La Garlopa

Guadalajara Dos Mil, 8-4-05
Cartas al Director

Utilizo esta sección del periódico en el que trabajo porque malgastar un artículo sobre el dichoso asunto me parecería ya, a estas alturas, aburrido e innecesario. Suscribo al cien por cien la carta publicada el pasado viernes por Ricardo Clemente. Ante la retirada callejera de símbolos franquistas, he notado que el personal reacciona de tres maneras. Bien a favor o en contra; bien pasando olímpicamente del tema; o bien condenando, pero con la boca pequeña, las figuras del dictador y del fundador de Falange, no sabemos si la auténtica o la falsa. Son aquellos que escriben deprisa y corriendo que Franco fue un militar represor, así, como el que no dice nada, para luego lamentar su envío al baúl de la historia. “Una minoría de la sociedad española [los que entonan el Cara al sol] va a sentirse ultrajada” (editorial de “El Mundo”, 18-3-05). A los que así reaccionan, gente intelectual incluso, les ha llamado mucho la atención que el Ayuntamiento hiciera lo que hizo de noche. Parece que les importa un rábano el expediente siniestro de los supuestamente agraviados. Lo que de verdad importa, lo destacable, lo noticioso y periodístico, es que fue de noche, y que los rojos algo de congoja tendrían si así fue. A lo mejor esta gente lleva razón. ¿Para qué remover más la bazofia? ¿Para qué insistir con la cantinela pesada de la represión si la verdad oficial ya está bien anclada después de cuarenta años y una Transición de por medio para enterrarla? ¿Para qué ser prudente y discreto? Lo que debería que haber hecho Alique (además de dar la cara, desde luego) es convocar a toda la prensa local, nacional e internacional; avisar al presidente Zapatero y a Eduardo Zaplana, que no se pierde una; llamar a las policías, a la Guardia Civil y al GEO, que nos pilla cerca; montar un buen barullo y que, a la hora de proceder, se liara la de Dios es Cristo. Nunca mejor dicho dado el carácter nacionalcatólico de los dos personajes depuestos. Entonces los tibios de memoria podrían decir, de nuevo, que la izquierda agita a las masas. Como si fuera un desdén.
El Partido Socialista tiene que estar muy agradecido a Ángel Acebes, a Esperanza Aguirre, a Jiménez Losantos y a los patronos de la fundación Faes por su impagable contribución en favor de la izquierda. Mientras la extrema derecha se ubique en el PP, en España no tiene por qué resurgir el fascismo. El estilo radical de este sector influyente del Partido Popular convierte en sólido y jugoso el izquierdismo desnatado del PSOE. Así que, bien. Sigan así, por lo menos tres años más.