Dice Pedro J. en su sábana de hoy que la izquierda y la derecha actuaron de igual forma en los albores de la Guerra Civil. Y compara al general Yagüe, el carnicero que ordenó el fusilamiento de cientos de personas en Badajoz, con Santiago Carrillo. «¿No queríais Guerra Civil? Pues ahí la tenéis, de principio a fin», escribe en tono amenazante. A los periodistas y los historiadores, digamos conservadores, les molesta mucho que los nietos de miles de rojos busquen en las cunetas los huesos de sus abuelos. Y entonces se proponen reescribir la Historia de forma totalitaria, como si todo lo dicho hasta ahora no fueran más que simples banalidades, o peor aún, una sarta de mezquindades. Lo cierto es que el 18 de julio de 1936 existía un Gobierno legítimo y algunos militares y gentes de orden, generalmente piadosas, muy piadosas menos con el fusil y la hostia, decidieron que había que interrumpir el orden establecido. ¿Las causas? Si quieren nos vamos hasta los Reyes Católicos.