Guadalajara arde indignada
Guadalajara Dos Mil, 22-07-05
El incendio originado en Riba de Saelices, que se ha convertido en un arma arrojadiza entre el PSOE y el PP, calcina gran parte de los pinares del antiguo Ducado de Medinaceli y del parque del Alto Tajo. Los pueblos, abatidos por la magnitud del suceso, se cuestionan su futuro después de perder el recurso natural.
La mayoría de alcaldes y vecinos de la zona afectada acusan al Gobierno regional de “imprevisión y falta de reflejos” para atajar el fuego, sobre todo durante las primeras horas. Las versiones de los responsables de la Junta se contradicen y ponen en evidencia la descoordinación entre las administraciones.
Tan solo unas horas después de la visita de la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, a Alcolea del Pinar, la noche del domingo pasado, un periódico madrileño colgaba la siguiente encuesta en internet: “¿Ha habido imprevisión en el incendio de Guadalajara?”. El lector podía elegir entre dos respuestas. La primera, que sí: “el Gobierno Zapatero y el autonómico son responsables”. La segunda, que no: “es culpa sólo de los que encendieron la barbacoa”.
Ambas opciones sintetizan los vértices de la polémica, pero quizá no refleja la complejidad del suceso. El incendio originado el pasado sábado en el paraje de la Cueva de los Casares, dentro del término municipal de Riba de Saelices, es el más grave registrado en suelo español en los últimos veinte años. Once muertos, 13.000 hectáreas calcinadas y un rastro ennegrecido de tristeza, indignación, rabia, impotencia y, finalmente, desolación. Más allá de las causas, este es el balance después de casi una semana. Desde la óptica forestal, una hecatombe. Desde la humana, una tragedia sin precedentes.
Preguntas sin respuesta
El incendio presenta varios planos de análisis. El primero y más cruel, el fallecimiento de 11 personas, dos agentes medioambientales y nueve miembros del retén de Cogolludo. Algunos vecinos, tal como captaron las cámaras de la televisión pública regional, les advirtieron en el último momento del peligro de adentrarse en una vaguada cerrada. El fuego les atrapó y quedaron abrasados cuando intentaban huir en coche. El entierro de las víctimas en media docena de poblaciones de la provincia añade dosis dramáticas al suceso. Guadalajara, tras el mazazo del 11-M, vuelve a caer por la pendiente del dolor.
El desastre natural pasó la noche del domingo a un segundo plano, tras reconocer las autoridades la muerte de estos once héroes. Sin embargo, muchas incógnitas, todavía a estas alturas, continúan sin resolver. ¿Por qué el único imputado por el incendio cambió su testimonio en apenas unas horas? ¿Por qué la Junta de Castilla-La Mancha tardó 28 horas en activar el nivel de alerta 2 que implica ayuda estatal de todos los ministerios y no sólo de Medio Ambiente? ¿Por qué el Gobierno central, en casos extremos como el ocurrido, no dispone de resortes legales para actuar sin necesidad de aprobarlo la autonomía afectada? ¿Por qué la Junta solicitó apoyo técnico a Francia y no a las comunidades limítrofes que se ofrecieron, como Madrid y Castilla y León? ¿Por qué el consejero de Presidencia dice que se activó el nivel 2 cuando se encontraron los once cadáveres y la consejera Arévalo (que ha presentado la renuncia a su cargo) asegura que fue antes? ¿Cuál es el límite competencial en esta materia en Castilla-La Mancha? ¿En quién recae la principal responsabilidad cuando la extinción de un incendio se gestiona mal o muy mal, por parte de la práctica totalidad de administraciones implicadas? ¿Por qué la Junta no endureció la legislación antes de la catástrofe? ¿Por qué después del incendio de Luzaga en agosto de 1994 no se procedió a la limpia del monte, lo que facilita su conservación y la prevención de incendios? ¿Quién cuida del bosque cuando los pueblos se vacían, la agricultura flojea y ni siquiera llueve? ¿Cuál es el futuro que les espera a estas poblaciones después de que el fuego haya arrasado su último recurso? ¿El plan de choque anunciado por el presidente Zapatero anteayer va a ser consensuado con los alcaldes y vecinos? ¿Dimitirá el delegado de Medio Ambiente en Guadalajara tras haberlo hecho su superior? ¿Qué consecuencias políticas tiene el suceso para Barreda? Muchas preguntas y pocas respuestas hasta la fecha. El imputado deberá responder ante el juez. Los responsables de la Junta comparecerán en las Cortes.
Falta de reflejos
A las 14:44 horas del sábado 16 se produjo el primer aviso al 112. Entonces la columna de humo era visible en buena parte de la zona y a poco que fueron transcurriendo las siguientes horas, según han coincidido varios testimonios, se veía con nitidez en puntos lejanos de la provincia. Quiere decir esto que, desde el primer momento, los vecinos eran conscientes de lo que se venía encima. La Junta, que gestiona en exclusiva las competencias en materia medioambiental, no lo vio así. Diversos analistas de la prensa nacional coinciden en señalar que el Ejecutivo autonómico se equivocó doblemente en las primeras horas del incendio. Primero, sobrevalorando sus propios medios tras rechazar ayuda de otras comunidades. “El fuego no tiene fronteras”, dijo Rosario Arévalo, consejera de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha. Pero las autonomías, visto lo ocurrido, sí las tienen. Y segundo, corrieron el riesgo de minusvalorar la magnitud del incendio. A las 15:25, según la Administración, ya estaba el primer medio heliotransportado y ocho minutos antes llegó el primer retén a Mazarete. Su alcaldesa, Lucía Enjuto, replica: “les llamamos enseguida, el mismo sábado y la única respuesta fue que nos mandaron un bombero de Sigüenza para coordinar a los voluntarios”. Óscar Galán, alcalde de Santa María del Espino, relata: “tuvimos que contratar las máquinas nosotros mismos con una empresa privada de Guadalajara porque por más que llamábamos al 112 cuando las llamas ya estaban a escasos 100 metros del pueblo, y ya habíamos sido desalojados, aquí no venía nadie. Y lo mismo tuvo que hacer el alcalde de Luzón”. Javier Muñoz, primer edil de Selas: “si se hubieran puesto más medios, esto no habría ocurrido”.
Mucho viento y calor
La consejera de Medio Ambiente, cuyo rostro en todas sus comparecencias públicas desprendía una sensación de fatiga, se escuda en el siguiente argumento para explicar la rapidez con la que se elevó el nivel de la tragedia. “Han coincidido –matizó- tres circunstancias lamentables: viento racheado, 24% de humedad y 28 grados de temperatura”. Ningún alcalde ni vecino de la zona afectada niega esta coyuntura, pero sí critican en su mayoría la falta total de reflejos de la Junta para hacer frente a la crisis. Se actuó tarde y mal. Esta es la opinión de los ayuntamientos, que desde mediodía del sábado reclamaban aumentar los medios de extinción. Cuando llegaron, al día siguiente, ya era tarde.
Varios vecinos de Ciruelos del Pinar aseguran a este periódico que las administraciones “sólo reaccionaron después de la muerte de los once forestales”. Junto a la diatriba de alcaldes y vecinos, asociaciones ecologistas y miembros del Partido Popular y otras formaciones políticas juzgan “insuficiente” las labores del Gobierno y de la Junta en la extinción del incendio, critican la “descoordinación absoluta y la falta de medios”, e incluso insinúan “desinterés” por todo lo que no fuera el Parque Natural del Alto Tajo. El presidente regional, cariacontecido, compareció el lunes ante los medios en Guadalajara. Barreda anunció tres días de luto oficial, arguyó la experiencia profesional de los once fallecidos y defendió que hubo coordinación entre las administraciones, según él, desde el primer momento. Sus palabras no sofocaron el reproche ciudadano.
Nivel de alerta
Con el paso de las horas, el enredo administrativo y político ha ido engordando para los responsables de la Junta, que han llegado a dar versiones contrapuestas sobre si pidió ayuda antes o después de conocer las muertes. El consejero de Presidencia, Máximo Díaz Cano, aseguró el martes que el nivel 2 de alerta se activó tras confirmarse los fallecimientos, “cuando se entendió que los medios asignados no eran suficientes y, sobre todo, cuando se tuvo conocimiento de la existencia de 11 fallecidos, a los cuales ni siquiera se podía acceder para poder evacuarlos”. Sin embargo, la consejera de Medio Ambiente dice que fue antes, ya que «no se tuvo constancia de la desaparición del retén hasta las 22.00 horas del domingo». El nivel 2 de alerta supone la intervención de la Administración central, mientras que los niveles 0 y 1 implican que la gestión del incendio corresponde en exclusiva al Ejecutivo autonómico.
Según publicaba ayer el diario El País, el Gobierno regional “pidió ayuda cinco veces en las primeras horas del incendio. El Ministerio de Medio Ambiente envió seis aviones, que tardaron una hora en llegar”. Ésta es otra arista del conflicto político: la falta de comunicaciones entre las administraciones central y autonómica. El informe de la Guardia Civil sobre el incendio señala que “se pasa a nivel 2 ante el fuerte viento y el riesgo para las poblaciones cercanas”. Este escrito plantea que a las 18.30 del sábado, la Guardia Civil ya tuvo conocimiento del accidente del retén que pereció en el siniestro. Ese mismo día 17 en que se eleva la alerta, el informe detalla un amplio despliegue de medios, aunque no cita su hora de entrada en servicio: tres aviones, cuatro hidroaviones, dos helicópteros, dos brigadas contraincendios, dos retenes helitransportables, cuatro retenes móviles, cuatro motobombas y cuatro bulldozer (máquinas cortafuegos). Todo resultó ser insuficiente.
Tensión política
Para colmo de desgracias, los pormenores de la gestión de la crisis han caído en una espiral arrojadiza entre políticos. Esto ha encrespado aún más los ánimos en los pueblos. Ángel Acebes acudió al tanatorio de la capital. La ministra Narbona también y suspendió una visita anunciada a la zona afectada por el incendio. El miércoles por la mañana comparecía Zapatero para anunciar una reunión con las familias en cuanto disponga de un plan de “recuperación” de la comarca. Y por la tarde, la bronca, el escarnio, la vergüenza parlamentaria: Rafael Hernando, diputado natural de Guadalajara y amigo de la familia de Luis Solano, uno de los once fallecidos, tuvo un incidente con Pérez Rubalcaba, que antes le había llamado “caradura”. Y José Ignacio Echániz, diputado por Guadalajara, tensó la cuerda del debate para provocar la reacción airada del presidente del Congreso. Entretanto, lejos de la gresca política, el fuego seguía activo en el foco perimetrado de Selas.
Ayer se apagó el incendio. Inmediatamente después presentó la dimisión la consejera Arévalo. El PP pide que se vaya Barreda. Pero ya casi nada tiene solución. Fue el poeta latino Virgilio quién escribió un verso sencillo y necesario: “que, por encima de todo, nos plazcan los bosques”. Parece que los avances del presente no garantizan la continuidad de las bondades del pasado. Al menos, en la conservación de la naturaleza. José Luis Samper, alcalde de Riba de Saelices, lo resumía así: “se han cargado lo más bello que tenemos”.