Ando liado con ciento veintiocho mil cosas, entre trabajo y demás, pero no puedo pasar por alto lo que acabo de leer en la edición digital de El Mundo. Resulta que el maestro Jesús Quintero vuelve el miércoles que viene a TVE con una nueva serie de programas de los suyos. La primera entrevista en su regreso es a Farruquito. Se la hizo antes de que éste ingresara en prisión. Pues bien, ya ha tenido que salir una escueta de neuronas que preside no sé qué asociación de stop accidentes o algo así para denunciar, muy indignada ella, la emisión de esta entrevista «porque Farruquito es un asesino y a los asesinos no se les entrevista», ha dicho. ¿Y quién le ha comunicado a usted, buena señora, que a los asesinos no se les entrevista? ¿Quién leches le ha explicado a usted cómo se debe ejercer el periodismo? ¿Quién narices es usted, estimada amiga de no sé qué asociación de accidentes, para dictar los cánones del género de la entrevista?
Dejando aparte si Farruquito es o no un asesino, le recuerdo un par de cosas a esta buena mujer de no sé qué asociación de accidentes: Pedro Jota entrevistó hace ya un tiempo al etarra que quiso asesinarle, Soares Gamboa. Y, a una distancia sideral de nuestro país, en la BBC hace muy pocos meses organizaron un cara a cara escalofriante, pero también edificante, entre asesinos que pertenecieron al IRA y familiares de algunas de sus víctimas mortales. Trabajado con seriedad y con rigor, se trata para mí de un ejercicio soberbio de periodismo. Para la señora de no sé qué asociación de accidentes a lo mejor es un pasatiempos que merece la pena ser denunciado.
¿Por qué nadie se rebela contra la estupidez mezquina y nauseabunda del puritanismo?