Curiosas las prisas de Barreda por reformar la ley electoral para incrementar -causa lógica y razonable- el número de diputados a elegir en Guadalajara, de 7 a 8. Cospedal lo rechaza porque sabe que el granero de votos del Corredor seguirá yendo, según las encuestas, hacia caladeros socialistas. La pregunta es: ¿por qué no se quiere dar tanta prisa el presidente en reformar la ley electoral para no dejar huérfanos de representación a los votantes de Izquierda Unida? Quizá eso interesa menos, pero el bipartidismo que Bono implantó en Castilla-La Mancha ofrece una visión pobrísima de su ya de por sí oscura y discreta vida parlamentaria. O al menos eso me parece a mí.