La Garlopa Diaria

1 diciembre 2005

Un lumbrera publica hoy en el diario Avui (editado por Planeta) que «en Barcelona queda muy hortera hablar en español» y que eso es cosa de pobres. Lo justifica en el siguiente exabrupto: países como Noruega o Dinamarca, con una lengua propia minoraria como el catalán, registran una tasa de riqueza mayor que todas las naciones hispánicas, allende el océano. Así que termina su artículo diciendo que hablar español cierra fronteras y destinos y, en cambio, hacerlo en catalán es un síntoma de cultura.
En la prensa alcarreña también he leído durante las últimas semanas algunos artículos salidos de madre. Textos en los que para criticar el Estatuto o las tarifas del tren de alta velocidad se mofan de la lengua catalana y de las instituciones vernáculas.
Qué pena que en este país los extremos se toquen, y se retroalimenten. Qué pena que se apueste por el insulto y no por el argumento. Qué pena que hayamos perdido la educación.