La Garlopa Diaria

11 enero 2008

El Decano


Recibo la noticia de los premios de la Asociación de la Prensa. Felicito, por supuesto, a todos los galardonados. Me alegro especialmente por El Decano, que este año ha recibido dos de los tres premios y el año pasado tres cuartos de lo mismo. No lo digo por peloterío ni cayendo en el halago fácil. Quien me conoce sabe que prefiero criticar a elogiar, entre otras cosas porque alguien me enseñó que es ahí donde está la clave del oficio. Umbral decía que el periodismo es crítico o no es. Quizá exageraba. Esta vez haremos una excepción porque la ocasión lo merece.

Lo he dicho en privado muchas veces y ahora lo digo sin ambages. La conversión de El Decano en semanario con formato de periódico en una revista de calidad me parece uno de los acontecimientos periodísticos más importantes y acertados del periodismo alcarreño. Fue un paso supongo que arriesgado y difícil. Y el tiempo les ha acabado dando la razón. Hablo de Periodismo, con mayúsculas, no de cuentas de resultados ni otras cuestiones económicas a las que muchos periodistas parecen tan abonados. La revista mantiene el tipo, profundiza en los temas con un espíritu siempre muy pegado a la piel alcarreñista y, en ocasiones, hasta se adelanta en algunos temas a otras publicaciones que salen con mayor periodicidad, sean en papel o en internet. Tiene, además, el aliciente de contar con un director que firma sus editoriales dando su nombre, apellidos y hasta una foto con su cara, lo que en su momento fue inédito en la prensa provincial. Y modestamente creo que también eso es un acierto porque permite al lector discernir sin problemas por donde van los tiros en la publicación de la que es lector o, en el mejor de los casos, suscriptor. El remate del éxito ha sido la edición digital: punzante, atrevida y actualizada al minuto. Sin descanso. Y con ese toque incisivo tan necesario en los diarios ‘on line’.

Que El Decano reciba los premios a pares no es de extrañar. Una de sus bases fundamentales es el reportaje largo, el artículo de fondo, terreno abonado para este tipo de galardones. Los premios son el reflejo de un trabajo bien ahormado durante los últimos años. El Decano no cuenta ni con una redacción lujosa, ni con medios técnicos supersónicos, ni con una plantilla de cientos de profesionales. Sin embargo, humildemente me parece que es una publicación que sabe aprovechar sus recursos para hacer periodismo. Esto parece fácil, pero en ocasiones implica mojarse, adoptar una línea editorial propia y saber de dónde venimos y adónde vamos.

La competencia no está reñida con la amistad. Enhorabuena de nuevo.