La Garlopa Diaria

21 abril 2006

Apoteosis del libro en Madrid

Nueva Alcarria, 20.04.06

Precisamente fue Francisco Ayala, ahora que acaba de cumplir cien años, quien escribió que “el libro ha de salir a la calle y buscar al lector”. Así de escueto y así de complejo. La recomendación del escritor granadino es el propósito principal por el que la Comunidad de Madrid organizó el jueves la Noche de los Libros, un intento de Sant Jordi madrileño, pero con horario reducido a la tarde, la noche y la madrugada.

Se trata de una fiesta de la lectura con más de 200 actividades en librerías, bibliotecas, museos, centros culturales, teatros y cafés. Hubo encuentros, conferencias, charlas, lecturas dramatizadas, animación de calle, música variada y todo desparramado por los barrios de la capital y las ciudades del extrarradio. Si los libros no van a la montaña, la montaña irá a los libros, pensaron desde la consejería de Cultura del Gobierno madrileño en vísperas del 23 de abril. La cita fue un éxito total de participación y de ventas. Los lectores aprovecharon que las librerías redujeron un 10% los precios a partir de las ocho de la tarde.

De Reverte a Amancio Prada

Una de las figuras de la literatura que participó en este frenesí libresco fue Javier Reverte (Madrid, 1944). El autor de Corazón de Ulises firmó libros de su última obra, “El médico de Ifni”, en la librería Rumor, en la calle Colombia. En ese instante, alrededor de las ocho de la tarde y hasta bien entrada la noche, multitud de escritores estampaban su rúbrica en los ejemplares que traían los lectores. Lorenzo Silva, otro gran conocedor de Guadalajara y de La Alcarria después de escribir “El alquimista impaciente”, firmaba en Estudio en Escarlata; Paula Cifuentes en El Tranvía, Rosa Montero en el FNAC, Joge Martínez Reverte en Antonio Machado, Gonzalo Suárez en Crisol; Javier Moro en la Casa del Libro y así hasta un largo etcétera. Participaron casi todas librerías importantes de Madrid, incluso los grandes almacenes.

En la calle la animación musical comenzó a las cinco de la tarde, y con actuaciones para todos los gustos. Incluso un concierto de José Menese, el gran maestro del cante jondo, eso sí, sólo para los privilegiados que gozaban de invitación. También por la tarde hubo debates y tertulias en los cafés literarios: en el Gijón, entre Marcos Giral Torrente y Juan Bonilla, y en el Central, con Benjamín Prado. La noche empezó con una extraordinaria conferencia de António Lobo Antunes, el escritor portugués “eterno aspirante al Nóbel” según la prensa, sobre la pasión que siente hacia los libros, y se cerró con una fiesta musical en el Fnac. Cantaron, entre otros, Amancio Prada y Christina Rosenvinge.

Fiesta anual

Borges dijo: “un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo; hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos”. La Noche de los Libros pretende provocar este encuentro entre libros y lectores. Desde la consejería de Cultura se apunta que “es una iniciativa de la Comunidad de Madrid que nace con el objetivo de convertir anualmente la lectura en una fiesta”. Este año desde luego ha dejado buen sabor de boca y siente un precedente. Fue una gran celebración que se prolongó a lo largo de 9 horas consecutivas, desde las 17.00 hasta las 2.00 de la madrugada. Un encuentro cultural sin precedentes en Madrid.

En la Gran Vía se decía que “la movida madrileña”, por un ratito, dejó de ser musical para consagrarse a la literatura. Pero quizá no es del todo cierto porque ambas movidas demostraron que pueden convivir en perfecta armonía. El crítico de ABC Juan Ignacio García Garzón escribía ayer que se trata de “una fiesta de celebración de la lectura que merece la pena prolongar privadamente -o en compañía propicia- durante todo el año y que no estaría nada mal recordar el que viene con una edición aún más atractiva.