«El precio de la verdad»
El profesor Javier Mayoral nos ha vuelto a pasar una película bastante entretenida que se llama «El precio de la verdad». Está basada en hechos reales y narra la historia de un joven y ambicioso periodista que, en la cúspide de su carrera, es capaz de inventarse historias y mentir con tal de prosperar en su reputación. Casualmente, un compañero de una revista de la competencia descubre el engaño, y acaba despedido.
La película narra sutilmente el ambiente de una redacción donde, incomprensiblemente, el corporativismo reina como creo que nunca lo haría en una redacción española. Pero, sobre todo, deja muy claro cual es el precio que paga un periodista si es capaz de violar la norma más importante de nuestra profesión: no mentir.
La historia tiene trazos secundarios, pero interesantes: el trato de la empresa a la redacción, las condiciones laborales o la relación jefe-empleado (en cualquiera de sus grados) y también el comportamiento de un director cuando se trata de defender a uno de sus periodistas o a la redacción. No consiste, ojo, en una defensa aborregada o compasiva. Todo lo contrario: es una defensa que lleva implícita una exigencia permanente de calidad. Defensa ante el que está más arriba del director y garantía de calidad a los de abajo. O lo que es lo mismo, cubrir las espaldas de tu gente. El protagonista les dice a sus alumnos: «vais a tener directores buenos y malos, pero espero que en la vida tengáis, al menos, un gran director».
Esta es la sinopsi de la película, que recomiendo a todos, periodistas o no: Stephen Glass (Hayden Christensen) fue redactor de plantilla para la prestigiosa revista de actualidad y política The New Republic y arti-culista por cuenta propia para publicaciones como Rolling Stone, Harper’s y George. A me-diados de los 90, sus artículos convirtieron a Glass en uno de los periodistas jóvenes más solicitados de Washington, pero una extraña cadena de acontecimientos (recogida en el artículo de Buzz Bissinger publicado en septiembre de 1998 en Vanity Fair, en el que se basa el filme) detuvo de pronto su meteórica trayectoria. «El precio de la verdad» no sólo es el estudio de un personaje con mucho talento y a la vez muchas flaquezas; también es una reflexión acerca de la profesión que protege las libertades mediante la búsqueda de la verdad, y lo que ocurre cuando la confianza del lector se ve traicionada. En 1998, pocos meses después de ser nombrado director de The New Republic, Charles Lane despidió a Stephen Glass por inventarse un artículo que apareció en la revista con el título «Hack Heaven» («El paraíso del hacker»). Este intrigante artículo de rabiosa actualidad empresarial describía con detalle las andanzas de un pirata informático menor de edad cuyo representante logra un lucrativo negocio extorsionando a una compañía de software que había sido una de las víctimas del pirata. «Hack Heaven» fue el último artículo que llegó a escribir Glass, pero aquella no fue la primera vez que el periodista se había tomado libertades en la forma de retratar la realidad. Finalmente se supo que Glass se inventó la totalidad o parte de los hechos que plasma en 27 de los 41 artículos que escribió para The New Republic.