídico de marzo, que motivó el retraso de los comicios en el País Vasco y Galicia. Si se permite ir a tomar cañas en un bar o a comprar en una tienda de ropa, también debe permitirse una convocatoria electoral. Portugal no va a suspender sus elecciones presidenciales. Lo que sí va a hacer es habilitar las medidas oportunas para votar con garantías en función de la situación epidemiológica.
JxCat lleva muchas semanas maniobrando para retrasar unas elecciones que no le vienen bien. ERC no era partidario del aplazamiento. ¿Por qué, entonces, va a ceder el partido de Oriol Junqueras? Porque el aplazamiento -ahora mismo- le es favorable a sus intereses: congela el efecto Illa, que estaba subiendo al PSC en las encuestas como la espuma, y abre la posibilidad a dar tiempo a que el Supremo inhabilite a Laura Borràs, candidata de Puigdemont.
Soy de los que opina que es inaceptable que Illa compatibilice su candidatura con el Ministerio de Sanidad. Conflicto ético y estético. Pero eso no justifica un aplazamiento que la prensa catalana ya da por casi seguro a mayo. Es una maniobra partidista de ERC que usa la pandemia como subterfugio. Insisto: si no dejan votar, que tengan el coraje de suspender todas las actividades no esenciales, como hizo el Gobierno en el confinamiento de marzo de 2020.
La legislatura en Catalunya va a tener un final acorde con el esperpento de mandato: un ex president inhabilitado, un president en funciones de otro partido, unos socios que no se hablan más que para discutir, una Generalitat incapaz de afrontar la gestión sanitaria, una consellera de Sanidad (de ERC) desautorizada por JxCat, una convocatoria electoral forzada por la Ley de Presidencia (se agotó el plazo de dos meses para investir a otro candidato porque no se pusieron de acuerdo los partidos independentistas) y ahora este aplazamiento, perpetuando la situación de interinidad.