El periodista Juan Cruz explicaba ayer esta anécdota en su blog de El País: «Había ido Juan José Millás, a principios de los 90, a Murcia, para hacer un reportaje sobre la ciudad, para una serie que coordinaba yo. Volvió. Me contó lo que había ocurrido: le había pedido a un taxista que le llevara a los sitios más emblemáticos de la ciudad, y lo primero que había hecho fue llevarle a El Corte Inglés, a la casa cuartel de la guardia civil y al lugar donde trabajaba un cuñado suyo».
Parece que tener un Corte Inglés da categoría a una ciudad y a lo mejor hasta se revalorizan las propiedades, como si pusieran el metro. En Guadalajara sabemos cómo va a ser el centro comercial (ayer rueda de prensa, visita y comida de gañote); sabemos como van de retrasadas las obras del exterior; sabemos los problemas de Carnicero con sus pasarelas; sabemos los tres kilos que ha puesto encima de la mesa la empresa para garantizar las licencias de apertura; sabemos donde va a estar la carnicería y la planta de hombres; sabemos el presupuesto de la obra; sabemos la opinión de los comerciantes locales y sus eternos lamentos…
Sabemos todo menos una cosa: ¿Cuáles son las condiciones laborales que van a tener los 845 trabajadores que ha anunciado la empresa contratante?
En la prensa nacional -lo he dicho en otras ocasiones en este mismo blog- nunca aparecen noticias negativas relacionadas con estos grandes almacenes. Nunca es nunca. Nunca jamás han salido a la luz, al menos con la relevancia que se merece, los conflictos labores o los conflictos de otro tipo que han sacudido a esta gran empresa. En la prensa provincial llevamos el mismo camino. La mano de la publicidad es demasiado alargada.