El ‘milagro’ de las carreteras de Guadalajara
Otorgar a empresas privadas la ejecución de obras públicas es algo normal por parte de las instituciones. Lo que no es normal es fomentar la idea de que todo lo privado sale bueno, y lo público, en cambio, aparece como sinónimo de baja calidad o de desastre. Desde hace años, parece que en España todo tiene solución a través de particulares. Quizá por eso el Gobierno avanza paulatinamente en la privatización de empresas públicas (las punteras, las deficitarias, como RTVE, se las queda el aparato) y por eso la Diputación de Guadalajara presenta como la gallina de los huevos de oro la oferta enigmática y milagrosa presentada por una empresa para arreglar todas las carreteras de la provincia.
Vayamos por partes. Si aceptamos que las cosas son como son y que además no tienen remedio, quizá el presidente de Diputación obra de buena manera defendiendo su proyecto. Ahora, si de lo que se trata es que las administraciones cumplan el papel que por ley les corresponde, entonces puede que la cosa no pinte tan bien. Ya sé que al alcalde de turno lo que le interesa es que le arreglen la carreterucha que tienen que soportar sus vecinos. Pero, la pregunta es: ¿en el caso de que una administración no pueda hacer frente a sus competencias, como las diputaciones provinciales, lo más adecuado y reglamentario es confiar gran parte de su gestión a particulares?
Modestamente, creo que no. Y me sorprende que algunas personas que han estado siempre en el alero del PSOE en Guadalajara (socialistas, no liberales, ni conservadores) se sumen ahora a este carro no sé exactamente por qué razones. La propuesta de las carreteras se interpreta como un pulso de Moratilla a su partido y en especial a su secretario provincial y lleva encubierta la guerra interna que viven los socialistas alcarreños desde que descubrieron sus días de vino y rosas. Ojo: con todo esto no quiero decir que los detractores del proyecto, o incluso del propio Moratilla, sean unos paladines del socialismo. Puede que todo lo contrario, desde luego, pero eso no modifica el análisis. Da la impresión de que todo vale en la guerra de las boinas y las carreteras. Sin embargo, no parece demasiado lógico ni sobre todo demasiado leal con los ciudadanos recurrir al sector privado para mitigar la incapacidad o inutilidad (personal o económica) de una institución pública.
Soy de los que piensa que el mayor error no es otorgar a una firma la reforma de las carreteras de la provincia, sino presentar esta operación como ordinaria y un logro mayúsculo en un organismo público gobernado por representantes del Partido Socialista. De esta manera, se abriría la veda. Que faltan farmacias, pues que las monte Bayer. Y que las pague, claro. Y si faltan centros de salud, pues nada, quizá a Florentino Pérez le sobre algo de dinero B.
¿Ustedes se imaginan a Zapatero recurriendo a una empresa desconocida para financiar la construcción de las autopistas del país, no como una inversión directa imputable a los presupuestos del Estado, sino a cambio de no se sabe qué?