La Garlopa Diaria

29 noviembre 2007

Antes de que se lo dieran, Cela llegó a decir que el premio Cervantes estaba cargado de mierda. Luego se lo concedieron y ahí se acabó el insulto. Yo creo que los premios hay que tomárselos con tranquilidad, tanto si te los dan como si no. Con respeto. Me ha llenado de alegría -porque además me viene en el mejor momento- la concesión del premio Provincia de Guadalajara de Periodismo que anualmente convoca la Diputación. Me alegra y me satisface, no sólo por mí sino por el periódico en el que trabajo y, sobre todo, por los pueblos a los que hago referencia en el reportaje premiado. La Sierra de Pela es una de las zonas más dejadas de la mano de Dios en esta provincia, y eso teniendo en cuenta que estamos en Guadalajara, ya es mucho decir. Además, me lo pasé de fábula con sus gentes.

Gracias a los tres miembros del jurado: Víctor Márquez Reviriego, Javier del Castillo y Andrés Aberasturi, sobre todo a Víctor y Javier, a los que aprecio enormemente en lo personal. Y gracias a todos los amigos y compañeros que me han ido felicitando desde anteayer (a Óscar Cuevas le pondré un piso en Benidorm un día de estos…) y que me han dedicado elogios inmerecidos. De mis padres y de mi novia no hablo porque esto sería demasiado lacrimógeno. Y a mí nunca me ha gustado llorar.

El periodismo es una profesión ingrata y dura, sobre todo dependiendo para quién trabajes. Pero también es la más hermosa de todas. Y tiene momentos cojonudos e irrepetibles que hay que cazar al vuelo porque se hacen viejos con la misma rapidez que la página de un periódico.