Misiones
A menudo sucede que en la redacción de este periódico, como supongo en el resto, se discute sobre el interés de las noticias. Este ejercicio, aunque al lector le pueda parecer estéril, resulta necesario y hasta saludable. ¿Interesa o no el escarnio del Partido Popular de Guadalajara? ¿Interesa o no la fiesta de San Román en Archilla? Así, imagino que los colegas que trabajan a otra escala se cuestionarán el atractivo de la cumbre iberoamericana o las palabras de cualquier fulano de la política. Sin embargo, las modas informativas invaden nuestro trabajo, lo que provoca que el periodista concentre su vista en asuntos que, al común de la gente, les trae al pairo. Pero siempre hay excepciones. Gervasio Sánchez es un reportero que no tiene la pluma de Leguineche, ni la audacia de Terzani ni la clarividencia de Fisk. Sin embargo, es un periodista que siempre nos pone en alerta de conflictos que ocurren en el mundo sin que éste les preste demasiada atención. Tal objetivo persigue en su último trabajo, “Salvar a los niños soldados”, en el que narra el sufrimiento de miles de criaturas de Sierra Leona que, secuestradas por los grupos guerrilleros, son víctimas de amputaciones, castraciones, asesinatos y violaciones. El libro hace hincapié en el programa de acogida de Chema Caballero, misionero que dirige desde 1999 un centro de acogida y reinserción de antiguos niños soldados en el país considerado por Naciones Unidas como el más pobre del mundo. Al hilo de esto, les cuento una cosa. Este periódico acaba de perder a un compañero que ha decidido, libre y valientemente, dejar Guadalajara para marcharse a una parte del globo necesitada de auxilio. Se trata de arriesgar dando un paso al frente. No al servicio propio, sino ajeno. En ese momento cualquier esquema se rompe y el silencio machaca nuestra conciencia. Porque si no fuera por personas así, católicas o no, que de todo hay en la viña solidaria del Señor, el mundo sería más abyecto que de costumbre. Personas que huyen de lo fácil y otras que viajan para contarlo. El resultado es que 3.000 niños han sido rehabilitados en Sierra Leona gracias al trabajo de los voluntarios. Y un reportaje bien escrito nos enseña a todos que, en la vida, en esta vida mediatizada por la estupidez, las misiones importantes no salen en las noticias.