Al crítico de televisión, José Javier Esparza le preguntan qué le parece Cuatro. «Decepcionante» -contesta- «no parece la televisión del primer grupo de comunicación de España«. Quizá lleva algo de razón, pero casi es preferible no acordarse cómo empezaron el resto de cadenas comerciales, allá en 1990. Por lo menos es una televisión en la que no hay programas como Gran Hermano, ni tertulias frívolas, ni revistas del corazón.