El otro día en un comida de trabajo, a todos nos sorprendieron cuando en un restaurante en el centro de Guadalajara, nos trajeron un tinto de Mondéjar excelente. De hecho, no parecía de esta denominación. El sabor extraordinario -nunca mejor dicho, porque no es lo frecuente-, la etiqueta curtida y el diseño de la botello original, aunque no exclusivo.
Hay que ver lo mucho que han mejorado los vinos en España, su producción y sobre todo su comercialización, su venta, su marketing. Guadalajara está a años luz de las denominaciones más elaboradas, como Rioja o Ribera, e incluso Somontano o La Mancha, pero es justo resaltar su desarrollo. Sólo un pero: se han subido a la parra con los precios.