El Foro Social, ignorado en la prensa
Raúl Conde
En el último número del periódico Le Monde diplomatique, su director, el español Ignacio Ramonet, reflexiona sobre las amenazas a la información, sobre todo a la prensa escrita, y subraya que “la propiedad de los grandes medios de comunicación está concentrada en las manos de unos pocos grupos industriales financieros”. Quizá por este motivo se puede explicar la pobrísima cobertura que los principales periódicos españoles han realizado de la séptima edición del Foro Social Mundial, celebrado en Nairobi (Kenia), desde el pasado domingo 21 hasta el jueves 25 de enero.
Ninguno de los periódicos con mayor tirada en España, tanto los que se editan en Madrid como en Barcelona, ha realizado un seguimiento cercano, amplio y constante de los actos programadas en torno al Foro Social. Así que la información ha aparecido con cuentagotas, de forma deslavazada y, en la mayoría de los casos, incompleta.
Hay dos ejemplos paradigmáticos de esta ausencia de noticias. Los diarios El País y El Periódico de Catalunya, cuyas líneas editoriales son lo más parecido a la izquierda que el lector puede encontrar en el kiosco, apenas se han ocupado del asunto. El diario editado por el grupo Zeta no le ha concedido relevancia y los primeros días no publicó nada del Foro, ni siquiera un breve o un suelto.
Por su parte, el periódico propiedad del grupo Prisa no publicó ninguna información hasta el lunes 22: tan solo media columna en la sección de Sociedad haciendo mención al arranque del programa del Foro y destacando que su celebración “desborda la capacidad hotelera de Nairobi” por la presencia de más de 50.000 activistas. La enviada especial a Ciudad del Cabo escribía: “La rápida urbanización africana y el éxodo de la población del campo a la ciudad conducen a la proliferación de barrios de chabolas exentas de electricidad, agua o servicios básicos en todas las ciudades africanas. Esta situación, junto con la pandemia del sida, los conflictos bélicos o los tratados injustos de comercio, centrarán la edición africana del foro” (22.01.07).
El País no volvió a hacerse eco del Foro Social hasta que terminó el jueves 25. La periodista Laura Bianchi, enviada especial a Nairobi, firmaba un reportaje titulado “Voces contra la pobreza”, en el que abordaba las propuestas de los participantes en el foro para mejorar el mundo. En la edición digital del periódico este texto venía acompañado de varias fotografías de Reuters y Associated Press y el informa de la FAO sobre el estado de la agricultura y la alimentación. La redactora destaca la necesidad del foro de articular propuestas frente a las protestas callejeras que en años anteriores se han convertido en iconos del Foro Social. Sus organizadores, a su juicio, huyen de esta imagen y recalcan el éxito de su convocatoria: de los 20.000 participantes de 2001 se ha pasado a más de 10.000 en las convocatorias brasileñas. Todavía no hay datos de la cita en Nairobi.
El Foro Social Mundial (FSM) “no es un encuentro fácil de encapsular”, destaca la periodista de El País. Se organizan cientos de actos, multitud de debates de los que no sale ninguna declaración y una serie de actividades, entre culturales y lúdicas, dan vida a un encuentro abiertamente anticapitalista. Bernard Cassen, presidente honorario de ATTAC (Asociación para la Tasación de las Transacciones Financieras para la Ayuda a los Ciudadanos), uno de los alma máters del foro, considera que del Foro Social “deben salir más propuestas, no en nombre del foro, sino de organizaciones concretas”. Existe el debate interno entre los altermundistas, cuya tesis dominante es el contrapoder, pero no la única. “Yo creo –matiza Cassen- que no hay que tener miedo de dialogar con el poder, con los foros de parlamentarios y de autoridades locales”.
Finalmente, en la edición del viernes 26, El País publicaba un artículo, a cuatro columnas, recuadrado y con una fotografía de Efe, con las conclusiones del foro tras su clausura el día anterior, aunque según destaca la crónica, no hubo “una declaración conjunta ni grandes planes de actuación y con el acuerdo de que el encuentro se toma un respiro y no se volverá a celebrar hasta 2009”. El último día hubo una marcha desde los suburbios hasta el centro de Nairobi en la que los manifestantes, bajo el lema Otro mundo es posible, reiteraron los problemas de África que han centrado la agenda del Foro: las guerras, la pobreza, el sida y la falta de vivienda. “También se ha exigido una mayor atención a la mujer y a los niños y el respeto a los homosexuales”, apunta la periodista en la entradilla. En el cuerpo de la información se señalaba un dato desesperanzador: 1.000 millones de personas en todo el mundo viven en chabolas, un problema especialmente grave en el continente africano.
La organización del Foro Social suele coincidir con un evento antagónico: el Foro Económico Mundial que se reúne en Davos. En cuanto al tratamiento en la prensa, comparando ambos acontecimientos, lo primero que llama la atención es la diferente ubicación de la noticia en los periódicos. Mientras los actos del Foro Económico se insertan en las secciones de Economía o incluso de Política de los principales diarios españoles, el Foro Social se localiza únicamente en la sección de Sociedad y sólo La Vanguardia lo mete en la sección de Internacional. Si nos atenemos a la nomenclatura de los actos, “Económico” y “Social”, quizá la diferencia esté justificada. Pero no si se analiza con criterios de contenido porque ambos foros tratan los mismos asuntos y se ocupan de la misma agenda: las teorías políticas, las propuestas sociales, las recetas económicas, los desequilibrios, la coyuntura mundial, etc.
Algunos periódicos españoles no han publicado nada del Foro Social. Nada quiere decir nada: nada. Ni siquiera un triste breve en una página par. Ya no digamos una entrevista o un comentario. Los diarios conservadores (ABC, El Mundo y La Razón) han ignorado casi por completo esta última edición del encuentro que agrupa a los movimientos antiglobalización. Sin embargo, el Foro Económico sí ha recibido la atención de buena parte de la prensa española. Incluso El País, a través de su redactor Andrés Ortega, hijo de uno de sus fundadores, José Ortega Spottorno, se ha ocupado de la cita de Davos con profusión incluso antes de empezar. El martes 23, este periodista avanzaba en una crónica, a cuatro columnas, la agenda del Foro Económico y los días siguientes prestó atención a las declaraciones de los políticos, los empresarios y los periodistas que pasaron por Davos.
El caso de La Vanguardia es singular. Aun siendo un periódico de talante conservador y tradición burguesa y católica, con una línea editorial muy sólida, ha vuelto a demostrar que mantiene su fibra periodística intacta y que es posible hacer periodismo desde la derecha, pero de forma moderada. La Vanguardia sí se ha ocupado del Foro Social. Sin alardes, sin mucha resonancia, pero con una serie de reportajes centrados en torno a África y la globalización. El lunes 22, por ejemplo, trataba la lucha por la tierra en los países pobres: “la agricultura africana ha sido incapaz de producir alimentos al mismo nivel que otras regiones en desarrollo”.
El autor de este reportaje, Félix Flores, destaca que “entre un 60% y un 80% de la población africana vive en el medio rural y escribe: “la herencia colonial del monocultivo, el ciclo letal guerra-sequía (sobre todo en África oriental), la falta de infraestructuras –no sólo de carreteras, sino de ríos navegables-, los precios que se pagan por el producto, los límites del mercado interno, la ausencia de medios para adquirir créditos y tecnología, y por último la falta de formación condenan al agricultor africano a la miseria y el hambre”. La información recoge las críticas que recibieron en el Foro Social las fundaciones Rockefeller y Bill Gates por su intención de dedicar 150 millones de dólares a distribuir en África semillas híbridas y fertilizantes. Varios ecologistas no dudaron en calificar de “obsoletos” este tipo de programas. Y, para colmo, el debate de los transgénicos. “Unos países son más favorables y otros menos”, concluye el reportaje de La Vanguardia.
También en este diario catalán, el día que concluía el Foro publicaba un artículo de Iolanda Fresnillo, del Observatorio de la Deuda en la Globalización y participante en los actos de Nairobi, concretamente, en los referentes a la deuda externa. Los países del Sur pagan cada año miles de millones de dólares a los países más ricos para devolver la deuda que se afirma que deben. El movimiento altermundista pide que se reconozca a esta deuda como “ilegítima”. Iolanda Fresnillo propone como solución “la revisión de lo que se debe y de su origen mediante auditorías de la deuda; en el control parlamentario de nuevos préstamos; en la construcción de un nuevo sistema financiero internacional y en unas relaciones económicas más justas”.
El sociólogo Herbert Schiller, estudioso de la estructura de la comunicación, cuenta que “antes, la riqueza se medía en tierras. Ahora, la principal medida es la información: la calidad, la cantidad y la velocidad con la que la adquirimos y nos adaptamos a ella”. La conclusión de la cobertura de la prensa española del Foro Social resulta desoladora. A los actos programados en Nairobi no viaja ningún jefe de Estado ni tampoco primeros ministros. No acuden los empresarios y los sindicatos han perdido peso e influencia. Tampoco se sirven cócteles ni se organizan videoconferencias con magnates de la comunicación o firmas de nuevas tecnologías. Quizá por ello, porque no mueve a los actores que dominan la industria de la comunicación, las propuestas del Foro Social Mundial permanecen ocultas. Sin embargo, en cuanto se produce una carga policial o algún altercado en la calle, las imágenes dan la vuelta al mundo. ¿Lo deciden los periodistas o alguien que está sentado en una planta superior?