La Garlopa Diaria

4 septiembre 2007

El alcalde de Florencia pide penas de cárcel para los limpiavidrios

«El alcalde ha invocado a Lenin para justificar su decisión. «Lenin decía: ¿El problema es el análisis concreto de una decisión concreta¿. A quienes nos critican desde la izquierda, les quiero indicar que eso estamos haciendo. Por otra parte, Lenin también decía que el extremismo es la enfermedad infantil del comunismo», ha declarado».

La Vanguardia
04.09.07

En la rentrée política italiana un asunto social acapara titulares: la decisión del alcalde de Florencia de acabar, mediante la prisión o con penas económicas, con la actividad de las personas que limpian los parabrisas en los semáforos. La decisión de Leonardo Domenici (Democráticos de Izquierda, DS; antiguos comunistas), que no sólo preside la coalición de centroizquierda que gobierna la capital toscana, sino que también es el presidente de los alcaldes italianos, ha provocado todo tipo de reacciones, desde quienes la consideran ilegal hasta quienes la aplauden.

Desde el pasado martes, quien sea visto limpiando los parabrisas de los automóviles ajenos en Florencia puede ser sancionado con una pena de hasta tres meses de cárcel o con el pago de una multa de 203 euros. La medida es la respuesta municipal a las quejas de automovilistas que han denunciado comportamientos agresivos de los limpias,en especial con mujeres y personas maduras. Los limpiavidrios han desaparecido de las calles florentinas. Incluso los que actuaban de forma correcta.

El alcalde ha invocado a Lenin para justificar su decisión. «Lenin decía: ¿El problema es el análisis concreto de una decisión concreta¿. A quienes nos critican desde la izquierda, les quiero indicar que eso estamos haciendo. Por otra parte, Lenin también decía que el extremismo es la enfermedad infantil del comunismo», ha declarado. Porque críticas desde la izquierda no le han faltado. Por ejemplo, de la ministra de la Familia, Rosy Bindi (del partido moderado de izquierdas La Margarita): «¿Por qué no se usan esos métodos contra la mafia, la camorra y las mil formas de violencia que cada día se inflige a mujeres y niños?».

El nombre de Rudolph Giuliani, el alcalde de Nueva York que aplicó en su ciudad una política de tolerancia cero, planea sobre el mandatario local florentino. Al respecto, Domenici ha manifestado: «Si hablamos de tolerancia, prefiero Voltaire a Giuliani, pero no podemos ignorar que hay un límite en la capacidad de aguantar». El alcalde de Florencia piensa extender su iniciativa a las actividades de los grafiteros y de la prostitución, mientras otros colegas han decidido seguir el mismo camino: los de Trieste, Génova y el de Roma, Walter Veltroni, la gran esperanza de la izquierda en estos momentos.

La prensa italiana, en la que las noticias de delincuencia protagonizadas por extracomunitarios o trashumantes tienen gran protagonismo, ha cuantificado el negocio que mueven quienes limpian los vidrios de los automóviles: sólo en Roma hay entre 700 y 900 limpiaparabrisas, que recaudan unos 40 euros al día de media, que da un total diario de entre 28.000 y 36.000 euros, que pasan a ser de entre 10 y 13 millones de euros al año. Así lo ha explicado Antonio Di Maggio, comandante del VIII grupo de la policía municipal de la capital italiana. Los datos hablan también de explotación infantil: en Roma, entre febrero del 2003 y diciembre del 2006, los guardias han localizado a 1.859 niños que ejercían de limpiavidrios.

También se ha hablado de mafias en ese sector: desde esquinas controladas a las que no pueden acceder limpias incontrolados hasta el cobro por dormir en las barracas proporcionadas por los capos a aquellos connacionales a los que se ha hecho venir del extranjero para explotarlos.

Pero todo lo anterior no es más que el reflejo de un problema que viven Italia y otros países desarrollados: la existencia de miles de personas en situación irregular, sin medios de subsistencia, y a los que los gobiernos de los países en que residen no les acaba de encontrar una solución.