La Garlopa Diaria

23 noviembre 2007

Hace unas cuantas semanas, el diario El País publicó un editorial bastante sesgado sobre la figura del Che Guevara, coincidiendo con el aniversario de su muerte. Algunos periódicos de la competencia pusieron ante el espejo este texto editorial con otro que publicó El País hace diez años. No se parecían en nada. La figura del revolucionario suramericano ha pasado de ser una leyenda a un mito inexplicable.

La mayoría de los redactores de El País no estaban de acuerdo con ese editorial. El Comité de Redacción (porque los periódicos grandes y serios tienen comités de redacción) promovió una protesta y reunió el número de firmas necesarias que contempla el Estatuto de Redacción del buque insignia de Prisa. Los redactores consiguieron que se publicara una nota rechazando los planteamientos editoriales del periódico para el que están empleados. En esa nota, los trabajadores decían que entre el blanco de un editorial (el de hace diez años) y el negro de ahora hay grises que son matices, aquellos que precisamente dan sentido al rigor periodístico.

Pues bien, si yo perteneciera a un diario que dispusiera de Comité de Redacción, haría exactamente la misma operación con el editorial que hoy publica Nueva Alcarria, que es donde servidor trabaja. El texto cuestiona la legalidad de la decisión judicial de imputar a siete funcionarios de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Castilla-La Mancha en Guadalajara, por su intervención en las tareas de extinción del incendio del Ducado en julio de 2005. No se ofrece ningún argumento jurídico que acredite esta postura, pero lo cierto es que se pone en tela de juicio la imparcialidad de la jueza que sigue el caso. No es que haya que condenar -como algún medio o comentarista está haciendo de antemano- a estos siete funcionarios, pero atacar la oportunidad de esta decisión judicial tampoco resulta muy coherente. A mi modesto modo de ver.

Conste que todo esto lo digo sin acritud. Por higiene. Es decir, que debe ser tomado como algo lógico y normal que los redactores de un medio no siempre estemos de acuerdo con la línea editorial o las opiniones del director de tu medio. Es normal, y además es sano. Y no pasa nada. Seguimos trabajando, y punto. Porque el periodista no tiene tiempo en ocasiones ni para reflexionar. Hace pocos días estudiábamos en clase las diferentes formas que tienen los lectores o redactores para hacerse oír. ¿Saben cuantos periódicos en España tienen Defensor del Lector? Sólo tres: El País, La Vanguardia y La Voz de Galicia. Será cosa de eso que llaman periodismo de trincheras.

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PD.- Cuando decidí montar este blog tuve, permítanme, una de las mejores ideas de mi vida. Quizá la única buena de verdad. De las más baratas y de las que me proporcionan mayor placer.