Tamudo, el ídolo sencillo
Dicen que Raúl Tamudo no se presentó al examen de conducir. Mandó a un amigo o un hermano, no lo sé bien, para que le sustituyera. Aquello, si es que pasó, fue hace muchos años. Hoy Tamudo es una persona madura de 29 tacos y un jugador veterano de la Liga española. Desde que Paco Flores le hizo debutar ante el Hércules (donde, por cierto, marcó un golazo), se ha convertido en el auténtico buque insignia del Espanyol, un club sufridor por naturaleza. Hace pocas jornadas alcanzó los 100 goles marcados con la camiseta blanquiazul. A Tamudo un gol en el Espanyol le cuesta media docena de partidos más que a Etoo en el Barça o a Van Nistelrroy en el Real Madrid. Es un jugador esforzado, noble y valiente. Asumió sin problemas el liderazgo del equipo como capitán, ha llevado con temple su relación con la directiva, lloró cuando le quisieron traspasar al Rangers y calló más de lo que hubiese querido cuando echaron del banquillo a su padrino y amigo Paco Flores. Nunca falla cuando el equipo más le necesita: siempre aparece. Ha ganado dos Copas del Rey (la mitad del palmarés del Espanyol) y ha marcado en las dos finales. El gol a Toni en Mestalla fue antológico. Fue el más listo de la clase y es el más espabilado de los delanteros. Empezó como Raúl, su colega del Madrid, haciendo más kilómetros que un atleta. Con el tiempo ha consolidado su fortaleza física y, sobre todo, ha perfeccionado la técnica. Tamudo es como los buenos vinos, mejora con los años. La temporada pasada, cuando el Espanyol se salvó en el minuto 93 del último partido de Liga, rompió a llorar. No aguantó más. La presión era enorme y él siempre da la cara. Los pericos tenemos una mezcla de emoción y respeto cuando mencionamos su nombre. Es un chico de Santa Coloma que habla castellano y balbucea catalán. Se ha criado en la cantera del Espanyol y emociona comprobar la mirada de los chavales en la ciudad deportiva de Sant Adrià hacia un ídolo que no viste grandes marcas, ni se pinta el pelo ni sabemos con quien se acuesta. Hombres como Tamudo siempre triunfarán. Representan la sencillez, el trabajo y los colores de algo mucho más grande que un simple club de fútbol.