11-S, cinco años
Hoy se cumplen cinco años de los atentados del 11-S en Nuevsa York y Washington. He intentado tragarme la mayoría de artículos-sábanas que publica la prensa. Uno de los más interesantes (también por su brevedad y contundencia) me ha parecido el de Alberto Sotillo en ABC. Lo titula «Así se pierde la guera» y critica la respuesta irracional y desproporcionada que tuvo el Gobierno de EE.UU. después de los ataques terroristas. «Quien es víctima de un ataque como el del 11-S tiene derecho a defenderse y, llegado el caso, a hacer un legítimo uso de la violencia. Lo que no tiene es el derecho a equivocarse». Y se equivocaron. Profundamente. Las consencuencias están siendo terribles y el caos se ha adueñado tanto de Afghanistán como de Irak, las dos intervenciones militares fruto de lo que Bush llama «la guerra contra el terror».
El último párrafo del artículo de Sotillo, alejado de ningún sectarismo político, resulta muy gráfico para definir la coyuntura actual: «El mundo es hoy mucho más peligroso que en 2001. Al Qaida sigue campando por sus respetos, y una respuesta equivocada a la amenaza ha contribuido a empeorar las cosas. Nicolas Baverez, que no es precisamente un izquierdista, ha hecho en ABC un diagnóstico alarmante: «Los riesgos se aceleran» tras «el fracaso de la respuesta estadounidense a los atentados del 11 de Septiembre». Y no es precisamente un francés con instintos antiamericanos quien lo dice. Todo lo contrario. Cinco años después, habría que reflexionar y dar una respuesta algo más racional que esa que cuenta que no nos queda más remedio que afrontar una guerra eterna en la que que la situación va a seguir empeorando de día en día».