Se ha puesto muy nerviosa la parroquia capitalina de la derecha dura, o sea, de la extrema derecha política y mediática ante la OPA hostil de una compañía gasística de capital catalán a una eléctrica de ámbito nacional. Detrás de todo está la principal caja de ahorros del país. No se fían. Los que tienen metido en la cabeza el sistema radial del Estado, no toleran nada que se salga de la Castellana. Quieren que algunos catalanes y vascos dejen de ser nacionalistas, es decir, independentistas. Pero luego rechazan cualquier coyuntura integradora.