La Garlopa Diaria

28 noviembre 2005

No hace falta, ni es necesario ni recomendable ni aceptable regular la libertad de expresión. Los límites los marca el artículo 20 de nuestra Constitución. Y los tribunales. Lo que sí creo que resulta imprescindible es regular la actividad periodística. No todo vale. Y como no todo vale conviene que sean los propios periodistas, es decir, aquellos que ejercen la profesión, quienes controlen y vigilen su propio trabajo. Controlar y vigilar no es sinónimo de censura; simplemente se trata de velar porque no campen a sus anchas los periodistas que, más que informar u opinar, insultan. El presidente de la federación española de asociaciones de prensa, González Urbaneja, ha dicho: «estoy en contra de que un organismo vigile los contenidos de los medios». Claro, para algunos es preferible la guerra sucia que vuelve loca a la prensa de Madrid. Las declaraciones se producen en vísperas de la aprobación en Cataluña de la Ley General Audivisual, que dejará en manos del CAC (Consejo Audiovisual de Cataluña) la concesión de licencias de emisoras de radio y televisión. Así que el Gobierno autónomico dejará de ser quien reparta el pastel. A los periodistas catalanes, que suelen ser por regla general más moderados que los de la capital, les parece una solución idónea. En cambio, a algunos de sus colegas madrileños, el fin de su independencia profesional. O lo que es lo mismo, la erradicación de la lucha libre. A mí me parece que debería extenderse a todo el país.