La redacción de un periódico es un buen lugar para pensar en los periódicos. Me ha parecido ejemplar el ejercicio de autocrítica y reflexión con sus propios lectores que hace La Vanguardia en las páginas 38 y 39 de hoy. Este periódico acaba de cambiar esta semana por completo su formato y diseño. Algunos lectores lo han aprobado. Otros se quejan. Hoy recogen en estas dos páginas algunos de los comentarios-quejas que han recibido con su correspondiente explicación por parte del responsable de la sección en cada caso. Su lectura es interesante y no sólo para los seguidores habituales de este diario, sino para todos porque demuestran que un periódico no se hace a trompicones, sino contando siempre con sus fieles. Se trata, como decía el viejo periodista de Chicago Daily News, de que «nuestro dilema es que al mismo tiempo odiamos y queremos el cambio; a lo que realmente aspiramos es a que las cosas permanezcan igual pero mejor» (esta cita la recuerda la Defensora del Lector del diario de los Godó).
Por cierto, que el dominical de La Vanguardia, que es el mismo que reparte Nueva Alcarria, también ha modificado su diseño. Y me parece que lo han clavado.