Me he pasado todo el día en la zona afectada por el incendio. He visto un paisaje completamente destrozado y unas gentes hundidas. Hay tristeza, rabia, indignación, impotencia y, por supuesto, desolación. Por las casi 14.000 hectáreas pero sobre todo por los once muertos. Gente trabajadora que defendía su tierra, porque todos eran de la tierra. «Esto debe ser lo más parecido a la guerra», me ha dicho el alcalde de Alcolea. Pues sí. Y como en la guerra, también aquí siempre pierden los mismos.