¡¡¡A GLASGOW!!!
El Periódico
03.05.07
JUAN TERRATS
BREMEN. ENVIADO ESPECIAL
Sí, sí, sí, el Espanyol estará en Glasgow el próximo 16 de mayo. Habrá final española en la UEFA. Los goles de Coro y Lacruz han sentenciado la eliminatoria en la segunda parte después de pasar un auténtico infierno en los primeros 45 minutos.
El Espanyol disputará otra final europea tras 19 años, la tercera en siete años desde la Copa del 2000 en Mestalla en una trayectoria envidiable para cualquier club de la Liga.
Todo el mundo sabía que el Espanyol iba a sufrir en Bremen. Los jugadores lo advirtieron desde el mismo instante que terminó el partido de ida. Valverde lo recordó una vez más en su última rueda de prensa.
No había nada hecho y el vestuario blanquiazul estaba concienciado de que lo iban a pasar mal. La idea final era pasar el temporal alemán de los primeros 20 minutos, que el Werder Bremen no marcara pronto y que en el caso de que esto sucediera que el equipo no se hundiera como hace 19 años en Leverkusen.
Esta noche se ha comprobado otra vez que una cosa es la teoría y otra la práctica, que luego en el campo suceden cosas que no se pueden prever en la pizarra del vestuario.
Todas estas suposiciones que se oyeron los últimos ocho días se han ido al garete en cuatro minutos. El tiempo que le ha costado a Almeida batir a Iraizoz en una jugada absurda. Un rebote, un mal entendimiento entre Torrejó y Jarque y una desafortunada salida de Iraizoz.
Ha empezado mal el partido. Y lo peor, el equipo ha estado descolocado, nervioso, y muy tocado durante bastantes minutos.
Nunca se había visto a Valverde gritar tanto a sus jugadores desde la banda. Ha corregido a Ito, a Zabaleta, a Lacruz, a Torrejón, a Jarque. A todos. Era una locura el ritmo alemán.
Expulsión de Klose
Los alemanes han salido a por todas. Han jugado duros, revolucionados, ciegos, en busca del segundo gol. Pero cuando los jugadores van a más de 200 pulsaciones suceden cosas imprevisibles: que Klose le dé un codazo a Jarque en un salto y que luego simule una falta al borde del área. Y Klose, la estrella alemana, se ha ido a la ducha antes de hora (m. 19).
Ahí, el Espanyol se ha calmado un poco e incluso ha dado la impresión de que podía llegar al área de Reinke. Zabaleta ha chutado desde lejos (m. 22) y el equipo ha protagonizado la primera jugada con más de tres pases (m. 25) en un pobre bagaje blanquiazul.
Los alemanes no se han rendido a pesar de jugar con 10 hombres. El Werder ha martilleado a la defensa visitante con un juego aéreo demoledor. El Espanyol solo ha respondido con balonazos. El centro del campo ha desaparecido. La tensión ha subido, en el campo y en los banquillos. Los alemanes se sentían superiores mientras los jugadores blanquiazules seguían perdiendo el balón en el primer toque.
Tamudo ha aparecido por fin (m. 38) y la primera contra catalana, la mejor arma de los visitantes, se ha visto a falta de dos minutos para el final de la primera parte. Valverde tenía que hacer muchas correcciones en el descanso.
Y aparece Coro
El Werder ha colocado otro hombre alto (Schindler) en el ataque y ha quitado a un defensa, mientras que el Espanyol ha buscado el juego por abajo y la salida de Riera. Los alemanes se han jugado el todo por el todo y era cuestión de aprovechar los huecos.
Había que jugar con cabeza, lo que ha faltado al principio. Y en la primera contra, en el primer centro de Riera, en la primera intervención de un flojísimo Reinke ha aparecido el pie de Coro, siempre Coro en los partidos importantes. Y se ha abierto el cielo: gol. El Espanyol estaba en Glasgow (m. 50).
El Espanyol ha vuelto a marcar en la siguiente aproximación, de córner. Lacruz ha rematado sin problemas entre las torres alemanas (m. 60) –el tercer gol blanquiazul de la eliminatoria en jugada de estrategia–. Ha sido la puntilla perica. El Weserstadion ha enmudecido durante unos segundos. Era la confirmación de que habría una final española en Glasgow. El Espanyol ha cerrado esta noche el paréntesis que abrió aquella dramática final de Leverkusen. No, no ha habido milagro en el río Weser. Solo alegría perica.